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abril 30, 2024

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Román Eguía: Dos pasiones, un mismo mundo

Román Eguía, reconocido artista lagunero, nos cuenta cómo navega en dos planos que conviven entre sí: el arte y la vida personal.

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Román Eguía, reconocido artista lagunero, navega en dos planos que conviven entre sí: el arte y la vida personal.

El reconocido artista lagunero, nos cuenta cómo navega en dos planos que conviven entre sí: el arte y la vida personal.

Román Eguía acudió puntual a abrir las puertas de su estudio en la Avenida Ocampo, en Torreón. Desde el momento de entrar se siente una atmósfera diferente, en la que su muy particular óptica de la vida queda plasmada en lienzos y esculturas. Así, entre los cuadros y olor a pintura, empezó a hablar sobre cómo todo en él gira en torno al arte.

“Todo en mí está relacionado con el arte: lo consumo y lo pienso en todo momento. A final de cuentas, esto no es un trabajo normal; incluso soñando estoy desarrollando ideas. Todo sirve, porque todo se queda dentro de mí, y sale cuando se necesita para crear algo nuevo”.

“Lo hago desde niño. Recuerdo que pasaba las tardes dibujando con mi hermano. Pasábamos tiempo leyendo, y luego plasmábamos en papel lo que habíamos leído. Ese ejercicio lo hacíamos en casa de mi abuela, y fue la manera en que aprendí desde muy niño”, confesó Eguía.

Si bien entiende por completo los dos roles que lo rigen y conoce a la perfección el método para compaginarlos, no logra diferenciar si primero nació el pintor o se fue forjando con el paso del tiempo: “En mi caso es una combinación de las dos cosas, y creo que para todo mundo es así. Existe una sensibilidad especial y algunas capacidades físicas que son de nacimiento, pero también está el entorno; yo tuve la fortuna de crecer en el ambiente ideal para formarme como artista”.

“Conforme se va avanzando, se va creciendo en lo profesional. Existen dos fuerzas que hay que tener en cuenta: una es tu vida como artista, y otra tu vida práctica. Por un lado, se debe tener esa parte creativa que genera ideas, pero también hay que ser ciudadano, papá, vendedor y cumplir con muchos otros roles de una vida común. Esta segunda parte se le suele dificultar a muchos artistas, por eso buscan un manejador que les permita dedicarse al arte completamente”.

“Yo tuve que desarrollar esa parte para promover mi trabajo y compaginarlo con la parte principal, la que vive en el estudio y se la pasa pintando. Es algo muy complejo porque toma muchos años lograrlo, no sucede de la noche a la mañana. Llevo 22 años en esto, y los primeros 15 fueron de formación y aprendizaje”.

“Crear un prestigio y construir una trayectoria es algo que lleva muchos años. Hay que ser muy paciente, porque es una carrera a la que le vas a dedicar toda una vida, es decir, en esto no hay jubilación, vas a dedicarte a esto hasta la muerte. Fue la experiencia la que me permitió desarrollar ambos lados en mi cerebro”.

Sin una formación académica per se, Román Eguía encontró su vocación al ingresar al taller de grabado del maestro Arturo Rivera para emprender un camino en el que lleva ya más de dos décadas.

“Yo no era una persona destacada académicamente, a grado tal que llegué a pensar que no era bueno para nada, y eso afectó mi autoestima, porque el sistema educativo me lo estaba diciendo. No destacaba en ninguna materia más que en las clases de arte. A los 21 años decidí dedicarme a esto, sin saber que existían pintores en La Laguna. Encontré un taller de grabado y en ese momento me di cuenta de que era mi vocación, que me tenía que dedicar a esto de por vida y ya no regresé a la universidad, no le vi sentido. Todo empezó de una manera muy idealista”.

“Para mí es una necesidad, ni siquiera lo hago porque me gusta, es algo que necesito, y ya después se convierte en una manera de vivir. Lo disfruto mucho, pero en un principio es una necesidad, lo tengo que hacer y así funciona”.

Cambiar para crecer

Al igual que muchos grandes pintores, Román Eguía busca salir constantemente de su zona de confort para cambiar y no casarse con un solo estilo, generando así una gran expectativa entre quienes siguen habitualmente su trabajo.

“Mi trabajo no tiene una definición como tal, es decir, mi obra puede ser figurativa o realista, puede tener connotaciones mágicas o puedo brincar a lo abstracto, por decir algunas cosas. La realidad es que pinto como me gusta en el momento. Cada artista es único, sería muy complejo definirme, porque sería limitarme, por eso prefiero pensar que soy una persona que explora, que cambia junto con su arte; si la obra no cambia, pareciera que no pasa nada en la vida, hay que tomar riesgos y estar en evolución”.

“Para tener esa capacidad de cambiar, se necesita carácter. Es arriesgado, pero vale la pena, porque, de otra forma, te conviertes en algo decorativo. En el arte es bueno que la gente no sepa qué esperar de ti, pero es aún mejor que ni siquiera tú sepas qué esperar de ti. Una persona que no se contradice, es alguien que no se cuestiona sus propios pensamientos. De pronto hay conceptos que solamente funcionan por un periodo de tiempo, por eso hay que ir cambiando”.

Ecos de la luz, de Román Eguía

Dentro de las instalaciones de su estudio – taller, tiene montada “Ecos de la luz”, exposición atemporal en la que florecen sus más nuevos conceptos artísticos, mismos que quedan plasmados en novedosas estructuras y cuadros que se prestan a múltiples interpretaciones.

“Hemos estado haciendo eventos en el estudio, un poco para pasarla bien, ya que son momentos para celebrar. Me encanta hacerlos porque puedo recibir gente en mi estudio y mostrarles lo que estoy haciendo, es una manera de estar en contacto con la gente. ‘Ecos de la luz’ es una manera de tener una retroalimentación de quienes ven mis obras”.

“Son ya muchos años en los que viví muchas cosas que no me esperaba, pero entiendo que nuestros honorarios no son nada más económicos, sino que es un gran privilegio conocer gente, tener personas que gustan de mis obras, porque, por alguna razón, conectamos y terminamos teniendo una buena amistad”.

Su obra se encuentra en distintas colecciones privadas y públicas, como la que está en el Georgia Museum of Art, de la Universidad de Georgia, la del Fondo Venezolano – Americano para las artes en Nueva York y la de la Fundación Sebastián, en la Ciudad de México.

“El verdadero artista es el que convierte su vida en una obra de arte, porque te estás creando a ti mismo. Al final, terminas siendo esa obra de arte. Lo realmente importante es la transformación de mi propia obra en mi persona”.

-Román Eguía-

Semblanza de Román Eguía

  • Ha presentado su obra en países como Argentina, España, Portugal, Canadá y Cuba
  • Recibió el Premio Nacional de Grabado José Guadalupe Posada 2011.
  • Fue becario del FONCA en la categoría Jóvenes Creadores 2012 – 2013, con el proyecto “Construcción de la memoria”.
  • Fue seleccionado al Premio a la joven estampa, en Casa de las América en la Habana, Cuba, en las ediciones 2003, 2007 y 2009.
  • Participó en la Feria del Libro de Artista 2012 en Madrid, España, y en la Bienal Internacional de grabado Douro de Portugal 2012.
  • En 2012 expuso en el Centro Médico de Madrid y en la embajada mexicana con su obra titulada “La presencia del tiempo”.
  • En 2015 realizó una exposición en Granada, España, con el Taller de Grabado La Granja.
  • En 2012 presentó su más reciente muestra, “El dilema del espacio”, en el Museo de la Cancillería, en la Ciudad de México.

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