Existen organizaciones que se dedican a cambiar nuestra forma de entender el mundo, Sonrisa Azul es una de ellas. Fundada hace ocho años por Fernando Vázquez, ofrece programas de intervención temprana, capacitación para familias y terapeutas, así como la promoción de la inclusión social y laboral.
Fernando vive de manera directa toda la experiencia del autismo a través de su hijo, también de nombre Fernando, y ha sido mediante sus ojos que aprendió a ver las cosas con otro enfoque, lo que lo llevó a aprender sobre el tema y, por consecuencia casi lógica, a ofrecer sus conocimientos a los que lo necesiten.
“Todo inició por el tema de la desesperación al ver que nuestro hijo cambió de la noche a la mañana, además por el amor que tenemos como papás. Comenzamos a buscar una solución adicionada con la amistad; me refiero a que amigos de toda la vida nos ayudaron para abrir la fundación y así nos decidimos a inaugurar el Centro San Fernando de Sonrisa Azul”.
Un poco de ayuda para Fernando Vázquez
Fue con el apoyo de varios amigos y empresarios, quienes se solidarizaron, que pudo crear un centro de atención dedicado por completo al desarrollo emocional, físico e intelectual de niños con esta condición. En ese sentido, Fernando Vázquez rememora que fue Arturo Gilio quien le dio el primer impulso.
“Hubo una llamada de David González Zambrano, quien habló de parte de Arturo Gilio, quien ofrecía hacer un festival taurino para la fundación. Lo curioso es que, en ese momento no existía Sonrisa Azul, yo agradecí y le expliqué precisamente eso, que no había una fundación, afortunadamente me respondió rápido para decirme que se organizaba el festival, pero para poder abrir una”.
Además del festival taurino, realiza el ya reconocido torneo de golf Sonrisa Azul, mediante el cual, no nada más recauda fondos, sino que sensibiliza a la población sobre el autismo, ayudando a comprender mejor a quienes tienen esta condición.
“Se hizo el festival y, gracias a Dios, empezamos a crecer con la suma de muchas personas más. En una ocasión, hicimos una comida entre varios amigos y empresarios, al platicarles sobre el tema surgió la idea de hacer un torneo de golf. Fue muy bello porque todos aportaron a la causa y, hoy en día tenemos ya ocho años haciéndolo en el Campestre Torreón”, nos comentó el activista social.
Orígenes y misión de Sonrisa Azul
El autismo no es una enfermedad, es una condición humana que afecta, en menor o mayor medida, a la interacción social por medio de la comunicación, el lenguaje y la integración sensorial de las personas. Es una manera diferente de percibir el mundo. Con esto como base, en Sonrisa Azul se tienen tres objetivos definidos.
“Primero que nada es crear este centro en el que los niños puedan crecer a su ritmo, traer expertos a La Laguna para que podamos aprender sobre autismo, me refiero a papás y mamás, instructores y terapeutas principalmente, y, por último, hacer acciones para que la sociedad se topara con el autismo para que podamos entender mejor lo que sucede”.
“Ver cómo avanzan es mayor que cualquier temor. Son empujones que motivan mucho y nos indican que vamos por buen camino”.
Fernando Vázquez, fundador de Sonrisa Azul
“Buscamos también saber qué hacer cuando salimos a la calle con nuestros hijos, por ejemplo, vamos al béisbol o al estadio de futbol para convivir en eventos públicos que les ayuden a adaptarse. Son acciones de impacto en las que salimos como grupo”.
Para ofrecer el mejor servicio posible, cuenta con personal calificado y con la vocación por hacer el bien en sus genes: “Tenemos terapias conductuales y sensoriales, en general tenemos un gran equipo de trabajo que están en constante capacitación para brindar el mejor servicio posible. Se trabaja de manera individual para atender las necesidades primarias de los niños”.
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“El nivel de las escuelas suele ser muy rápido para nuestros niños y no alcanzan a subirse al tren, necesitamos que aprendan a su propio ritmo. Hemos traído expertos de España, de Argentina, además de mexicanos para hablar del autismo”.
La integración al mundo
Dentro de sus programas de apoyo, busca que sus alumnos puedan pertenecer al mundo laboral con empleos que les den la oportunidad de abrirse paso de manera independiente y, para eso ha tenido la ayuda de algunas empresas laguneras.
“Tenemos un programa de inclusión laboral. Tenemos a 13 jóvenes que ya están trabajando y ganando su propio dinero y a eso vamos. Entendemos que el autismo no se cura, por lo que van a vivir con esta condición, por eso hay que buscar ese tipo de herramientas”.
Si necesitas mayor información, o deseas apoyar a la causa, puedes ponerte en contacto en el correo: contacto@sonrisaazul.org.mx o en su cuenta de Instagram, sonrisaazul.mx.