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noviembre 22, 2024

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Moment Makers: Ale Ramírez y Roger Elizondo

El éxito del negocio de Ale Ramírez y Roger Elizondo está en el balance entre la emoción y la estructura

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Se conocieron hace 12 años en Shanghái. Ella, venezolana; él, mexicano. Tienen nueve años de casados y hoy son una de las firmas más importantes en Monterrey, y el noreste del país, a la hora de capturar los momentos más importantes en las vidas de las personas. De dedicarse al mundo empresarial, Ale Ramírez y Roger Elizondo encontraron en un hobby, una pasión y forma de llevar su vida.

Su historia comienza en China, cuando Roger estudiaba un diplomado en negocios internacionales en Shanghái y Ale, dirigía una comercializadora que fundó en Hong Kong.

Al regresar a Monterrey, Roger, quien en ese momento estaba enfocado a su negocio de jugueterías, le propone matrimonio a Ale y a lo meses se casan. Posteriormente, además de continuar con sus emprendimientos desde nuestra ciudad, juntos incursionan en la decoración.

A la par, Ale, quien desde temprana edad disfrutaba de la fotografía como hobby, tomaba sesiones a sus allegados, sin saber en lo que su pasatiempo se convertiría.

CASUALIDAD Y DESTINO

Como casi todas las historias de emprendimientos exitosos, Ale y Roger descubrieron su pasión por casualidad. “Empezamos en las bodas de primas y amigas de Roger, comenzaron a pedirme fotos para sus eventos”, narra Ale. Luego, ella fue a una boda como segunda fotógrafa, lo que le ayudó a aprender más del oficio. Por su parte, Roger se dedicaba a hacer videos institucionales, desde que estaba en China. Más tarde, se integraría a los videos en bodas por una petición.

Aún con el éxito, la fotografía y videos de bodas siguió siendo un hobby, durante los tres años siguientes. Hasta que llegó el momento en que se empezó a juntar la carga de trabajo; Roger sabía que no podía descuidar ni una actividad ni la otra, por lo que le propuso a su esposa escoger: “Vamos a dejar uno, el que menos me guste, y ese fue la decoración”.

Se trata de encontrar vocación: “Cuando empiezas a conectar con la familia y la novia, todo se refleja en ellos. Son muchas emociones encontradas, ríen, lloran, se enojan, se estresan y tú debes ser ese guía espiritual, sicólogo, para que todo fluya. Dejamos la empresa de decoración, nos dedicamos de lleno a foto y video, ya tenemos seis o siete años de lleno”.

“Nunca me imaginé terminar en esto, yo era más rígido porque toda mi familia han sido empresarios, de muchos empleados y yo estaba muy centrado en eso, y cuando te dejas ir, encuentras tu pasión y solito comienza a fluir. ¿Por qué no abrirse a más posibilidades?”. Roger

“Jamás me imaginé que iba a ser fotógrafa, pero es lo más bonito que me ha pasado porque me ha dado la autonomía de tener mi tiempo, de decidir todo. Eso es invaluable” Ale

A OTRO NIVEL

La diferencia entre el trabajo de Ale y Roger, o la marca que los distingue, es saber elegir los eventos en los que participan. Más que querer acaparar todo el mercado, ambos aseguran que prefieren tomar pocos eventos, para atenderlos como se merecen… y llevar la experiencia a otro nivel.

“Cada boda es muy especial, se establece una conexión y esto implica un desgaste emocional y físico. Hay novias que sigo viendo, les tomamos un cariño increíble”, comparte Alejandra. Por tanto, parte de lo que hacen es tener una reunión previa con la pareja de novios, ya sea por zoom o en persona, para ponerse de acuerdo pero sobre todo, para ver si existe esa conexión con los que serán sus clientes.

“Seleccionamos bien cada boda porque cada una es diferente, cada evento es muy especial y le damos la importancia que se requiere en todos los aspectos, uno muy importante es el tiempo de entrega. Todo hacemos con contrato, para que la novia tenga esta seguridad. Esa ha sido nuestra clave de todos estos años”, confiesa Ale.

Roger, por su parte, recuerda a clientes a los que los han acompañado en diferentes momentos. Como ejemplo, habla sobre uno al que le hicieron las fotos de su graduación de prepa, la boda, la sesión del bebé (nacimiento), el bautizo, todo. “Es una responsabilidad con la familia”, dice.

HACER LAS COSAS BIEN

La sociedad de ambos ha funcionado porque se complementan y trabajan juntos, siempre pensando en lo mejor para los novios. Pero además, la pareja tiene claro que buscan dar una nueva imagen a las personas que se dedican a lo mismo que ellos.

“A los fotógrafos y videógrafos a veces los ven como ‘hippies’, te creen una persona desorganizada, y nosotros no, al contrario”, dice Ale. “Somos demasiado estructurados, todo por escrito, todo por contrato, porque nos gusta siempre entregar lo mejor”, agrega. Es indiscutible que el ‘background’ y visión empresarial, es un ingrediente clave para llevar este negocio al siguiente nivel de una manera muy natural para ellos.

“Soy súper afortunado, no había encontrado algo que me motivara tanto y es todo en inspiración. Una cosa es el día de la boda pero al momento de la edición, te sigues emocionando. No solo lo haces Ale Ramírez y Roger Elizondo por trabajo, sino porque te gusta”, comenta Roger.

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