Por Daniel Gómez, IT Leader, autor de “Data Management for Kids” y EdTech advocate en Silicon Valley
Durante décadas, México ha sido un actor clave en la industria automotriz global, especialmente destacado como un centro de maquila.
La mano de obra calificada en el País ha permitido que muchas de las grandes marcas automotrices instalen plantas de producción en México, exportando vehículos y componentes a todo el mundo.
Sin embargo, este modelo, basado en el ensamblaje y la producción, enfrenta una transformación inminente ante una nueva realidad. Más allá de lo político, existe una barrera tecnológica que exige mayor innovación, investigación y valor agregado en los procesos productivos.
La evolución del mercado automotriz en México está siendo impulsada por una creciente necesidad de adaptación a las nuevas demandas globales: vehículos eléctricos (EV), baterías de estado sólido, inteligencia artificial (IA) aplicada y semiconductores.
Estos avances requieren no solo infraestructura de última generación, sino también una fuerza laboral altamente capacitada en áreas que hasta ahora no han sido prioritarias en el País.
El reto para México es claro: pasar de ser un mero productor a un centro de innovación tecnológica. Esto implica una transformación profunda en la educación y un fuerte impulso para capacitar y actualizar (reskilling y upskilling) a la fuerza laboral actual.
Los ingenieros mexicanos deben adquirir conocimientos especializados en áreas como el diseño de baterías, la fabricación de semiconductores e IA. Sin esta actualización, el País corre el riesgo de quedar fuera de la competitividad global.
Un ejemplo claro de este desafío es la escasez de ingenieros mexicanos en el corazón de la innovación mundial: Silicon Valley. En estos círculos, muy pocos ingenieros mexicanos están presentes en las compañías que lideran la creación de vehículos eléctricos, tecnologías de baterías y nuevas soluciones de movilidad.
Si bien hay talento mexicano, su presencia sigue siendo limitada en comparación con la de profesionales asiáticos, quienes, además de ser más numerosos, están liderando el desarrollo de innovaciones de vanguardia.
Esta falta de representación evidencia la urgencia de una inversión significativa en la formación de ingenieros altamente capacitados, así como el fortalecimiento de la investigación y desarrollo en México.
El futuro de la industria automotriz mexicana dependerá de su capacidad para evolucionar, sumando valor tecnológico y formando una nueva generación de profesionales preparados para enfrentar los desafíos de la movilidad del futuro, dentro y fuera del País.