Fotos: Cortesía
Eres los libros que lees,
las películas que ves,
la música que escuchas,
las personas que frecuentas y las conversaciones que tienes
Quiero hacer énfasis hoy en la “economía naranja”, creatividad humana en suma con la economía digital: cine, televisión, moda, música, diseño, publicaciones, tecnología creativa, juegos, trayendo la historia humana a nuestras manos y mentes para comprenderla mejor. Piensa cómo te transporta a un momento de tu vida cuando escuchas cierta canción; es como si revivieras ese momento.
Joseph Campbell.
“La gente olvida los hechos, pero recuerda las historias”,
Cuando escuchamos una canción, vemos una película, leemos una novela, escuchamos las historias… nos conectamos empáticamente con la experiencia humana. Cómo no sentir la tragedia de la gitana en la canción de Mecano, “Hijo de la Luna”, o el amor de hijo a padre en la canción de Piero, “Mi viejo”.
Durante el aislamiento de la pandemia de Covid-19, leí la autobiografía de mi tatarabuelo, Charles Butterworth. Me impactó que su mamá y sus dos hermanos murieron de cólera en 1851 y su papá tuvo que ponerlo en un orfanato cuando tenía 4 años; lo recogió cuando se volvió a casar dos meses después. También estuvo en la Guerra Civil, en el ejército del norte de Estados Unidos, y se libró de estar en una batalla sangrienta porque estuvo internado con paperas. Su historia me dio fortaleza durante ese tiempo incierto de 2020.
Una precuela de “Yellowstone, 1883” sigue a la familia Dutton mientras huye de la pobreza en Texas y se embarca en un viaje a través de las Grandes Llanuras para buscar un futuro mejor en Montana. Esta serie me impactó, porque mis tatarabuelos pasaron por la misma ruta, pero de Nueva Orleans a Denver, en 1868. Gracias al cine, pude imaginarme lo difícil que fue para ellos. El testimonio escrito por mi bisabuela Louisa May Alcott Brewer relata que los nativos americanos se asomaban por las ventanas de su escuela en Denver, y que a su hermanito lo mataron con una flecha; información ancestral que ya conocía, pero la serie me hizo comprender mejor su vida.
También tengo otro tesoro: las cartas de mi papá para sus papás y de ellos para él, enviadas cuando estuvo en la Marina de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Es invaluable leer su emoción cuando terminó la guerra y sus reflexiones, como: “Hay que alejarse de la militarización”. Quisiera haberle hecho tantas preguntas o haber apuntado las historias que sí me contó, pero que he olvidado (él murió cuando yo tenía 14 años). De estos relatos históricos salen las novelas y las películas.
Por miles de años, las historias fueron pasadas de boca en boca alrededor de la hoguera, por los ancianos, de donde vienen nuestras historias de “origen”. Clarissa Pinkola Estés, en su obra maestra “Mujeres que corren con los lobos”, dice: “Los cuentos son una medicina. Tienen un poder extraordinario; no exigen que hagamos, seamos o pongamos en práctica algo, basta con que escuchemos. Los cuentos contienen los remedios para reparar o recuperar cualquier impulso perdido”.
Al final, todos nos convertiremos en historias (Margaret Atwood). Nuestras historias son poderosas y necesitamos conocerlas, rescatarlas para construir un mejor futuro. ¿Qué historias contarán nuestros descendientes de nosotros? ¿Qué lecciones de vida y valores aprenderán al leernos?
“Los humanos pensamos en historias y tratamos de darle sentido al mundo contando historias”
Yuval Noah Harari.