Karen Paulina Ramírez y Oliver Sifuentes son, además de un matrimonio, socios en el negocio de la cocina, principalmente con Mezzo, reconocido restaurante italiano, y con el Instituto Gastronómico de Torreón, (IGAT).
Su historia es rica en muchos sentidos gracias a esa pasión que tienen por la vida en pareja y por la alta cocina.
Su gran éxito se ha dado al saber llevar una relación sentimental al mundo de los negocios en el que se conocieron hace ya diez años.
EL INICIO DE LA COCINA
“Nuestra historia comenzó, cuando yo vivía en Cuernavaca; tuve un fuerte accidente en motocicleta y, a raíz de eso, decidí regresar a Torreón para empezar. Esto fue en 2012, Paulina venía llegando de Francia. Así nos conocimos, trabajando y comenzamos una relación, hemos participado en varios proyectos, entre ellos Mezzo e IGAT”.
“Así nos conocimos, trabajando y así ha sido nuestra relación desde el inicio. Primero con Mezzo y después con IGAT y algunos otros. Nuestra relación dio un giro porque acabamos de ser padres, pero eso no ha afectado en ningún sentido”, nos confiesa Oliver.
Mezzo nació, con la intención de crear un armonioso rincón en el que se pudiera degustar lo mejor de su cocina, cuidando siempre los ingredientes en cada una de sus recetas.
“Nuestra primera intención fue hacer un restaurante italiano con productos frescos y hechos en casa”.
“Detectamos la oportunidad porque no había un lugar de este tipo, nosotros hacemos todas las pastas y las salsas, el pan, las vinagretas entre otras cosas; tratamos de que todos los productos sean hechos en casa”.
“Mezzo significa mitad en italiano y está relacionado con el hecho de que somos dos socios, además mexicanizamos el nombre para que tenga más identificación con los clientes”.
EL CRECIMIENTO Y EVOLUCIÓN
“La historia comenzó hace seis años y, la idea inicial fue de un restaurante pequeño, pero, a través de los años ha ido creciendo y evolucionando”.
“Al principio eran unas mesas y unas sombrillas, pero el éxito fue tal que hicimos una importante remodelación en 2018, ha gustado mucho entre las familias laguneras y se ha fortalecido en el tema de negocios”.
“Hemos tenido una gran aceptación entre la sociedad lagunera y en cuestiones de turismo”.
“Nos ayudó que tenemos un concepto bien definido y que nos dimos a conocer mediante nuestro trabajo, casi sin publicidad”.
“Además, nuestros productos son de muy buena calidad y siempre los conservamos, nuestras recetas son estandarizadas y, por supuesto, le hecho de que los dos somos chefs y formamos parte del restaurante en partes iguales”.
Sus personalidades son la combinación ideal ya que Paulina se define como perfeccionista y atenta a todos los detalles en sus recetas y en la propia elaboración de los platillos, en cambio, Oliver gusta de ser creativo y de permanecer en la búsqueda constante de la evolución.
IGAT
El segundo paso en su camino fue la creación del Instituto Gastronómico de Torreón, espacio en el que comparten su pasión y amor por la cocina con todo aquel que desee aprender un poco de ellos.
“Creamos un concepto para la gente que tiene por hobby la cocina y no necesariamente para quienes quieren ser chef”.
“Tenemos cursos de todo tipo, de cocina internacional o cursos para niños o de repostería. No formamos chefs, enseñamos nuestra profesión a quienes quieren aprender de nosotros”.
“De eso nos dimos cuenta que, varias personas han sacado a su chef interior, le toman el gusto a la cocina y eso nos da mucha satisfacción. Se la pasan muy bien”.
“Se distraen y aprenden, no nada más de cocina sino de cultura, además de que nacen muchas amistades”.
“Hacemos el curso como si fueran profesionales, les enseñamos técnicas, el cómo moverse en una cocina. Las instalaciones son como de una escuela de licenciatura en gastronomía”, nos cuenta Karen.
El siguiente reto viene precisamente en crecer en sus dos principales negocios, además de un tercero que está dedicado a los comedores industriales, en donde están incursionando con gran éxito.
