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mayo 18, 2024

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La marca personal: cuando el negocio eres tú – Diana Torres

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La premisa "que tu trabajo hable por ti" ya caducó. Hoy no sólo "tu trabajo habla por ti", hay muchos otros que lo hacen, escribe Diana Torres.
La premisa "que tu trabajo hable por ti" ya caducó. Hoy no sólo "tu trabajo habla por ti", hay muchos otros que lo hacen, escribe Diana Torres.

Pareciera que el concepto “marca personal” irrumpió hace sólo unos años en el mundo de los negocios y del marketing, con el fin de construirles una vida pública a profesionales que quieren ser identificados personalmente.

En realidad, las preocupaciones que hoy están llevando a miles de profesionales, ejecutivos, asesores, vendedores, consultores, empresarios y emprendedores a trabajar su marca personal, han estado entre nosotros mucho antes de que el concepto apareciera:

Si se habla de ti, que se hable bien. Que cuando pidan referencias sobre cómo es trabajar contigo, sean buenas. Que tu reputación, sobre todo si eres el dueño, sume al negocio. En resumen, que la gente quiera trabajar contigo por lo que eres y transmites. ¿Qué ha cambiado, y por qué hoy estamos hablando de personal branding?

● El volumen y rapidez con que se propagan los mensajes sobre alguien.
● Lo fácil que es emitir y masificar una opinión sobre.
● Lo susceptibles que somos a tomar en cuenta las opiniones de otros al formarnos un juicio sobre una marca.

La premisa “que tu trabajo hable por ti” ya caducó. La idea era válida cuando “tu trabajo” generaba una percepción sobre ti entre quienes lo conocían, y ellos eran los únicos de quienes te importaba la opinión. Hoy no sólo “tu trabajo habla por ti”, hay muchos otros que lo hacen:

Google
Googlea tu nombre y verás todo lo que puedes encontrar.

Tus redes sociales (personales y profesionales)
Ahí la gente puede saber muchas cosas sobre tu familia, tu ideología, tus valores, tus clientes… cuidado con aquellos que hayan quedado insatisfechos y estén dispuestos a hacer una reseña, escribir en un blog o publicar un video.

Tu página web (o la carencia de una, que también dice mucho de ti)
El espacio idóneo para dar a conocer tus servicios o productos, así como tu filosofía del negocio.

Hoy todos tenemos una reputación pública, nos guste o no. Desde esa premisa, tu marca personal se vuelve un activo clave. Si asumes que afuera hay información sobre ti, haz lo posible porque esté alineada a la impresión que deseas generar y a tus objetivos profesionales o de negocio.

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Dos ideas erróneas en torno a la marca personal: que sólo compete a figuras públicas y que nada más consiste en hacerte fotos bonitas, publicar en redes sociales y tener una página web.

Desde mi experiencia, para trabajar tu marca personal hay que hacer más un ejercicio introspectivo que tareas de visibilidad. Por un lado, reflexionar y decidir estratégicamente cómo quieres ser percibido. No puedes dejar tu reputación en manos del azar. Aun sabiendo que buena parte de las percepciones que generes dependerán de la interpretación de otros, debes hacer tu parte y poner intención. Pregúntate qué quisieras que se diga de ti, qué tipo de personas quieres que te conozcan, para qué quieres ser identificado. Cuando tengas todo eso claro, será mucho más fácil conducirte en espacios públicos y digitales.

Otro factor clave es que intenciones tus esfuerzos de comunicación. Todo lo que haces, escribes y publicas suma a la construcción de tu imagen pública, por lo que es imperativo intencionar esos esfuerzos.

¿Se trata de fingir o de posar? Es algo que me preguntan mucho quienes evalúan, pero aún temen generar una estrategia de marca personal. Mi respuesta siempre es “no”. Si sientes que estás fingiendo o posando, entonces no estás construyendo marca personal, sólo estás siendo fantoche, y eso tampoco es nuevo.

¿Debes convertirte en influencer o hacer videos para tener una marca personal? Nunca. Si quieres, o tu negocio depende de ello, adelante, pero la comunicación que genera una marca personal sólo debe cumplir con tres criterios: ser clara sobre quién eres, qué haces y con quién te quieres conectar; ser coherente con quien eres y que sea tanta como te permita ser consistente en el tiempo para construir una reputación de largo plazo.

Si tu tiempo, energía e intención te alcanza para ser consistente publicando una vez a la semana en LinkedIn, adelante. Si puedes asistir a un evento de networking al mes, adelante. Si quieres y puedes hacer videos todos los días, éntrale.

Construir una reputación personal es una responsabilidad de quienes pretendemos generar un impacto en otros. Que los formatos, tiempos y formas sea lo último que te preocupe, comienza por poner una intención. En tiempos en los que la confianza de los clientes es un tesoro cada vez más difícil de encontrar, construir una marca personal que conecte desde lo más auténtico, es la inversión con mayor y más duradero retorno.

Por Diana Torres
CEO de Punto

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