Corría la década de los 50´s cuando Rosemary Carolyn Olson de Fishburn y Edwin Roberto Fishburn se encontraban de paso por Saltillo en su trayecto de luna de miel con destino a Mazatlán. La pareja de recién casados se maravilló con el clima de la capital de Coahuila, muy similar al de su natal Denver, detalle que, sin duda, los hizo sentirse en casa pues diez años después se mudaron con sus hijos Rita y Robin para comenzar una aventura educativa.
Rita Fishburn es una mujer llena de historias por contar. Su rostro se ilumina cuando habla de sus padres y con una sonrisa cálida narra la historia de su vida.
“Yo tenía cinco años cuando llegamos a Saltillo; Recuerdo a mi madre recibiendo a la gente que llegaba a pedirnos ayuda. En un comienzo, mis padres buscaron auxiliar mediante donativos de ropa y alimentos, sin embargo, tiempo después se dieron cuenta que para hacer una aportación significativa, el esfuerzo debía de resolver el problema de una manera más profunda, desde la dignidad y la educación”.
EL PRINCIPIO
La familia solía hacer paseos por la Sierra de Arteaga, Rita comenta que su padre era muy platicador y recuerda que, debido a eso, en alguna ocasión la familia conoció a una joven de San Antonio de las Alazanas quien les mencionó que la educación en el pueblo solo llegaba hasta primaria. En un afán de ayudarla, la familia decidió aceptarla en su casa en Saltillo para que pudiera asistir a la secundaria, así fue como en 1962 la pareja Fishburn comenzó su aportación a la educación en la ciudad.
“Con diez estudiantes, comenzaron las labores en el centro estudiantil Restaumex para jóvenes de bajos recursos, rentaron una casa en la calle de Cuauhtémoc con la idea de hacer un cambio para México; un año después ya eran 20 estudiantes, por lo que se tuvo que rentar la casa de alado, y así fue creciendo el proyecto educativo”.
Rita menciona que en 1964 falleció su abuelo paterno, por lo que su padre decidió invertir su herencia en la compra de la propiedad en la que hoy se encuentra la Universidad Carolina. “No fue tan fácil, mi abuelo materno hipotecó su casa para apoyarnos, así fue que se adquirió el terreno”.
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La familia se mudó al espacio ubicado en la Calzada Antonio Narro, en el que operaron entre 1964 y 1994, con la premisa de hacer una institución sustentable; los alumnos pagaban sus estudios con tareas de cultivo y agricultura, pues incluso, llegaron a tener desde abejas, conejos y ovejas.
Edwin Roberto Fishburn era ingeniero químico con especialidad en seguridad industrial, detalle importante, puesto que, fue el fundador de la carrera de técnico en seguridad industrial en el Tecnológico de Saltillo.
“Mi padre enfermó a finales de los 60´s por lo que tuvimos que trasladarnos a Estados Unidos para tratarlo, lamentablemente falleció y decidimos regresar a Saltillo para seguir con el proyecto educativo”.
DÉCADAS DE EDUCACIÓN
Rita Fishburn relata cómo a su regreso, su madre, Rosemary C. Olson de Fishburn continuó buscando becas y apoyos para el centro provenientes de Canadá y Estados Unidos mediante organizaciones no gubernamentales que cubrían las cuotas de los estudiantes, sin embargo, luego de más de 35 años de haber abierto las puertas a sus alumnos, la familia se vio obligada a cerrar el centro educativo.
“No seguimos por falta de recursos, mi mamá ya había perdido algunos contactos de Estados Unidos, otros ya se habían jubilado, era imposible seguir sin ese apoyo. Mi madre continuó trabajando en la Secretaría de Educación Pública como investigadora en educación musical, hizo seis libros llamados “Hagamos música” que se usaron para escuelas públicas del estado”.
Fueron más de mil alumnos los que lograron concluir sus estudios universitarios gracias a la labor de la pareja Fishburn, sin embargo, el amor de la familia por la educación no pararía ni con el deceso de Rosemary a principios del 2000.
PANORAMA ACADÉMICO
Luego de rentar el espacio por algunos años con el fin de hacerlo sustentable, Rita platica sonriente como es que se les ocurrió a sus hijos Emmanuel y Esteban Garza Fishburn, retomar el sueño de sus abuelos al abrir una universidad en el lugar donde había comenzado todo.
“Cuando me contaron me sentí feliz, en ese tiempo yo estaba viviendo con mi hija en Los Cabos, estábamos abriendo una escuela modelo Montessori allá y mis hijos estaban abriendo la Universidad Carolina en Saltillo, mientras mi hijo Salvador, que es ingeniero en música, estaba en Londres ”.
Rita Fishburn es maestra jubilada de la escuela Normal Superior del Estado, cuenta con una maestría en desarrollo humano enfocado en tanatología, imparte cursos de disciplina con amor a maestros y líderes educativos de la ciudad, además, tiene una maestría en familias en crisis por la universidad de Harvard, es promotora de la liga de la leche, escritora y maestra de la maestría en desarrollo humano de la Universidad Carolina.
“La universidad es un sueño cumplido, tenemos más de 4500 alumnos; en donde los valores y la humanidad son lo más importante”.