Uno de los principales errores que hemos construido alrededor de nuestras esferas de “vida” y “trabajo” es confundir equilibrio con balance.
El equilibrio habla de un peso que es igual a otro y lo contrarresta, mientras que balance habla del movimiento de un cuerpo hacia un lado y hacia el otro. Mientras el equilibrio es estático, el balance es dinámico. No queremos equilibrio, queremos felicidad; y esta, la felicidad, siempre es dinámica y en constante transformación. Lo estático carece de vida, lo dinámico es cambiante y en armonía con nuestra vida.
Entonces, a partir de aquí, ¿podemos encontrar un “equilibrio de vida y trabajo” que sea satisfactorio para todos? En principio podríamos intentarlo, pero sería tanto como ofrecer lo mismo, siempre, a todos los integrantes de una organización. En cambio, al hablar de balance hablamos de movimiento, ritmo y de armonía con la vida. Entonces, ¿cómo construir balance de vida en nuestros colaboradores? Aquí está el segundo error: yo no puedo construir un estado de movimiento, ritmo y de armonía en la vida de otros. Puedo construirla en mi vida, pero no en la de los demás.
Lo que es importante y relevante en tu vida, seguramente es diferente a lo que es importante y relevante en la mía. ¿Y sabes qué? Ambos puntos de vista, o diferencias, son válidos y legítimos. ¿A dónde quiero llegar? Encontrar y mantener el balance en nuestras vidas es responsabilidad de cada uno de nosotros. No de mi empresa, no de mi jefe, no de mi pareja. Es única y exclusivamente mía. Siendo así, desde la perspectiva laboral, ¿cuál es la responsabilidad de la empresa, de mi líder, o la mía propia como líder de personas? Jim Collins apunta que la cuestión central de un líder no es la motivación de los empleados, la cuestión central debe ser no desmotivarlos.
Y ese estado significativo y confortable entre la esfera laboral y la esfera personal que llamamos “balance vida-trabajo” es precisamente uno de los pilares de la felicidad personal. ¿Cómo me hago responsable de mi propio balance? La respuesta corta es: Aprender a decir NO. La respuesta completa es: Desarrollando nuestro sentido de urgencia. ¿Por qué? Porque hubo una época en la que mantenerse ocupado era un signo de estatus. El que nosotros mostráramos rasgos excesivos de energía, motivación, vehemencia y pasión eran competencias más que suficientes para lograr nuestros objetivos personales y laborales y conseguir la aceptación de la gente, “Es que es una persona muy apasionada y entregada”.
Bueno, el final de la historia ya lo conocemos de sobra: Terminamos convirtiéndonos en una fábrica de nosotros mismos (hiperactiva, hiperneurótica), donde nos fuimos diluyendo y auto explotando hasta el agotamiento. Desarrollar el sentido de urgencia (el cual exploramos con detalle en este mismo espacio en la columna de septiembre de 2022) nos permite aprender a decir NO, porque aprendemos a hacer lo correcto en el momento correcto. Y si creemos que todo momento y todas las cosas son urgentes e importantes… sólo nos llevará a convertirnos en unas fábricas de nosotros mismos.
¿Qué estás haciendo tú? Te comparto algunas formas sencillas de conseguir nuestro balance de vida y carrera:
• Cuídate. Es importante siempre estar atento a tu salud física, mental y emocional, ya que esto te ayudará a cumplir tus roles tanto en tu vida como en el trabajo.
• Define tus prioridades. ¿Qué áreas son prioridad para ti en este momento de tu vida personal y laboral? Evalúa tu satisfacción en cada una de ellas y toma decisiones.
• Planea tus tareas y mantén el foco. No se trata de hacer todo y al mismo tiempo. Desarrolla tu sentido de urgencia y pon foco en los temas verdaderamente importantes de tu trabajo
• Sé flexible con tu equipo de trabajo. ¿Cómo estás impulsando e incentivando a tus equipos que utilicen estas modalidades?, ¿cómo las estás usando tú?
• Abre las conversaciones. ¿Qué necesitan tus colaboradores?, ¿cuál es su momento de vida? Ayúdales a establecer límites, ¡permíteles que digan que no! y que puedan negociar y juntos encontrar las mejores soluciones.
Epílogo.- Encontrar el balance de vida y carrera en nuestras vidas no es un destino, es un camino que recorremos todos los días, ¿tú ya empezaste el camino?