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mayo 12, 2025

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Vervan: Alquimistas de la belleza sustentable

Adriana Ruano y Luis Mora celebran el décimo aniversario de la marca de cosméticos Vervan con la apuesta en la conciencia ecológica

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Vervan se concibió desde la cocina de casa y ahora está presente en más de 300 hoteles premium en México

Vervan: Todo empieza en una cocina casera. Sobre la mesa, frascos de vidrio, ingredientes, elementos de laboratorio de química y la paciencia de dos alquimistas para transformar la materia prima en una esencia que inunda con su aroma toda la casa. Ha pasado más de una década de ese momento. Ahora, aquella magia se ha trasladado a un laboratorio y hay por lo menos tres decenas de personas trabajando. Sin embargo, la búsqueda inicial persiste: crear productos de belleza que sean sostenibles con el planeta. 

Adriana Ruano y Luis Mora son aquellos alquimistas que apostaron por transformar materia prima en un concepto integral de cuidado personal y sustentabilidad. En los márgenes del negocio más personal, en una industria donde los envases brillan más que las fórmulas, ambos tuvieron la osadía de hablar del alma de las cosas. 

Son las mentes detrás de Vervan, empresa que desde hace 10 años se ha convertido en la referencia de cosméticos y cuidado personal. El nombre, recuerdan ambos, surgió como una búsqueda comercial y que comunicara sus objetivos. Mientras el mundo estaba obsesionado con productos cargados de nombres impronunciables, ellos apostaron por lo simple. Ingredientes naturales, envases minimalistas y un propósito claro: ser honestos. Sus productos no prometían borrar años ni detener el tiempo; prometían cuidarte y respetarte. Y esa honestidad, sorprendentemente, encontró un público hambriento de verdad.

Adriana y Luis, las mentes detrás de Vervan
Adriana y Luis, las mentes detrás de Vervan

“Buscábamos un nombre que pudiéramos registrar en varias partes del mundo y que también representará lo que nosotros somos. Además, queríamos que fuera un nombre que apelara a la simplicidad, que fuera corto y que remitiera a sensaciones como frescura, claridad y ligereza”, responden ambos, mientras se miran y sonríen.

Porque la química no se quedó solo en el laboratorio de Vervan. La pareja transmite complicidad, se complementan ideas y siempre se ven a los ojos. Son más que un dúo de negocios. Eso se nota en los jabones, cremas y shampoos que han desarrollado: ambos prueban cada uno de los productos antes de que salgan al mercado. 

“Creo que somos muy afortunados porque nos la llevamos bastante bien dentro de la empresa, estamos acoplados. Tenemos esta sinergia que de repente, sin hablar, estamos pensando lo mismo. Es una compenetración muy profunda en temas de negocios”, señala Adriana. “Ella se encarga formalmente la parte administrativa y ventas y yo de la parte más operativa de fabricación”, complementa Luis. 

Esa complicidad los llevó a donde están hoy. Sus productos no solo están en sus tiendas propias, también viven en hoteles boutique, en cafés que huelen a pan recién horneado y en baños donde la espuma de sus jabones cuenta historias propias. Cada botella, cada jabón, parece un manifiesto pequeño pero poderoso: lo natural también puede ser sofisticado.

Vervan cumple 10 años

Hoy, después de una década, Vervan sigue siendo fiel a su esencia, pero también ha evolucionado. Sus tiendas propias en Guadalajara y en la Ciudad de México (CDMX) son pequeños templos del bienestar, donde la madera, los tonos neutros y los aromas invitan a quedarse un rato más. Sus productos se han diversificado, pero siempre con la misma promesa: calidad y un poquito de amor en cada producto.

Esa filosofía los ha llevado a mantener un control estricto sobre la calidad de sus productos, asegurándose de que cada ingrediente sea natural y de origen responsable. Desde los aceites esenciales hasta los empaques, todo está diseñado para cuidar tanto a las personas como al planeta.

Adriana se ríe ante la pregunta si alguna vez pensaron que llegarían tan lejos. “Sí lo visualizamos desde un principio; lo teníamos más o menos claro todo hacia dónde íbamos a ir caminando y creo que lo seguimos teniendo claro hacia dónde vamos”.

Por supuesto, no todo fue sencillo. En los primeros años, Luis y Adriana tuvieron que enfrentarse a las preguntas inevitables: “¿Quién necesita cosméticos naturales?”, “¿Cómo competir en ese mercado?”. Pero, para ellos no era solo un negocio, era una forma de vida.

Su primera gran victoria llegó cuando un hotel boutique decidió apostar por ellos. De pronto, Vervan comenzó a aparecer en habitaciones soleadas, junto a lavabos de cerámica y espejos que devolvían un reflejo menos cansado. A los clientes les gustaban tanto los productos que comenzaron a preguntar dónde podían comprarlos. Fue entonces cuando Luis y Adriana entendieron que no estaban vendiendo solo cosméticos, estaban vendiendo experiencias.

Ahora, una de sus fortalezas es el canal Horeca: hoteles, restaurantes y cafés. Solo en hoteles están en más de 300 puntos. Comenzaron en el Pedregal, hoy Waldof Astoria, en Los Cabos y ya están en las principales cadenas como Hilton, Camino Real y Rosewood en San Miguel de Allende. 

“Hay varios hoteles más de esa línea, de esa gama y en restaurantes estamos en el Alcalde, en la Docena, en PalReal y en un montón aquí en Guadalajara. También en La Matera en Ciudad de México, por mencionar algunos”, señala Luis.

Porque las alianzas con cafés y restaurantes no solo les dan visibilidad, sino también un lugar en la vida cotidiana de las personas. Porque si algo ha aprendido Vervan en estos diez años es que los grandes momentos están hechos de pequeños detalles: un aroma que te da paz, una crema que se siente como un abrazo.

Ese canal de ventas también se fortalece gracias a una red como la propia página digital, en todas las tiendas de City Market y una red de distribuidores extensa en el país de tiendas naturistas en toda la República.

“Cuando empezamos a abrir el canal de Horeca, la gente estaba acostumbrada todavía a los botecitos de 30 ml del desecho y nosotros llegamos con la propuesta del refill. Creo que somos de las primeras empresas que empezamos a trabajar ese concepto en el país. Nos enfrentamos a que no se entendía y nos cerraban las puertas al inicio. Ahora es al revés, el concepto de refill es lo que ahorita premia y nos da muchísimo orgullo y muchísima felicidad y satisfacción saber que nosotros empezamos a plantar esa semilla”.

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El negocio de la cosmética siempre ha tenido algo de alquimia. Tomar extractos y aceites esenciales y mezclarlos hasta crear algo que promete una sensación de bienestar, convertir la fatiga en frescura. En esa apuesta, la alquimia moderna encuentra su espacio y debe ser consciente con su entorno. Es una narrativa perfecta para un mundo que siempre busca la piedra filosofal del cuidado personal y del planeta.

Y no es solo cosmética, es negocio. Tanto que, durante estos años, Vervan ha transformado la industria. Han posicionado la idea del reuso en sus envases y en tener el menor desperdicio en empaques. Además, siguen apostando por la innovación y la ecología. 

“La marca está pensada y se diseñó para que fuera biodegradable, que los ingredientes fueran de origen vegetal, no tuvieran ingredientes dañinos como parabenos o aceites minerales, ni que te contaminen al planeta. Entonces, es muy importante para nosotros los programas que tenemos activos, que es el refill para que rellenes tus envases y eliminar el bote de un solo uso”, afirma Adriana Ruano. 

Pero transformar la idea del lujo de comprar y usar no ha sido sencillo, aunque desde Vervan no han dejado de insistir en que es importante reutilizar. “Cada vez más nuestras clientas regresan con el recipiente, aunque al principio no se entendía muy bien. Ahora, una gran parte de lo que vendemos en tiendas es de refill. Se ha convertido en una tendencia super positiva porque genera mucha conciencia personal y de comunidad. Ahora estamos apostando por empaques cero cartón. Queremos reeducar un poco a la gente a nuevas maneras de consumo más conscientes”.

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A medida que Vervan avanza, Luis y Adriana no pierden de vista lo que los llevó hasta aquí. No son solo una marca que apuesta por la belleza sostenible, es una declaración de principios. Es la prueba de que lo natural, lo honesto y lo simple todavía tienen un lugar en un mundo que a veces parece demasiado complicado.

Afirman con orgullo que usan sus propios productos todos los días. Aunque eso sí, cada uno de ellos tiene su favorito. Adriana no duda y menciona “el shampoo en barra Smoothsilk Antifrizz, todos los días me baño con él, es lo máximo. También el tónico de rosas y el suero antioxidante. Aunque también el gel de ducha de toronja y la manteca corporal de manzanilla”.

Mientras que Luis, luego de mirar a su pareja de vida y socia de negocios, arriesga un poco y adelanta uno de los lanzamientos. “Espero que ya esté en las tiendas este año, y es un serum facial increíble a base de ácido hialurónico y niacinamida, que la verdad tengo año y medio usándolo y es fenomenal. Es líquido, viene con un gotero y es una es una cosa increíble”.

Mientras Adriana recibe a una de sus clientas en una de las tiendas, Luis revisa que todo esté en orden. En el aire de esta boutique hay algo más que aromas a lavanda y romero. Es el olor de los sueños cumplidos.

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