La economía mexicana enfrenta un escenario desafiante en 2025. El Banco de México (Banxico) recortó nuevamente su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), ajustando su expectativa media a apenas 0.1%, con un rango que incluso contempla una posible contracción de hasta -0.5%.
Esta nueva previsión (presentada en su informe trimestral enero-marzo) pone sobre la mesa la fragilidad de la actividad económica nacional frente a factores externos, como los nuevos aranceles comerciales de Estados Unidos (EU( bajo la presidencia de Donald Trump. También afectarían las tensiones estructurales internas que limitan el dinamismo productivo.
¿México entrará en recesión? ¿Qué es?
Una recesión económica ocurre cuando la actividad económica de un país se contrae de manera generalizada y sostenida, generando impactos negativos en:
- El empleo
- Consumo
- Inversión
- Producción
Aunque comúnmente se habla de “recesión técnica””cuando el PIB cae durante dos trimestres consecutivos, el término implica más que una simple caída numérica: también se evalúan duración, profundidad y difusión del fenómeno en distintos sectores.
En este contexto, aunque México aún no entra oficialmente en recesión, el riesgo se incrementa si persisten los factores que frenan el crecimiento y erosionan la confianza empresarial.
¿Qué sigue para la economía mexicana?
La proyección para 2026 también fue ajustada: el Banxico recortó su estimado de crecimiento del PIB de 1.8% a 0.9%, anticipando una prolongación del ciclo de debilidad económica.
Sin embargo, expertos del Comité de Fechado de Ciclos del IMEF aseguran que aún no hay elementos para declarar formalmente una recesión, aunque reconocen que la economía está entrando en un estancamiento preocupante.
Para líderes empresariales, inversionistas y gobiernos estatales como el de Nuevo León, el enfoque deberá estar en la diversificación de mercados, fortalecimiento del mercado interno y la transformación tecnológica de sectores clave.
Monterrey y el norte industrial: ¿Cómo se preparan?
Desde la capital industrial de México, la desaceleración nacional obliga a las empresas exportadoras, especialmente del sector automotriz y manufacturero, a reevaluar sus estrategias de comercio exterior, cadenas de suministro y modelos operativos.
Aunque la economía regiomontana mantiene una base sólida, el endurecimiento de las tarifas impuestas a productos como el acero, aluminio y vehículos manufacturados en México ha encendido alertas en el sector empresarial de Nuevo León, donde la relación comercial con EU es determinante.