Probar vino, leer, viajar. Ese podría ser el mantra de Francisco Acosta Cham, mejor conocido como “El Wero” Cham, quien ha cultivado su afición por las experiencias enogastronómicas desde joven.
No sabe qué fue primero, si su amor por el vino o por la gastronomía, pero de lo que sí está seguro es de que al principio le puso más atención a su gusto por el gourmet callejero.
Desde que era pequeño, en cada viaje familiar que hacía junto a sus padres y hermanas, era él quien se encargaba de realizar una minuciosa investigación de los sitios más emblemáticos de la zona para acudir a probar los sabores que ahí se ofrecían.
“En los viajes me encargaba de buscar un par de lugares garnacheros, algo de comfort food o de lugares relajados y a lo mejor uno o dos tops de fine dining, entonces así teníamos toda la experiencia de la gastronomía de ese lugar en particular”, recordó.
Fue así como empezó su aventura por el mundo culinario, en la que siempre trata de disfrutar la comida, aprender sobre los ingredientes de los diferentes espacios y de lo que se esconde detrás de cada bocado.
“Creo que la gastronomía tiene mucha historia, cultura, intercambios; cada cabeza se expresa diferente a través de la comida y eso es algo que me encantaba y que cada vez me lleva a querer conocer más lugares”, agregó.
A tomar, que el mundo se va a acabar
Su experiencia con los vinos se fue construyendo de manera similar: probando, leyendo, viajando a lugares productores y conviviendo con personajes detrás de las etiquetas.
A los 17 años comenzó, casi sin querer, su proyecto que hoy en día se llama Vinos Boutique Mexicanos. Su familia y amigos vivían en San Luis Potosí, de donde es oriundo, pero él estudiaba en Guadalajara, así que se dedicaba a llevar productos que no había en su Ciudad, desde la capital de Jalisco.
“Me iba los fines de semana con algo de vino cargado en el coche y después lo vendía. Cada vez quería llevar un poco más de vino para venderles a los papás de mis amigos, a los amigos de mis papás y a los restaurantes que íbamos desde chicos en la familia; y después empecé a vender un poco más en Guadalajara y cada vez fue creciendo la bolita con el apoyo de colaboradores”, contó.
Actualmente maneja una selección muy especial de vinos mexicanos e internacionales que distribuye desde la plataforma web y en la boutique de La Mantequería Mx. Además, está involucrado en la creación de etiquetas como Correos 10, Piedra Papel y Tijera y Suma Tres, junto con su esposa y sus cuñadas.
Alrededor del planeta
Ensenada, Baja California, fue una Ciudad que recibió al “Wero” Cham con los brazos abiertos, así que comenzó a trabajar en alianza con bodegas de ese lugar, las cuales le enseñaron el valor de la hospitalidad, los maridajes correctos y la experiencia gastronómica en combinación con los vinos.
“Yo quería llevar a la gente a vivir eso; (Ensenada) es un lugar mágico, con ingredientes, con historias, con unas vistas muy bellas, con gente muy interesante y eso, la única manera de vivirlo, es visitándolo”, expresó sobre la manera en la que surgió su idea de crear otro de sus tantos proyectos Viajes Enogastronómicos.
Es así como su experiencia la ha replicado con turistas en todo el mundo, desde una plataforma que funciona como agencia de viajes, organizando travesías hacia destinos como el Valle de Napa, en California; la Toscana, en Italia; y Champagne, en Francia, que son los más solicitados, pero también realiza travesías en México por Oaxaca, San Luis Potosí y Aguascalientes. Además, acaban de lanzar a Lima, Bangkok y Dubái como nuevas experiencias.
Vivir para servir y obrar para ayudar
Desde la parte altruista, “El Wero” lleva cuatro años colaborando con la Fundación HACE, en apoyo a adultos con autismo. Lo que se realiza es la donación de botellas de agua o de vino para que los integrantes de la asociación las conviertan en vasos, velas, platos o floreros que después se les compran como adornos para los mismos restaurantes o regalos a clientes en Navidad.
