Por Mtro. León Reffreger Alonso
Académico de la Universidad Panamericana
CEO y creador de La Borra del Café y Espacio que Inspiran SAPI de CV
Siempre que me reúno con candidatos que desean adquirir una de nuestras franquicias la pregunta con la que casi siempre abordo o inicio la conversación es: “¿Por qué quieres tener una franquicia?”. Y son innumerables las ocasiones donde la respuesta es la misma: “Es que una franquicia, es una inversión mas segura”.
Es cierto que una franquicia te va a proporcionar los lineamientos a seguir para tener un negocio potencialmente exitoso, te va a dar el conocimiento aprendido con los años y, seguramente, un soporte técnico para que puedas tener mejor capacitación y técnica comercial. Sin embargo, una franquicia no trabaja por ti y jamás será la encargada de dar los buenos días, o las buenas noches; la franquicia, inclusive, se preocupará mas por que se sigan las normas de marca y se convertirá en una presión para que cubras la expectativa y, en caso de no hacerlo, buscará la manera de que tu negocio ya no tenga su marca.
Aquel inversionista que adquiere una franquicia debe saber de antemano que tiene que trabajar el negocio, ya que nadie mas lo hará por él, y que su inversión es para adquirir el derecho de una marca y poder ser parte de un modelo operativo. Pero a pesar de todo el apoyo que pueda tener, la única garantía con la que puede contar es con la fuerza de su trabajo, algo que nadie mas podrá sustituir.
Por todo lo anterior, mi consejo a aquellos que están interesados en operar una de nuestras franquicias es que se vean trabajando en ella, que realmente se apasionen en el oficio y que piensen que va a requerir de todo su esfuerzo para que sea un gran negocio. El nivel de riesgo que existe para una franquicia llega a ser similar al de abrir un negocio de concepto propio, ya que las condiciones del entorno son las mismas para todos, y las condicionantes del ecosistema van a significar lo mismo tanto para un negocio de franquicia, como para uno que no lo es. La única diferencia es que tendrán un consejero permanente para poder orientarlo y una marca con un posible mayor posicionamiento, pero eso no significará que la marca lo resuelva todo.
Las mejores franquicias que he podido ver en el mercado son por sus buenos franquiciaros, aquellos que fueron correctamente seleccionados y que están comprometidos a estar en el negocio; que ven su franquicia como una oportunidad de emprendimiento acompañado y no como una inversión medida como tasa de retorno. A decir verdad, aquellas personas que ven la franquicia como un modelo de inversión, como si fuera una propiedad o un portafolio de colocación de capital, pensando únicamente en la diversificación económica de su patrimonio, son los que no terminan por disfrutar las mieles de utilidad que puede dejar una franquicia bien operada.
Si deseas invertir en una franquicia, piensa en ella como un autoempleo, un lugar donde vas a llegar a ser el mejor operador de la misma y que te llenará de entusiasmo tu crecimiento en ella. De esta manera, invirtiendo tu tiempo completo y conocimiento, te darás cuentas que aquello que idealizaste alguna vez y que fue el impulso de emprender, lo estarás logrando, y que al poco tiempo no solo tendrás una sola unidad de negocio, sino algunas otras. Además, serás una aportación importante a esa marca que confió en ti y que te acompañó desde un inicio en esta nueva etapa de tu vida.
Al final de la entrevista con los candidatos, suelo decirles que siempre inviertan en aquello en lo que estén dispuestos a trabajar, que inviertan en esa marca con la que se identifican y se sientan inspirados, ya que, si no lo sienten, seguramente están tomando una decisión equivocada, y su franquicia será muy demandante y no tan exitosa.
La inspiración es la clave.
