Desde muy niñas Mariana y Mónica han sido inseparables amigas. Han vivido grandes momentos y al llegar a la edad adulta decidieron compartir también el mismo sueño al emprender juntas un negocio: Estación Garrafa. La idea surgió durante un viaje a Tlaquepaque, durante el cual se impregnaron por completo de la tradición en torno a la nieve de garrafa, enamorándose además de su inigualable sabor. Fue así como optaron por arrancar con un proyecto de este giro, inyectándole su propio toque.
“Vimos que no existía este concepto en Torreón, entonces estuvimos estudiándolo y se nos ocurrió hacer una nevería formal de garrafa, pero con esencia diferente: tenemos sabores nuevos como mazapán, arroz con leche, mamey, guayaba e incluso manejamos sin azúcar, porque nos interesa hacer un producto saludable. Y además tenemos toppings, que es la parte divertida de nuestro negocio”.
La amistad fue un factor importante a la hora de arrancar con esta propuesta, pues les permitió llegar a comunes acuerdos y potencializar sus ideas. Gracias a que sus personalidades son muy afines, no han tenido conflictos ni problemas y han podido salir adelante. Mientras Mariana se encarga de la administración, Mónica supervisa la producción, la cual es completamente artesanal.
“Nuestras nieves están hechas 100% con productos naturales, no usamos nada artificial. Además dependemos de la fruta de la temporada, por eso los sabores varían día con día. Nos encanta eso de nuestras nieves, que son por completo naturales, con el toque de sabor de lo hecho en casa”.
Visitar Estación Garrafa es una experiencia completa, pues no solo te deleitas con la variedad de sabores, sino también disfrutas de un agradable ambiente muy mexicano. Cada espacio del lugar fue pensado detalladamente por Mónica y Mariana, quienes desde un inicio ya tenían una idea muy clara de cómo querían el lugar: desde las fotos en blanco y negro y el diseño del piso, hasta el letrero neón que se ha convertido en su eslogan: “Más Garrafa, plis”.
“Mónica y yo estamos muy orgullosas de este concepto, pues por completo es nuestro. Con los sabores fue un largo proceso, todas las recetas son nuestras, producto de meses de trabajo durante los cuales estuvimos haciendo muchas pruebas y tomando muchos cursos. En cuanto al lugar, teníamos una idea muy clara de lo que queríamos y con un diseñador le dimos forma a este sueño”.
El éxito de Estación Garrafa es innegable. Desde su apertura largas filas se formaban a las afueras del lugar, pues el sabor de las nieves conquistó rápidamente a los laguneros. Las emprendedoras no esperaban esta respuesta, y supuso un reto pues tuvieron que buscar la forma de aumentar su producción, rentando un nuevo lugar para la fabricación, comprando otras máquinas y consiguiendo más personal.
“No pensábamos que nos íbamos a posicionar así. Previo a eso también fue mucho trabajo, le dedicábamos 12 horas seguidas al día para poder arrancar la nevería y durante las dos primeras semanas desde que abrimos no bajamos el ritmo. Teníamos otros trabajos y tuvimos que renunciar porque Estación Garrafa absorbía nuestra atención”.
Este rápido crecimiento ha llevado a Mariana y Mónica a fijarse nuevos objetivos. A pesar de que han pasado pocos meses desde la apertura, ya tienen en la mira la opción de estructurar por completo el modelo de negocio para poder franquiciar. A corto plazo su meta es seguir participando en eventos, pues actualmente también se ha abierto este mercado para ellas, y están por asistir a su primera boda. Saben que para poder alcanzar dichos objetivos no queda más que el trabajo constante y es el mensaje que buscan transmitir a otros emprendedores.
“Lo primero es que se animen, pero también tiene que ver el escoger bien con quién trabajar, que los dos socios sean igual de trabajadores. Además es importante encontrar algo que los apasione, como en nuestro caso, que amamos la nieve desde chiquitas y eso nos motiva a seguir trabajando”.
