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abril 25, 2024

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Pedro Quintanilla Serrano

Un vendedor nato extraordinario en el mundo automotriz

Por

Por Fernando González

Hincado en el confesionario, gesticulaba y movía enérgicamente sus manos como si confesara un pecado de gran tamaño, ante el asombro de los feligreses. Pero no se trataba de tal cosa, sino que Pedro reafirmaba con entusiasmo las características y ventajas de un automóvil que pretendía vender al obispo Guízar Barragán, quien en esos momentos lo confesaba… ¡y que desde luego le compró!

La pasión de Pedro por los automóviles lo llevó a desempeñarse como un hombre exitoso en el ramo de las ventas automotrices. Poseedor de un “don de gentes” extraordinario y gran capacidad para hacer amistades desarrolló en su actividad profesional un agudo sentido de la oportunidad para ubicar a quien necesitaba un auto nuevo.

Pedro nace en Saltillo el 31 de julio de 1920. A los 16 años de edad ya había adquirido su primer automóvil a un costo de 600 pesos en mensualidades de 50 pesos. A los 14 años había trabajado en Banco Nacional de México. Aún soltero, en 1945, su futuro suegro Segundo Rodríguez lo ayudó a que abriera una subagencia que dependía de Automotriz Monterrey donde ofrecía unidades nacionales y autos importados. Su suegra, María Álvarez, le entregó su Packard de uso personal para que lo vendiera y tuviera liquidez para su nuevo negocio.

Viendo que la marca General Motors tenía gran fuerza en el mercado, consigue la distribución directa tras múltiples esfuerzos y en sociedad con su suegro abre Importadora Saltillo, S.A. de C.V., vendiendo inicialmente las marcas GMC, Pontiac, Buick y Opel acaparando rápidamente el mercado regional. Otro gran logro es que consigue la venta directa de las famosas llantas General Popo además de los aceites Mobil para su empresa en Saltillo. Incursiona con éxito en la venta de motocicletas Sundap y consiguió motores de uso agrícola para la Sierra de Arteaga abriendo la empresa Diesel Agrícola de Saltillo con motores GM de dos, cuatro y seis cilindros.

Inicia las ventas de flotillas sacrificando margen pero surtiendo a Fábricas El Carmen distribuidora de Coca Cola, Grupo Industrial Saltillo, gobierno de Coahuila y distintos gobiernos municipales. Cuando General Motors le ofrece vender la marca Chevrolet incursiona en la Comarca Lagunera abriendo Automotriz de Torreón, S. A., empresa que crece rápidamente con las pick-up y camiones, con tal fuerza que clientes se desplazan a Cuencamé esperando la flotilla de camionetas nuevas para ahí mismo comprarlas a Pedro. En Autos y Camiones de La Laguna nadie salía sin llevarse un auto nuevo a prueba, empresa que manejaba junto con su hijo Mario Alberto y posteriormente se integra su hija Dolores en tareas administrativas durante los años turbulentos de crisis económica en el país. Cuando Pedro decide vender la franquicia lo hace dejando una empresa de gran prestigio sin compromisos pendientes.

Pedro se dedicó hasta los 85 años a la venta de cajas de empaque en grandes volúmenes a empresas como Tyson, Lala, Grupo Industrial Saltillo, entre otras. En 1946 contrae matrimonio con la señorita Dolores Rodríguez, a quien frecuentemente le regalaba autos nuevos pero que en unos días le decía: “Vieja, bájate del carro porque ya lo vendí a un señor que lo necesitaba”.

Nunca perdía una oportunidad de vender un auto, aún en su luna de miel o en momentos de diversión. Procrearon a sus hijos Pedro Gerardo, Lourdes, Mario Alberto, Concha Lupe, Ana Elena, Dolores y Carlos. El 3 de febrero de 2008 fallece su inseparable esposa Lolita y finalmente don Pedro fallece el 30 de marzo de 2012.

Con afecto, dedico esta biografía mínima de Don Pedro a la familia Quintanilla Rodríguez.

Fuente: “Cuéntame tu Historia en la Historia de Torreón
de Fernando González Ruiz, Quintanilla Ediciones, 2007
Fotografía de Germán Siller

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