Con la fusión entre las compañías Canadian Pacific Railway y Kansas City Southern, se creará la primera línea directa de ferrocarril entre México, Estados Unidos y Canadá.
El acuerdo contempla una transacción en efectivo y acciones que suma unos 31 mil millones de dólares para que Canadian Pacific Railway se convierta en propietaria de la empresa de ferrocarriles de Estados Unidos que ya mantiene operaciones que conectan ciudades de México como Monterrey, Nuevo Laredo, Saltillo, San Luis Potosí, Querétaro, Toluca y el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán.
“Al combinarnos, desbloquearemos todo el potencial de nuestras redes y nuestra gente mientras brindamos el mejor servicio de la industria para nuestros clientes. Esta perfecta combinación de extremo a extremo crea la primera red ferroviaria de Estados Unidos, México y Canadá con nuevas ofertas de una sola línea que brindarán un alcance de mercado drásticamente ampliado para los clientes de CP y KCS, brindarán nuevas opciones de transporte competitivas y respaldarán el crecimiento económico de América del Norte”, declaró el presidente y director ejecutivo de Canadian Pacific Railway, Keith Creel.
La red de transporte por tren que se crea a partir de la combinación de ambas compañías, genera unos 32 mil kilómetros de vías ferroviarias, así como 20 mil fuentes de empleo en México, Estados Unidos y Canadá.
De acuerdo al anuncio de la fusión de ambas compañías, una vez que se concreten los planes de unificación, los clientes tendrán nuevas posibilidades de generar eficiencias.
Una de las industrias más beneficiadas por esta alianza será la automotriz, cuyos jugadores ahora tendrán una mejor conexión entre los centros de distribución y fabricación de automóviles en México, el medio oeste de Estados Unidos y Canadá.
Los transportistas de energéticos, productos químicos y mercancías también podrán conectar de manera más rápida y eficiente entre las instalaciones de origen-destino y así llegar a nuevos mercados y consumidores globales.
Esta nueva infraestructura también permite tener acceso a los puertos del Atlántico, el Golfo y el Pacífico, que unen a los transportistas con los mercados de consumidores más grandes de América del Norte, lo que brinda nuevas opciones, capacidad y resistencia.
