POLSA surge como una solución innovadora ante la creciente necesidad de transformar nuestras prácticas medioambientales como sociedad, particularmente en el sector de la construcción. Esta necesidad se intensifica en un contexto donde nuestra ciudad está experimentando un notable crecimiento en el ámbito inmobiliario y de construcción.
La misión de este gran proyecto es clara: proporcionar materiales de alta calidad que representen una alternativa ecológica para la vivienda y el nuevo estilo de vida urbano.
Los inicios de una gran empresa: POLSA
Hace cuatro años, la idea germinó en la mente de Ricardo Montemayor. Una noche, mientras veía las noticias con su padre, se topó con la historia de una joven de Kenia que fabricaba ladrillos de polímero.
“La idea me cautivó: [los polímeros] no sólo son más económicos y duraderos que los ladrillos convencionales, sino que también contribuyen al reciclaje y facilitan el acceso a viviendas dignas para aquellos sin hogar. Me impresionó la versatilidad y el potencial de ayudar en múltiples aspectos, así que decidí investigar más.” menciona con entusiasmo.
Esta motivación no sólo nació de la intención de mejorar el entorno en el que vivimos. Desde siempre, Ricardo ha estado impulsado por la filosofía de crear negocios que generen empleo, lo que alimenta su pasión por ayudar. Así que convencido de que era posible hacer las cosas de manera diferente, se propuso introducir materiales eco amigables en el sector de la construcción.
“Siempre he aspirado a crear una empresa que no solo proporcione trabajo, sino que vaya más allá, extendiendo su ayuda de diversas formas.” Expresa.
Gran misión, enormes desafíos
El arranque de este proyecto presentó desafíos significativos, dado que en la región norte del país no se utilizan este tipo de materiales y existe un conocimiento limitado sobre los múltiples beneficios que estos aportan al sector de la construcción. A pesar de que hay empresas que se dedican a esto, su presencia se centra principalmente en el sur, como en la Ciudad de México o Guadalajara.
Por lo tanto, su búsqueda lo llevó a interactuar con diversas personas de diferentes partes del país, quienes aportaron valiosas experiencias de aprendizaje en cada situación. Aunque ninguna colaboración se concretó exactamente como él esperaba, cada encuentro representó una oportunidad para profundizar su conocimiento sobre el tema. Tras un año de investigación, surgió la oportunidad de construir una casa en Guadalajara utilizando estos materiales, lo cual resultó enormemente gratificante para él.
A lo largo de esta travesía, impulsado por su pasión por ayudar y crear, adquirió conocimientos sobre prensas, hornos, soldadura y muchos otros aspectos necesarios para materializar su sueño. Pero estas metas no se han alcanzado solas, ha contado con el apoyo incondicional de dos personas que se han convertido en cómplices de esta misión por el planeta. En la bodega y línea de producción, han logrado poner en marcha las máquinas desde cero.
Te podría interesar: ART-CHITECTURE ISSUE: Alejandro Fuentes Gil, escultor saltillense
“Nos asesoramos con cuatro expertos en máquinas y polímeros, cuando nos encontrabamos en situaciones difíciles, lo que fue fundamental para superar los obstáculos”.
POLSA: a un paso más cerca del cambio
Recientemente, Ricardo ha dado un paso decisivo para Polsa, al enviar sus productos a certificaciones internacionales, buscando el aval de organismos reconocidos que respalden la calidad de sus productos. Sin embargo, más allá de lo que la ciencia pueda afirmar, su historia demuestra este compromiso y pasión por lo que hace, con su visión de un mundo menos contaminado.
En términos de costos, es posible disminuir hasta un 30% el costo total de una obra, o incluso más, dependiendo del proyecto específico. Recientemente, llevaron a cabo un proyecto en Guadalajara que resultó en un ahorro del 32% en comparación con los métodos de construcción convencionales.
En lo que respecta al impacto ambiental, cada placa que producen está fabricada a partir de polímero reciclado, lo que contribuye significativamente a la limpieza de nuestras calles, ríos y mares. Cada placa de tres cuartos de pulgada de grosor recicla alrededor de 50 kilos de polímero, un dato que resalta el compromiso de la empresa con la sostenibilidad.
En cuanto a la adquisición del material, actualmente lo compran a empresas especializadas en la recolección de polímero industrial. Este material se tritura y se vende ya procesado a ellos y a otras empresas que utilizan este tipo de recursos reciclado. Esta colaboración con otras empresas también contribuye a reducir el impacto ambiental de la industria en Saltillo y en otros lugares, reafirmando su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad empresarial.
Cada placa, cada ladrillo y cada material que producen es un testimonio de su dedicación a construir un mundo mejor para las generaciones futuras. La historia de Polsa es un recordatorio de que el cambio comienza con una sola idea y la voluntad de llevarla a cabo. Su legado es un testimonio de cómo una visión audaz puede transformar industrias para mejor.