Ernesto López Clariond ha sido capaz de diversificar sus negocios en diferentes sectores con impacto social. Su bandera: la pasión por el trabajo y la excelencia, que junto con su habilidad para identificar oportunidades, han derivado en grandes resultados.
Su acento norteño está modulado por la franqueza, donde no hay lugar para los filtros. Es capaz de reconocer el sinuoso camino de cada uno de los negocios que ha emprendido, con un carácter enérgico que se ha templado con los años.
Tampoco tiene empacho en contar que ha obligado a sus hijos a ejercer como meseros en un restaurante ubicado en Aspen, Colorado, donde él es accionista. Esto para que nunca olviden algo que él aprendió desde muy chico, en voz de su madre: “Todos somos iguales”.
Al margen de pertenecer a una familia de abolengo empresarial, ha logrado imprimir su huella de calidez y calidad con Empresas Aries, consorcio multisectorial que fundó en el 2007 y que hoy preside. Esta es su historia.
Punto de partida
Más por interés que por obligación, Ernesto se involucró en el mundo de los negocios cuando tenía unos 18 años. Lo hizo en Industrias Aries, la empresa de productos químicos y recubrimientos industriales que su papá había adquirido años atrás.
Con él, quien lo recibió gustoso, comenzó a trabajar en sus tiempos libres y tres años después, ya graduado como Licenciado en Administración de Empresas por el Tecnológico de Monterrey, se involucró de lleno.
Así transcurrieron poco más de dos décadas, hasta que en el 2007, ya como Aries Coatings, decidieron vender la empresa, justo un año después de que la familia Clariond Reyes-Retana transfiriera su participación de IMSA, un gigante del acero que hoy es Ternium.
“Me quedé sin chamba. Fue entonces que empezamos a hacer inversiones en bienes raíces, con desarrolladores inmobiliarios”, cuenta.
Surgió entonces Empresas Aries, en 2007, que nació como un fondo de capital privado y al tiempo se convertiría en un holding. Conservar el nombre del anterior negocio familiar fue un asunto de practicidad, porque en realidad era el signo zodiacal del dueño original.
Dada su naturaleza inquieta, la nueva dinámica de invertir pasivamente comenzó a generarle aburrimiento.
“¿A qué me dedico?”, le preguntó en el 2011 a un respetable directivo que pertenecía a un consejo consultivo donde él también participaba. Salud, educación y vivienda, le sugirió.
Por casualidad, al poco tiempo un amigo cercano le pidió una cita, donde le proponía iniciar un negocio: un laboratorio de análisis clínicos, en grande.
“Si hay uno en Monterrey, porque nada más estaban los Laboratorios Dr. Moreira, ¿por qué no puede haber dos?”, dijo en ese momento.
Le tomó la palabra y ese fue el origen de Laboratorios Swisslab, así como el punto de partida de Grupo Diagnóstico Aries, en mayo de 2012, al que luego se sumó Swiss Hospital, antes Clínica Osler, Bioclinsa, Laboratorios Químicos Azteca y Olab Diagnósticos Médicos, entre otras marcas.
“También tuvimos un tiempo un negocio de vivienda, que se llamaba Kora Desarrollos, y que hicimos alrededor de 2 mil casas, por algunos terrenos familiares que teníamos, en Querétaro y Monterrey, y ya después nos salimos de ahí”, explica.
También se sumó al consorcio el Colegio Alfonsino de San Pedro, que su madre fundó hace 34 años, y donde atienden a estudiantes desde preescolar hasta secundaria, con un método educativo basado en competencias.
Fuera de Empresas Aries, Ernesto también impulsó la creación de Banco Bancrea, en alianza con Adrián Lozano y con el apoyo de 10 familias de inversionistas. Con el concepto de “banca cálida”, hoy también preside el Consejo de Administración de esta institución financiera.
“Algo importante es que estos negocios en los que estamos, son negocios en los que hay oportunidad de crecer. Por ejemplo, hay 52 bancos en México, y somos 120 millones de habitantes. En Estados Unidos son 340 millones de personas y hay 5 mil bancos”, advierte.
Lo esencial del capital humano
Con negocios simultáneos tan diversos, Ernesto confiesa que en ninguno le fue bien, en un inicio. Mientras sorteaba las curvas de aprendizaje, comprendió que el capital humano es fundamental.
Ha sido vital rodearse del personal adecuado, pero también ha estudiado lo necesario, para entender el core de cada uno de los negocios. Sus amigos bromean al recordarle sus múltiples “cachuchas”: de doctor, banquero, laboratorista y maestro.
Se niega a nombrar cuál de todas es su “cachucha favorita”, porque en todas encuentra algo apasionante.
“Me da mucha emoción cuando voy al colegio y veo a los niñitos, el orgullo que siento que haya madres y padres que tengan la confianza de dejarnos lo más importante que tienen. O el privilegio de que alguien venga y ponga su salud en nuestras manos”, añade.
La particularidad, destaca Ernesto, es que todos son negocios que comparten dos características: tienen un alto impacto social e involucran a personas.
“Es mucho compromiso, porque es participar en temas fundamentales que tiene un ser humano para vivir: la salud, la educación, antes la vivienda, y también ‘la lana’”, dice.
De logros y cambios
Grupo Diagnóstico Aries creció de forma impresionante, sobre todo tras la adquisición de los Laboratorios Dr. Moreira, en el 2020, justo en el umbral de la pandemia del Covid-19.
Además de contar con una amplia cobertura en el país, ya es internacional: tiene presencia en Jupiter, Florida, con un laboratorio de análisis clínicos, y prepara su expansión no solo en el vecino País, sino también en Centroamérica y el Caribe.
Se trata de uno de los mayores logros del consorcio empresarial, dice Ernesto, para luego confesar que nunca imaginó los alcances que tendría Empresas Aries. Pero si algo ha aprendido en estos 18 años es que todo es posible.
“Siempre y cuando uno sea prudente, inteligente, ético, moral y se rodee de gente muy buena, uno puede llegar bien lejos, porque las limitaciones se las pone uno”, dice.
A su hermana Eugenia, su socia, a la que se refiere también como su gran amiga, le suele decir que aún les falta un gran camino por recorrer.
Es consciente de los cambios radicales que los sectores en los que opera su empresa están atravesando. Desde la inteligencia artificial en la salud, hasta la transformación de la educación.
“Los negocios van a cambiar, no podemos esperar ni pretender que vayamos a estar estables. En los próximos 10 años, los negocios van a estar haciendo cosas diferentes”, comenta.
Cuidar el apellido
Único varón de los cuatro hijos de Ernesto López Hinojosa y Ninfa Clariond Reyes Retana, Ernesto proviene de un respetado linaje empresarial.
“Hay ciertas cosas que nos enseñaron, y que vimos a través del tiempo, de cómo se comporta un empresario, de cómo se porta un ejecutivo. Porque en mi familia eran empresarios, accionistas y ejecutivos, y en este negocio donde estoy, yo soy un ejecutivo y soy accionista”, aclara.
Pertenecer a esta dinastía, que a su vez supone una gran responsabilidad, ha significado una sólida base para edificar su propio camino.
“Toda mi familia ha logrado un éxito tremendo. Nos dieron un ejemplo de trabajo, esfuerzo y disciplina”
Ernesto López Clariond
Más allá de que fue un brillante hombre de negocios, con un gran sentido de justicia, Ernesto atesora y replica una característica de su abuelo Eugenio Clariond Garza: la unión familiar.
“Hizo que todos viéramos que, independientemente de los negocios y la trascendencia económica, lo más importante es el amor y la familia”, señala.
Por las grandes innovaciones que convirtieron a IMSA en la principal empresa siderúrgica de América Latina, también aprendió de él, así como de sus tíos, la importancia de tener la mente abierta al cambio, para no quedarse atrás. Menos arrogancia y más humildad, destaca.
“Nos enseñaron a no quedarnos dormidos y que siempre hay que estar al pendiente de lo que viene, porque el mundo va a cambiar, todo cambia”, dice.
El valor empresarial que más destaca de su familia, y que ha aplicado en sus emprendimientos, es la búsqueda de la excelencia, al igual que la honestidad.
“Tratamos con vidas, no podemos fallar”, recuerda.
Más allá de los negocios
Deporte y música equilibran la vida personal y profesional de Ernesto. De tres a cinco veces por semana se despierta muy temprano para practicar ciclismo de montaña o de ruta con un grupo de amigos. Esto le permite desconectarse del trabajo y recargar energías, dice.
Otro de sus pasatiempos es la música. Toca batería desde los 11 años y es un fan declarado de Genesis, Iron Maiden, The Police y Pink Floyd, por mencionar algunas de sus bandas favoritas.
Revela que sus metas y sueños no son económicos, porque más bien están fincados en sus hijos, presentes en decenas de portarretratos en su oficina.
“Yo creo que la trascendencia más importante de un ser humano, empresario, deportista o lo que sea, es dejar en este mundo gente muy buena y eso es a través de los hijos. Tener dos, cuatro o seis laboratorios, qué padre, se siente muy bonito, pero lo más importante es cómo educas a tus hijos”, asegura.
Si a diario se levanta temprano y duerme lo necesario para rendir la jornada completa al día siguiente, es por ellos, dice.
“El reto más importante que tengo es dejar un legado de gente buena”, reconoce.
¿Lema de vida? Que todo lo que hace, lo hace por amor. Principalmente a sus hijos y a su hermana Eugenia. “La adoro, la quiero muchísimo”, dice.
A futuro, Ernesto espera que Empresas Aries sea recordada como una empresa responsable, exitosa y humilde.
“Si cometemos un error, no tenemos problema en reconocerlo y corregirlo. Eso es algo fundamental para nosotros, tener la capacidad de adaptarnos y mejorar constantemente. La humildad es clave, y eso lo reflejamos en todo lo que hacemos”, comenta.
Tanto admira a Jeff Bezos y Steve Jobs, que construyeron imperios desde cero, como a su madre Ninfa, que desde niño le repetía a él y a sus hermanas una frase contundente: “Todos somos iguales”.
Quizá también en casa aprendió esa filosofía de vida que lo acompaña en los días difíciles, porque también los hay.
“Hay que hacer lo que uno tiene que hacer, sin importar cómo te sientas. Hay días malos, pero eso no te impide cumplir con tus responsabilidades. Esa es la mentalidad que siempre he tenido”, concluye.