En un mundo saturado de filtros, lujos aparentes y vidas editadas, Alex Martínez decidió mostrarse tal cual es: con errores, aciertos, vulnerabilidad y mucha verdad.
Originario de Saltillo, Coahuila, este creador de contenido no solo logró destacar en las redes sociales, sino que se convirtió en un referente de autenticidad y conexión humana en una era donde eso escasea.
Alex Martínez: Raíces firmes en tierra norteña
Nacido en una familia de maestros jubilados, Alex es el menor de tres hermanos y parte de una generación que creció entre el casete y el algoritmo.
“Soy un híbrido entre lo análogo y lo digital”, dice con una sonrisa. Sus primeros años estuvieron marcados por una necesidad constante de sentirse acompañado, de ser escuchado y visto.
“Desde niño buscaba agradar, no me gustaba estar solo. Eso me llevó a desarrollar una empatía muy fuerte, pero también a veces a poner a los demás antes que a mí mismo. La terapia me ayudó a entender eso y a trabajar en mi propia voz”, comparte.
Fue justamente en esa búsqueda interior donde encontró el deseo de expresarse. Sin planearlo demasiado, empezó a subir videos a redes sociales, simplemente hablando de su día, sus pensamientos y vivencias.
Era 2014, y el término “influencer” apenas empezaba a surgir en México. Pero Alex ya lo estaba haciendo… a su manera.
Viral por ser real
Poco a poco, sus videos se volvieron virales. En Saltillo, fue de los primeros hombres en generar contenido de lifestyle con un enfoque honesto y cotidiano. Sin poses ni personajes, Alex hablaba de lo que vivía, de lo que sentía.
“Creo que la gente se cansó de las vidas perfectas. Yo no tenía carro del año, ni casa de revista, pero tenía ganas de conectar con los demás, y eso fue lo que funcionó”.
El secreto de su crecimiento no estuvo en fórmulas mágicas ni en estrategias de marketing, sino en algo mucho más humano: la cercanía.
“Yo contestaba todos los mensajes. Me tomaba el tiempo. Si alguien me pedía un consejo, se lo daba. Si me mandaban un mensaje bonito, lo agradecía. Siempre he creído que la comunidad se construye con atención y con corazón”.
Sin vender su esencia
A diferencia de muchos creadores que ven las redes como un negocio desde el primer día, Alex priorizó la autenticidad. “Me tardé años en cobrar por una colaboración. Si me gustaba un restaurante o un negocio local, lo recomendaba sin pedir nada. Siempre he creído que lo que se hace con amor se nota”.
Con el tiempo, llegaron las grandes marcas. Ha colaborado con firmas automotrices, plataformas internacionales como MercadoLibre, Temu y AliExpress, y proyectos de alcance nacional. Pero nunca permitió que eso lo alejara de su esencia.
“No me interesa fingir una vida que no tengo. No me vas a ver presumiendo algo que no soy. Si un día estoy triste, lo digo. Si un negocio me salió mal, también lo comparto. Porque así es la vida”.
Influenciar con propósito
Más allá de las redes, Alex ha demostrado un compromiso real con su entorno. Desde joven fundó una asociación civil ambiental, con la convicción de que ayudar puede ser mucho más que una buena acción del momento.
“Yo no quería solo regalar víveres. Quería dejar algo que creciera, algo que perdurara. Así empezamos a regalar árboles, a hacer reforestaciones. El cambio verdadero toma tiempo, pero vale la pena”.
Su interés por el impacto social también lo ha llevado a apoyar causas comunitarias, emprendedores locales y proyectos educativos.
“Si tengo una plataforma, tengo una responsabilidad. No puedo usarla solo para hablar de mí. Hay que ponerla al servicio de algo más grande”.
Papá presente, creador consciente
Hoy, Alex también es papá, y esa etapa lo ha transformado profundamente. “Mi hija me dio una nueva perspectiva. Ahora más que nunca quiero ser congruente con lo que digo y lo que hago. No quiero que me admire por los seguidores o las marcas, quiero que me admire por ser una buena persona”.
Ser padre también lo hizo valorar aún más sus raíces, su tiempo y su comunidad. “Todo lo que he vivido me ha enseñado que el éxito no está en los números, sino en la paz que tienes contigo mismo. En ser quien eres sin miedo”.
“No te olvides de dónde vienes”
Cuando le preguntan cuál ha sido su mayor reto, Alex no duda: mantenerse fiel a sí mismo. “En este medio, es muy fácil perderse.
Empiezas a compararte, a querer más, a competir. Pero yo siempre me repito una frase que me ancla: ‘Si se te olvida de dónde vienes, también se te olvida a dónde vas’. Y yo no quiero perder el rumbo”.
Y ese rumbo, para Alex, está lleno de conexión, comunidad y corazón.Un rumbo que le ha valido un gran reconocimiento en Saltillo.
Al preguntarle qué es aquello que más le enorgullece de nacer en Saltillo, menciona que todo en la capital de Coahuila es fascinante, y que la ciudad es un referente nacional para vivir en paz, así como de inversiones y de felicidad para las familias.
Su historia es un recordatorio de que no hace falta tener una vida perfecta para inspirar. Solo hace falta tener el valor de mostrarse tal cual uno es.
“Ser tú es suficiente”
Más que un influencer, Alex Martínez es un espejo para una generación que busca ser escuchada. Su mensaje, simple pero poderoso, resuena con millones: ser tú, sin filtros, sin máscaras, sin pretensiones… es suficiente.
“Creo que ya estamos listos para dejar de aspirar a lo imposible y empezar a abrazar lo real. A veces lo más revolucionario que puedes hacer es decir:
‘Esto soy. Y así está bien, hay que amarnos a nosotros mismos’”.
Y en esa verdad, radica todo su poder.