El ecosistema fintech en México creció 16% en el último año, según cifras del Fintech Radar 2021 realizado por la plataforma Finnovista, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Alianza del Pacífico.
Los últimos tres años han marcado una importante evolución y crecimiento del sector en el país: mientras que en 2019 y 2020 se registraron 394 y 441, respectivamente, en 2021 se alcanzó la cifra de 512 fintech.
Estas cifras sitúan a México como líder del ecosistema dentro de la Alianza del Pacífico, integrada por México, Colombia, Perú y Chile. Los cuatro países sumaron el año pasado 1,102 fintech registradas, de las cuales 46.5% están en México, 25.3% en Colombia, 16.2% en Chile y 12% en Perú.
Si bien las cifras son prometedoras, desde la opinión de Juan Carlos González, CEO de Expediente Azul, existen retos y oportunidades particulares para fortalecer el ecosistema, considerando los aprendizajes y el impulso que ha dejado la pandemia.
Para el CEO de la plataforma tecnológica especializada en agilizar y asegurar el proceso comercial de empresas que otorgan financiamiento, los riesgos más importantes que enfrentará el sector fintech en México durante el 2022 tienen que ver con procesos, regulación, ciberseguridad y costo-beneficio.
Aspectos legales y procedimentales
Es cierto que la Ley Fintech en México ha contribuido a aclarar el panorama del uso de datos y los nuevos modelos de negocio en el sector para que operen dentro del marco de la legalidad, pero también es una realidad que las exigencias procedimentales de las fintech reguladas son costosas: atender peticiones de información de la autoridad, contar con un oficial de cumplimiento contratado de planta y mantener las herramientas actualizadas para facilitar el actuar requerido representan un gran desafío.
A esto se suman los procesos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que en el 2021 publicó en el Diario Oficial de la Federación múltiples autorizaciones definitivas para que instituciones de tecnología financiera, de las categorías de fondeo colectivo y pagos electrónicos, sigan sus operaciones, pero de forma completamente regulada.
Esto, por supuesto, es de beneficio para el sector y su oportuna regulación; sin embargo, los procesos son costosos, lentos y demandantes, basta revisar cuántas fintech aplican y cuántas son aprobadas.
Ciberseguridad para la empresa y los usuarios
El tema de la seguridad cibernética es más necesario conforme se populariza el uso de las tecnologías de información en el manejo de información financiera tan delicada. Es necesario contar con proveedores o colaboradores internos expertos en el tema, pues los delincuentes siempre van un paso adelante: según cifras de Kaspersky, compañía internacional dedicada a la seguridad informática, durante la pandemia los ciberataques aumentaron 100%, y muchas empresas aún no priorizan los cambios en materia de seguridad.
Es responsabilidad de las fintech definir contratos de confidencialidad, concientizar y compartir el tema de ciberseguridad con empleados y colaboradores, y generar certeza jurídica y seguridad en el usuario. No olvidemos que una amenaza real podría venir desde adentro de casa, es decir, los propios colaboradores que pueden verse tentados a manipular, obtener o sustraer información de sus propios empleadores.
Costos de desarrollo
Con el crecimiento exponencial del uso de la tecnología a raíz de la pandemia, desarrollar una startup financiera se convirtió en el sueño de muchos. Sin embargo, además de que es una gran responsabilidad, el costo de desarrollo es alto y el talento humano para hacerlo es escaso. Lo mejor es no desarrollar todo in-house sino apalancarse de proveedores y servicios de terceros para acelerar la puesta en marcha, esto con el fin de no engrosar los gastos en recursos humanos.
Impulsar la transformación digital de las empresas del sector financiero en México es necesario para que el ecosistema continúe madurando y atraiga inversionistas.
Además de considerar estos desafíos, para Juan Carlos González también hay algunos puntos clave a tomar en cuenta: “tener directivos y emprendedores abiertos al cambio, actualizar el marco regulatorio interno para aceptar medios digitales, adaptar la oferta a un esquema digital de promoción como SocialSelling para B2B o Marketing Digital para B2C, digitalizar y automatizar el perfilamiento de oportunidades, y automatizar el re cálculo de riesgo de cartera mientras las operaciones ya están colocadas”, finaliza.