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noviembre 5, 2024

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Andrés Pérez Serrano: Hole in one

Un mensaje inesperado, un viaje, un torneo, el tiro correcto y un Ferrari 296 GTS

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El miércoles recibió un mensaje por WhatsApp: su primo tenía dos lugares disponibles para el Torneo Italia Ferrari en México. Significaba cambiar de planes, quizá desvelarse y viajar.

Después de hacer un ajuste, Andrés Pérez Serrano compró su vuelo. Luis, su primo, le envió toda la información: inicio, hora del desayuno y patrocinadores del evento. Fue en ese momento que vio el auto: “Ojalá nos lo llevemos”, pensó.

El jueves fue a la oficina como cualquier otro día. El viernes por la noche viajó a Querétaro, cenó con un familiar y partió a la propiedad familiar donde se hospedaría. A las dos de la mañana se durmió, y a las cinco ya estaba de pie porque tenía que estar en el campo a las seis y media y se encontraba a 130 km de distancia.

Llegó al Club Amanali de Tepeji del Río a buena hora, saludó a su primo a quien tenía seis meses de no ver y miraron el amanecer juntos. Comenzó el torneo. Eran equipos de tres personas; se registraba el mejor golpe. Iniciaron en el hoyo dos y disfrutaban del ambiente: bebidas, comida, pláticas, risas y golf.

Entonces , llegaron al hoyo 17, ya casi terminaban. Le tocó su turno, se posicionó, le pegó. Vieron el recorrido de la bola, cómo botaba y cómo tomó caída y velocidad: todo iba perfecto. De repente la bola desapareció de su vista. Andrés comprendió inmediatamente lo que había pasado. Festejaron, se tomó muchas fotos. Un hole in one. Con la voz entrecortada, le llamó a su hermano mayor y a su esposa. Les dijo: “Me gané el Ferrari”. Subió al podio de premiación. Fue un suceso histórico en el club: hacía 14 años que se realizaba el evento y no había habido ganador de ese premio en especial.

EL INICIO

El golf es un deporte familiar en su círculo. Su tío le inculcó el gusto a su hermano mayor, y este a Andrés. Después de que su hermano lo convenciera, comenzó a practicar en Tee de Práctica y, luego de unas 15 clases, salió a jugar al campo por primera vez. “Me fue muy mal porque estaba aprendiendo, pero por lo menos juegas con algún sentido. A partir de ahí mejoré… Lo que el golf te enseña es a ver cómo mejoras tú mismo, a aprender de tus errores y ganar experiencia”, dice.

Andrés Pérez Serrano encuentra en este deporte un momento para sí mismo. Cada domingo muy temprano sale de su casa, cuando sus hijas y esposa aún duermen, rumbo al Club de Golf La Herradura.

Si bien su incursión en el golf comenzó como una actividad recreativa y lo sigue siendo, ha encontrado disciplina en él y una manera constante de practicar el “vivir el aquí y el ahora”. ¿Qué sigue para él? Continuar con una de sus actividades favoritas: el golf, bajar su hándicap, disfrutar su premio y, quizá, compartir su gusto por este deporte con sus hijas, de cinco y cuatro años.

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