En el ámbito legal, el término “sucesión” puede tener diferentes significados, y cada uno de ellos nos lleva por un camino distinto.
Por un lado, se refiere al acto de suceder, de continuar después de alguien o de algo; de una cosa que viene detrás de otra.
También se utiliza para hablar del conjunto de personas o cosas que siguen a otras. En Derecho, la palabra “sucesión” está llena de matices.
Por un lado, se relaciona con la transmisión de bienes, derechos y obligaciones de una persona fallecida a su “sucesor”; por otro, se asocia al proceso legal mediante el cual se cumple la voluntad del testador hasta la debida adjudicación de los bienes heredados.
Este laberinto de significados refleja la complejidad que puede encontrarse al lidiar con conceptos legales, una complejidad que se agrava cuando se utilizan términos técnicos propios del ámbito jurídico.
A menudo, los abogados tendemos a redactar en un lenguaje rebuscado, lo que puede dificultar la comprensión. Mi objetivo es desmitificar la sucesión y sus procesos, explicándolos de manera clara y sencilla. Es mi objetivo, falta que lo cumpla, pero lo intentaré.
EL TESTAMENTO: UN ACTO DE VOLUNTAD
Primero es importante entender que un testamento no constituye una sucesión en sí misma. Es, simplemente, un instrumento legal que registra una declaración unilateral: la voluntad de una persona respecto a quién debe ser su sucesor de ciertos bienes.
Esta voluntad puede cambiar en cualquier momento. Hoy puedo redactar un testamento y mañana hacer otro completamente distinto en la misma u otra notaría.
A menudo, las personas creen que elaborar un testamento es suficiente para evitar problemas en la familia. Sin embargo, esto es sólo parcialmente cierto.
El proceso sucesorio, como tal, debe llevarse a cabo ante un juzgado o notaría pública, y puede seguir dos vías: testamentaria e intestamentaria.
La diferencia radica en que, en el caso intestamentario, la distribución de bienes se rige por las leyes vigentes.
Sin embargo, hay dos aspectos importantes que suelen pasarse por alto: los costos –ya que un proceso sucesorio puede ser costoso, al incluir honorarios de abogados, notarios, pago de derechos e impuestos sobre adquisición de inmuebles y derechos, entre otros– y la conciencia de que cualquier juicio sucesorio, al igual que otros juicios, implica la intervención de terceros.
Un testamento puede ser impugnado, lo que puede frustrar los deseos del testador.
PLANIFICACIÓN PATRIMONIAL: MÁS ALLÁ DEL TESTAMENTO
Existen formas de simplificar y reducir costos para lograr una sucesión más armoniosa. Cada caso debe ser analizado por un experto en la materia, pero aquí planteo algunas ideas a considerar.
La sucesión patrimonial implica la transmisión de bienes y recursos de una generación a otra, que puede documentarse a través de testamentos, donaciones, fideicomisos o juicios.
Por otro lado, la sucesión directiva va más allá de los activos, involucrando la transferencia de liderazgo, visión y cultura empresarial para garantizar la continuidad y el éxito a largo plazo de la empresa.
GOBIERNO CORPORATIVO: MÁS ALLÁ DE LA HERENCIA
La pregunta fundamental es: ¿cómo lograr que una empresa familiar perdure a través de las generaciones y se convierta en un legado sostenible?
En este punto, el testamento ya no es suficiente. Las empresas familiares son entidades dinámicas que abarcan valores, estrategias y relaciones; son el sueño hecho realidad del fundador.
Es crucial comprender que la planificación patrimonial por sí sola no garantiza la continuidad de la empresa ni resuelve los problemas familiares.
No basta con heredar acciones si la siguiente generación no sabe cómo dirigir el negocio.
El gobierno corporativo, cuando se implementa eficazmente, brinda un apoyo valioso a los accionistas que heredan participación en la empresa.
Este enfoque asegura que las decisiones estratégicas y operativas se tomen de manera transparente y justa, generando confianza entre quienes se unen en la aventura de la empresa.
Además, el gobierno corporativo ofrece ventajas notables, como un aumento de la rentabilidad, una mejor relación con clientes, acceso a crédito bancario más fácil, promoción de la innovación y protección de la cultura y los valores de la empresa.
Comprender la importancia de este proceso es fundamental para garantizar una transición exitosa y beneficiosa, tanto para la familia como para la empresa.
No se trata sólo de gestionar el patrimonio, sino de asegurarse de que la visión y la dirección sean coherentes, a medida que la empresa se adapta a las cambiantes demandas del mercado.
Por Fernando Todd
CEO en Todd Empresas de Familia, SC
IG fernandotodd
