Por Federico Díaz, presidente de Expo Guadalajara
Durante mi tiempo al frente de Expo Guadalajara he sido testigo de la transformación de un gran recinto que se ha recuperado exitosamente después de haber vivido meses de inactividad e incertidumbre.
Por supuesto, no fuimos la única institución que se enfrentó a esta situación, de hecho, la pandemia nos enseñó que la única manera de enfrentar los grandes retos es buscando el bienestar colectivo. Una visión individual solo incrementa las crisis.
Para el sector turístico en Guadalajara, esta coyuntura fue una oportunidad para alinear todas las piezas de la maquinaria, es decir, descubrir que el turismo es un ente interconectado, que cuando a una de sus piezas le va bien, es capaz de impulsar a las demás. Pocos sectores pueden enorgullecerse de contar con esta característica de forma intrínseca.
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Durante la contingencia sanitaria, la industria de reuniones, así como la del entretenimiento, encontraron un aprendizaje valioso en la cooperación a nivel ciudad. Hemos dejado atrás esa situación, actualmente el desafío de esta etapa post pandemia es no dejar pasar el impulso de actuar en colectivo solo por pensar que la crisis ha terminado.
Considero indispensable hacer un llamado a los estadios, a los grandes auditorios, recintos culturales y deportivos, así como a los centros de entretenimiento a trabajar en sincronía, es decir, a encargarnos de alinear los grandes eventos en la ciudad y desarrollar calendarios en concordancia.
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Para Guadalajara, ser sede de exposiciones de gran tamaño, como es el caso de ANTAD o Expo Transporte, significa traer a la ciudad a turistas de la industria de reuniones, a quienes los recintos de entretenimiento pueden ofrecer los mejores espectáculos.
La invitación es a alejarnos de la mentalidad individualista, y a adoptar una visión de ciudad en la que entendamos que lo que le demos al destino, el destino nos lo regresa con creces.