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noviembre 24, 2024

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COLUMNA: SI NO NOS PERDEMOS, NO APRENDEMOS Por Humberto Guajardo

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SI NO NOS PERDEMOS, NO APRENDEMOS
SI NO NOS PERDEMOS, NO APRENDEMOS

Conversando con un amigo muy querido, tocamos temas como la necesidad de tener certeza sobre las cosas, las acciones y las personas; el temor que solemos experimentar ante la posibilidad de que no resulten nuestros planes, e incluso la angustia con la que vivimos ante la posibilidad de fallar.

En este contexto, su esposa, también muy querida por mí, hizo un comentario que me encantó. En una ocasión, dijo, andaban en su coche reconociendo la ciudad a la que poco tiempo antes se habían mudado.

De repente, él dice:

“Oye, pero… ¿y si nos perdemos?”. “Si no nos perdemos, no aprendemos”, respondió ella. La frase causó un impacto bastante interesante en mi cabeza… “si no nos perdemos, no aprendemos”.

A la mayoría de nosotros nos da temor estar perdidos, de ahí que, de repente llevemos líneas demasiado rígidas en nuestras vidas, al grado de que a veces no nos permitimos voltear a los lados, ni siquiera para disfrutar del panorama, ni ser flexibles.

Esa frase reta al paradigma de que perderse es malo. Dando una revisadita a algunos pasajes de la historia, resulta que en muchos de los grandes pensadores, descubridores, inventores, creadores… en gran parte del avance de la civilización humana, incluso antes de lo que llamamos civilización, perderse fue componente de aprender, y de ahí, desarrollarse.

Ojo, mucho ojo, no estoy diciendo que por estar extraviados llegaremos a una mejora en automático, puesto que cuando no sabemos hacia dónde ir, se despiertan muchas reacciones, como paralizarse, regresar o derrotarse.

En el camino de la vida, obtener un progreso de un despiste, requiere de actitud.

La gente a veces no desarrolla interés por aprender, de hecho, frecuentemente nos enfocamos en el dicho que reza “Más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.

Tengo la seguridad de esto hoy, pero si empiezo algo y no sale bien, ¿que hago? ¿Qué tal si me va mal?

En este punto, le preguntaría: ¿cuándo fue la última vez que decidió aprender algo nuevo, no relacionado con su actividad ordinaria, con su negocio o su trabajo?

Si su respuesta fue, entre uno y seis meses, mis respetos, aplausos para usted. Si su respuesta fue, de seis meses a un año y medio, bien, es bueno tener ganas de aprender.

En cambio, si su respuesta fue, entre un año y medio y tres años, ya está dejando mucho espacio estático… cuando es más allá tres años, pues qué le digo, está perdiéndose de muchas oportunidades de mejora personal.

Mucha gente hace la chapuza de decir que hace unos días aprendió algo que vio en las redes, en la tele, etcétera, pero eso no cuenta, puesto que se lo topó.

Qué bien que lo incorpora como información nueva, pero al no ser una acto que usted haya decidido, no vale para este ejercicio, porque es necesario tener una actitud de iniciativa, de apertura, interés, gusto, para que quede claro, si no tenemos actitud de alumnos, la vida no nos enseña nada.

Aquí entra en juego la enorme diferencia entre vivencia y experiencia:

La primera, sólo es lo que se vive, lo que nos pasa, en tanto que la segunda es cuando aprendemos de eso que nos ocurre, adquirimos elementos de apoyo para ampliar nuestro criterio, y con eso es más probable que no nos vuelva a pasar, o por lo menos de la misma manera, y así hasta tenerlo como parte de nuestro conocimiento, llevado a estilo de vida.

Geográfica, física, laboral, emocional, espiritual, económica, son algunas de las diferentes áreas en que nos podemos perder.

De ser así, lo mejor es no entrar en pánico.

Buscar apoyo, orientación y asesoría puede ser clave para salir de ese punto en que nos atascamos.

Entonces nos daremos cuenta de que encontrar la manera de volver al camino hacia la mejora y el encuentro con nosotros mismos, también es cuestión de actitud.

SI NO NOS PERDEMOS, NO APRENDEMOS

Por Humberto Guajardo

Consultor organizacional en el área de las actitudes

Este artículo forma parte de la Revista PLAYERS of Life Torreón. Consulta más contenidos de la edición impresa en la revista digital.

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