Después de su aparición en el programa “Shark Tank”, donde consiguieron la mentoría de Marisa Lazo y Marcus Dantus, La Bralette ha terminado de conquistar a las mexicanas y otras mujeres en el mundo por su filosofía y diseños inclusivos.
La tapatía Karen Tinajero de tan solo 30 años, comenzó hace seis con este proyecto, antes de terminar la carrera de nutrición, decidió diseñar y coser bralettes sin pensar en que esto llegaría a convertirse en el negocio que es ahora.
“Empecé a hacerlos para mí porque nunca me gustaron los brassieres, pero después mis amigas me empezaron a pedir y me di cuenta que muchas mujeres querían lo mismo que yo y así fue que surgió la idea de La Bralette” comenta Karen.
Con el paso del tiempo, el negocio fue creciendo y la demanda era insostenible para una sola persona, por lo que se sumaron al proyecto como socios de la marca, su mamá Gabriela, quien se encuentra de tiempo completo en costura y su hermano Diego, que lleva la administración del negocio y Karla, un apoyo de medio tiempo en producción.
¿Cómo es que el proyecto comienza a tomar forma y hacerse más formal?
La verdad empecé sin dinero ni nada, aprendí a coser en YouTube a prueba y error, al principio solo compraba un metro de resorte, medio metro de tela, lo vendía y con ese dinero compraba más cosas.
Pero creo que todo el crecimiento fue gracias a que escuché las necesidades de mis clientas, recibía mensajes diciéndome que buscaban tallas más grandes o más pequeñas y que no las encontraban en lugares convencionales, así que decidí ser el lugar donde podían encontrar eso que necesitaban de manera personalizada.
Todo el crecimiento fue muy orgánico, nunca pagué publicidad ni nada, todo era por medio de recomendaciones y poco a poco fuimos creciendo, pero nunca fue algo rápido, sí tomó su tiempo llegar a donde estamos ahora. Sin embargo, lo hemos sabido disfrutar y hemos ido aprovechando cada oportunidad.
¿Qué tanto ha crecido la venta? ¿Cómo era antes y cómo es ahora?
Al principio solíamos vender un bralette al mes y yo me emocionaba muchísimo, pero siempre volvíamos a invertir el dinero. Ahora vendemos aproximadamente 350 piezas al mes aproximadamente, aunque depende mucho del mes y de los productos que saquemos.
Cuéntame sobre la campaña del boom sobre el bralette “Unichichi”
Todo empezó porque una clienta me escribió frustrada contándome que en ningún lugar podía conseguir lencería para personas que sólo tenían “una chichi” y que era muy incómodo tener que usar bralettes convencionales. Entonces decidimos ayudarle y crear estos productos para las mujeres que han sufrido una mastectomía y no tienen interés en reconstruirse pero tienen el derecho de sentirse femeninas y cómodas.
Entonces, decidimos hacer una campaña más en serio y tomarle fotos utilizando nuestras prendas. Así fue como varias mujeres nos comenzaron a escribir diciéndonos que estaban agradecidas por lanzar este producto, que por fin encontraban alguien que lo hiciera a su medida y así hemos seguido haciendo campañas con ella y con conocidas que también han sufrido de lo mismo y han querido participar con nosotras.
El negocio familiar…
“Estamos muy orgullosos porque somos familia y cada quien cumple su función pero todos sabemos hacer todo, es un equipo que está bien estructurado y bien planteado. La verdad todo lo hacemos con mucho cariño y creemos en lo que hacemos” comenta Gaby, mamá de Karen.
“Siempre creí en Karen y le ayudé desde que se ponía en bazares y sabía que este negocio tenía potencial. A veces para la gente es raro que un hombre esté vendiendo calzones y bralettes para mujeres, pero he aprendido mucho del negocio y la verdad es que me gusta y lo disfruto.” agregó Diego Tinajero, hermano de Karen.