Desde niña, Patricia Bortoni escuchaba con sumo interés las historias contadas por su abuelo Don José Bortoni Ferrara sobre la empresa fundada por sus bisabuelos a los dos años de haber llegado desde Italia a finales del siglo XVIII. Su bisabuela, Carmen Ferrara Ferrigno de Bortoni, hermana de Vicente Ferrara, participó como accionista de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.
Como nieta mayor, Patricia pasaba los fines de semana en casa de sus abuelos, de alguna manera aprendiendo tanto de ellos como de lo que habían hecho sus bisabuelos. Así fue descubriendo en ella el espíritu emprendedor. “Comprendí que el trabajo honesto era la única vía para poder aportar algo trascendente para mi familia y la empresa que formé como un sueño en el área de turismo”, comenta.
Patricia estudió la carrera de Contador, sin dejar de lado su gusto por el comercio de diversas mercancías traídas desde Europa. En aras de impulsar su negocio, continuó preparándose con diplomados de mercadotecnia en el Tecnológico de Monterrey y sobre desarrollo humano en la Universidad de Monterrey.
Antes de fundar Viajes Le Grand, Patricia Bortoni tuvo la oportunidad de asociarse en 1988 con una firma española, marca Escorpión, que confeccionaba ropa de tejido de punto, para ser su representante en Monterrey. Esta representación de la marca había fracasado en la ciudad, por lo cual fue un reto levantarla hasta posicionarla de nuevo en el mercado a través de una estrategia que conllevó organizar desfiles en clubes deportivos privados, participar como patrocinadores en eventos de beneficencia y haciendo donativos en especie, la marca se posicionó en Monterrey durante su gestión administrativa y ventas a lo largo de siete años. Actualmente, la marca todavía existe en algunas tiendas de España.
Con esta experiencia, le surgió la idea de establecer una agencia de viajes, por lo que incursionó en este giro como contacto de ventas. En un inicio, Viajes Le Grand y Otulsa, fue conformado por el Grupo Alfa, siendo la principal agencia con diversos puntos de venta en Monterrey. Más adelante, Viajes Le Grand se incorporaría a la Universidad Regiomontana y Patricia tomaría la decisión de retirarse por motivos de sus obligaciones como madre y esposa.
Tiempo después, mientras viajaba por Europa junto con su esposo, Patricia recibió la noticia de que le ofrecían Viajes Le Grand, cuando la agencia estaba en números rojos. Por lo tanto, fue un reto y una gran oportunidad poder comprarla. Tres años después, la empresa logró salir adelante, alcanzando números negros, con el apoyo y la colaboración de dos de sus hijas, la licenciada Lucía Rodríguez Bortoni y la licenciada Cecilia Rodríguez Bortoni.
Lo anterior le ha generado diversos aprendizajes a Patricia a lo largo de los años, principalmente el no rendirse en ninguna circunstancia y “con la ayuda de Dios poder superar la inmensa problemática que tenemos actualmente y que nos obliga a reinventarnos minuto a minuto y no ceder a la idea generalizada de tener que cerrar las empresas y perder los empleos”, detalla.
Por otro lado, la consolidación de Viajes Le Grand es reflejo de hábitos y costumbres que se forjan desde el nacimiento. De esta manera, la familia es el terreno fértil donde se siembran tanto la puntualidad, honestidad y el respeto, como los principios morales que son universales. Todo esto acompañado de la sencillez para interactuar con las diversas formas de pensamiento y teniendo claro que el éxito no significa lograr los objetivos a base de atropellar a los demás.
“El carácter de las personas se forma con sacrificio y tenacidad, además de visualizar siempre una meta de mediano y largo plazo”, explica Bortoni. “Por eso es muy importante tomar decisiones correctas día a día, entendiendo que de eso depende el futuro y el bienestar de la humanidad”.
En medio de la crisis sanitaria, Viajes Le Grand soportó la caída en las ventas, junto con la frustración de los clientes de no poder viajar tras haber liquidado sus viajes. Con el liderazgo de Patricia, así como su hija, la licenciada Lucía Rodríguez Bortoni y habiéndose incorporado en 1998 su esposo, el ingeniero Roberto Rodríguez P., el negocio se fue consolidando y creciendo, junto con el apoyo de sus 30 colaboradores, pudieron negociar con los clientes y proveedores la devolución de su dinero y conseguir que sus viajes fueran realizados con el mismo itinerario en otras fechas pasando la pandemia, ya que para Viajes Le Grand el servicio y la satisfacción del cliente es lo más importante.
“Actualmente, estamos en constante capacitación con la ilusión de poder seguir aportando a base de trabajo y esfuerzo un granito de arena a nuestro querido México”, detalla Bortoni.
Además, añade que como mexicanos debemos tomar nuestro compromiso con mucha seriedad para poder seguir creando empresas, que es lo único que sostiene a los países que quieren el bienestar mundial.
“Fue una decisión definitiva [fundar Viajes Le Grand] poder aportar como mujer, madre y esposa, algo que trascendiera en el futuro de mis hijos y del País”.