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julio 12, 2025

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Hugo Ramírez: el hombre que moviliza a los corazones

Hugo Ramírez dejó el mundo corporativo para construir puentes entre quienes quieren ayudar y aquellos que más lo necesitan. Desde el Instituto Nuevo Amanecer, transforma vidas a través de la inclusión y la corresponsabilidad

Por

Hugo Ramírez

Antes de egresar  del Tecnológico de Monterrey, como Licenciado en Relaciones Internacionales, con una maestría de Negocios de por medio, Hugo Ramírez se visualizaba laborando en alguno de los grandes corporativos de la región. 

Pero en el 2014, un año después de su graduación, un giro inesperado lo llevó al Instituto Nuevo Amanecer, donde hoy se desempeña como Director de Procuración de Fondos y Relaciones Públicas.

“Una amiga me habló de una vacante, vino a entrevista, pero se iba a casar e ir a vivir fuera. Me recomendó. Yo pensé que era algo de voluntariado”, recuerda.

Hugo Ramírez

 “Cuando me llamaron, me di cuenta de que era una entrevista formal. Vine, vi a los niños, conocí al equipo… y ya no me pude ir”, confiesa.

Hoy, Hugo lidera las estrategias para que más de 500 familias con niñas y niños con parálisis cerebral (PC) reciban atención integral en el Instituto Nuevo Amanecer.

La gran mayoría necesita becas, ya que el tratamiento puede costar más de 100 mil pesos anuales, mientras que el ingreso promedio ronda los 10 mil pesos al mes. 

“Si no conseguimos esos recursos, simplemente no podrían acceder”, explica Hugo.

Su misión es clara: contar historias que movilicen corazones. 

“Traduzco el lenguaje clínico o administrativo del instituto para que benefactores entiendan el impacto. Ellos aportan dinero, tiempo o talento. Yo no soy el de las grandes ideas, pero las acomodo para que se encuentren con las causas correctas”, señala.

Soñar en grande

El Instituto Nuevo Amanecer, fundado en 1978, atiende cada año a más de 130 niños y niñas desde una visión integral que abarca salud, educación, inclusión y concientización. Pero su labor va más allá de lo terapéutico: también busca prevenir nuevos casos de parálisis cerebral y generar un cambio sistémico.

“No solo recibimos familias con diagnóstico. También trabajamos para que haya menos casos: impulsamos diagnósticos tempranos, tamizajes neurológicos, educación sexual, capacitación. Si no invertimos en esto hoy, el costo futuro será altísimo”, advierte Hugo.

La organización ha consolidado vínculos con gobiernos, empresas, hospitales y organizaciones aliadas. 

“La discapacidad no es solo un tema de salud. Es educación, empleo, movilidad, economía. Una persona con discapacidad quiere lo mismo que cualquier otra: estudiar, trabajar, tener una familia. Necesita las condiciones para hacerlo”, dice.

“Yo no soy el de las grandes ideas, pero las acomodo para que se encuentren con las causas correctas”

Hugo Ramírez, Director de Procuración de Fondos y Relaciones Públicas del Instituto Nuevo Amanecer

Una parte importante de la operación del instituto depende de eventos de procuración, como el concierto “Ilusión”, que representa el 6% del presupuesto anual. 

“Pero no se trata solo de dinero. Estos eventos visibilizan historias, logros, testimonios. Queremos que quien done sepa exactamente a dónde va cada peso”, explica.

Además, el instituto coordina más de 30 estrategias activas: donativos recurrentes, campañas de redondeo, carreras con causa, becas apadrinadas, y programas de coinversión social con empresas como Femsa, XIGNUX, Frisa y Cemex. 

Una de sus iniciativas más innovadoras es Empresa con Estrella, que promueve la responsabilidad social entre Pymes a través de acciones tangibles.

“Pero aquí no solo soñamos en grande, también rendimos cuentas. Desarrollamos proyectos con indicadores claros”, añade. 

Si una empresa nos apoya con la operación de la escuela, le mostramos resultados: cuántos niños avanzan cognitivamente, cuántos logran integrarse a escuelas regulares”, cuenta.

Semillas que florecen

Los frutos de esa labor son evidentes. Ex alumnos del instituto hoy estudian en más de 30 escuelas públicas del área metropolitana. “Eso significa que más de 300 niños conviven a diario con un compañero con parálisis cerebral. Están creciendo en inclusión desde pequeños”, señala con orgullo.

También hay historias que han trascendido generaciones. “Tenemos ex alumnos que ya son psicólogos, abogados, que están casados, que tienen hijos. Hace poco vino una ex alumna que estudió Psicología y su hija mayor ya está en Monterrey estudiando Nutrición. Es impresionante ver el efecto multiplicador de una atención oportuna”, dice.

El camino no siempre ha sido fácil. Mantener una mentalidad positiva, incluso cuando los recursos escasean, es uno de los grandes desafíos. “Aquí intentamos vibrar en abundancia. Si te enfocas en la carencia, te paralizas. Por eso siempre pensamos en el cómo sí”, asegura.

Capitalismo consciente y propósito

Hugo no duda en reconocer el espíritu solidario de Monterrey. “Es una ciudad trabajadora, generosa, con gente que busca el cómo sí. Tal vez los apellidos cambiaron, pero el corazón es el mismo. Y aunque se diga que ya no hay filántropos como antes, yo los veo todos los días. Solo necesitamos que esa conciencia social se mantenga”, cuenta.

Opina que el éxito empresarial debe ir acompañado de responsabilidad social. 

“La empresa no debe existir solo para generar riqueza a una familia, sino también para impactar a la comunidad. Eso es capitalismo consciente, y Monterrey tiene todo para ser ejemplo de ello”, añade.

Al mirar atrás, Hugo sabe que, definitivamente, eligió el camino correcto. Porque el Instituto Nuevo Amanecer ha sido mucho más que un lugar de trabajo: ahí descubrió su propósito y pasión. Y sobre todo, la felicidad que está detrás del servicio. 

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