La retórica estridente y caótica de Donald Trump tiene como objetivo distraer la atención de las verdaderas causas de los problemas que enfrenta Estados Unidos.
Pero aunque muchas de las cosas que dice Trump parecen auténticos sinsentidos, existen tres estrategias vinculadas con sendas doctrinas que su gobierno está siguiendo.
Doctrinas y Trump
Teoría del Ejecutivo Unitario (TEU) o doctrina Vought
Russell Vought, director de la Oficina de Administración y Presupuesto y uno de los coautores del polémico Proyecto 2025, impulsa una tesis jurídica que se basa en una interpretación del Artículo Segundo de la Constitución de Estados Unidos que plantea que, dentro del Ejecutivo, el Presidente tiene un poder ilimitado.
Históricamente el Presidente ha enfrentado controles internos de lo que se conoce como Estado profundo, un cuerpo profesional de funcionarios y burócratas que no solo mantienen la continuidad del gobierno, sino que también ejercen un papel discreto, pero importante, en la ejecución o no de las órdenes presidenciales.
Con la doctrina Vought, el actual jefe del Ejecutivo lleva a cabo un barrido del aparato burocrático para eliminar la oposición a sus planes y la vigilancia interna sobre sus acciones.
Dominación sin hegemonía o doctrina Rubio
El encargado de ejecutar la estrategia es Marco Rubio, jefe del Departamento de Estado, que plantea que toda acción de su País en el mundo debe ser sometida al filtro de tres preguntas: ¿Hace más seguro a EEUU? ¿Lo hace más fuerte? ¿Lo hace más próspero? Si la respuesta es sí, adelante.
Bajo esta óptica, los únicos intereses que cuentan son los de la potencia americana para desplegar un nuevo nacionalismo expansivo que pone la mira en espacios extraterritoriales para aumentar “la seguridad” del País, proyectar fuerza a través de un ejército más poderoso y construir una prosperidad privilegiada, es decir, excluyente, que se opone al concepto de prosperidad compartida que promueve China.
Disrupción del orden económico global o doctrina Miran
En noviembre de 2024, el economista Stephen Miran publicó un ensayo (Guía de usuario para reconstruir el sistema de comercio global) y hoy es el jefe del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Trump.
La estrategia que propone Miran se basa en aplicar aranceles graduales como mecanismo de negociación y de disminución del déficit comercial, acabar con la sobrevaluación del dólar sin hacerlo perder su posición de privilegio, atraer la inversión industrial a Estados Unidos, hacer sus exportaciones más competitivas y, a través de las negociaciones arancelarias, obligar a los países tenedores de bonos estadounidenses a aceptar condiciones más favorables para la potencia americana y su deuda, so pena de perder el paraguas de protección militar estadounidense.
Lo que busca Trump es trasladar la carga del “imperio” a los contribuyentes externos, lo que permitiría aligerar la carga del déficit fiscal y la deuda, además de poder cumplir su promesa de bajar los impuestos a los corporativos, élites y un sector de la clase media en 2026, año de elecciones intermedias.
Muchas cosas pueden salir mal. El mundo no es lo que era hace tres o cuatro décadas.