Fernando Todd
CEO Todd Empresas de Familia, SC
www.empresasdefamilia.mx
“…and if I ever need any guidance,
who’s a better consiglieri than my father?”
– The Godfather, 1973.
Existen diferentes etapas en la vida de una empresa. Durante los primeros años, la prioridad es sobrevivir, y es estadísticamente difícil consolidarse, ya que la mayoría de los emprendimientos cierran en ese período.
Es por eso que, cuando una empresa familiar logra consolidarse, nadie conoce mejor su operación que los fundadores, quienes han emprendido de manera exitosa durante más de 20 o 30 años sorteando todo tipo de obstáculos.
Han producido, vendido y hecho crecer la compañía que ahora es una fuente de sustento y orgullo para la familia. Reconocer esto es esencial.
Otra realidad es que las empresas familiares se enfrentan a retos muy distintos al llegar el momento de integrar a la siguiente generación en la operación de la empresa.
¿Pueden los integrantes de la familia trabajar en la empresa? ¿Quién tomará las decisiones cuando los fundadores planeen retirarse? ¿Cómo se prepara la sucesión en el mando? ¿Cómo nos aseguramos de que haya transparencia y orden cuando los hijos asuman como accionistas?
Es en este momento cuando debemos considerar la necesidad de profesionalizar nuestro sistema familiar – empresarial, partiendo de acuerdos en la familia que den origen a la creación de los Órganos de Gobierno necesarios para continuar con la ruta ascendente iniciada por los fundadores.
La empresa familiar busca trascender. No es un negocio que se extingue al finalizar el acuerdo que lo origina, va más allá: la entendemos como una persona jurídica que goza de una estructura formal, con una misión, visión, valores y estrategias definidas, con el objeto de a llevar a cabo una actividad económica de manera sostenible en el tiempo, y que busca generar beneficios para sus dueños.
El Consejo de Administración en empresas de este tipo constituye la base sobre la cual es posible construir una sucesión directiva.
Es una cuestión de disciplina, desde su raíz latina “discipulus”. Es la mejor oportunidad para el fundador de ir transmitiendo a las siguientes generaciones la forma en que gestiona su empresa.
Con esto, podemos garantizar que la Misión y Visión de los fundadores quedará reflejada en el rumbo de la compañía, y damos a los Consejeros métricas para conocer el grado de alcance de los objetivos establecidos por los socios o accionistas.
Otra de las funciones del Consejo es el análisis de los resultados operativos y financieros, así como controlar los presupuestos.
Esto, a la par de las funciones de Auditoria, dan claridad y transparencia a la familia, desarticulando muchos de los potenciales conflictos entre las diferentes ramas familiares. Las cuentas claras y el chocolate espeso, decía mi abuela.
Por eso, en el Anexo al Código de Mejores Prácticas Corporativas publicado el año pasado se establece que será función del Consejo:
“Cerciorarse que todos los accionistas reciban un trato igualitario, se respeten sus derechos, se protejan sus intereses y se les dé acceso a la información de la sociedad”, además de “dar certidumbre y confianza a los inversionistas y a los terceros interesados, sobre la conducción honesta y responsable de los negocios de la sociedad”.
Desde mi punto de vista, la principal razón para optar por tener un Consejo de Administración, es porque esto nos permite profesionalizar la toma de decisiones.
En un mundo tan cambiante, en donde cada vez necesitamos distintas perspectivas para la toma de decisiones, la visión conjunta de diferentes personas en las que podemos confiar nos ayuda a tener mejores resultados y a sortear los problemas.
También hay que reconocer que no todas las empresas están listas para montar un Consejo de Administración.
En mi experiencia, una buena práctica para este tipo de empresas es empezar a implementar un Consejo Consultivo, con el fin de preparar la estructura de la empresa, habituarnos a una nueva forma de gestión, así como para transitar los paradigmas que esta decisión fundamental tiene en las Empresas Familiares.
Pero en cualquier escenario, es una herramienta indispensable si el deseo de trascendencia armónica es compartido por el grupo familiar.
RAZONES PARA NOMBRAR UN CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN EN EMPRESA FAMILIAR:
Facilita la sucesión directiva: Un consejo de administración puede ayudar a facilitar la transición a la siguiente generación de la empresa familiar.
Puede establecer un proceso claro y estructurado para la selección del próximo líder de la empresa, y ayudar a preparar a los sucesores para asumir un papel de liderazgo en la empresa.
Necesario en la integración de un Gobierno Corporativo: Nombrar un consejo de administración ayuda a profesionalizar la gestión de la empresa y a establecer una estructura de gobierno corporativo efectiva.
El consejo de administración aporta una mirada externa e imparcial, proporcionando guía y dirección clara.
Incorporar la Innovación a la cultura y forma de pensar de la sociedad. Un Consejo de Administración debe tener como uno de sus objetivos asegurarse de que la cultura de la innovación permea en la organización.
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