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mayo 5, 2024

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¡Arte cósmico! Alfonso Hernández, astropaisaje desde el cielo tapatío

El astropaisaje marca en Alfonso Hernández nuevos caminos para emprender en la fotografía profesional. Descubre cómo ha sido su camino del fotoperiodismo la astrofotografía, una tendencia que progresivamente llega a los hogares tapatíos.

Por

Alfonso Hernández astropaisaje

La fotografía tiene infinidad de opciones y si bien Alfonso Hernández ha forjado una carrera en el fotoperiodismo, los misterios del universo y la curiosidad por desmenuzar al cielo lo han llevado a explorar otro rostro de la fotografía con el astropaisaje.

Forjado como fotoperiodista en diversos medios como El Informador y Diario NTR, reconocido por un estilo que refleja la identidad de la ciudad, sus tradiciones y personajes y cotidianidad, Alfonso ha encontrado en la astrofotografía un emprendimiento visual que progresivamente lo impulsan como un referente en la metrópoli.

Alfonso no solo carga consigo infinidad de anécdotas de sus coberturas en el periodismo, pues también lleva en su espalda un pequeño observatorio con el que captura las maravillas del cielo cuando la noche domina.

Estrellas, constelaciones, la luna, eclipses, nebulosas, de todo un poco a inmortalizado con su lente. Aunque ahora la tecnología permite que con un solo clic desde cualquier dispositivo móvil se puedan capturas estampas naturales, Alfonso va más allá.

“Cada fotógrafo tiene su motivación. A mí me gusta compartir lo que veo, la fotografía con la que veo el mundo. Vemos el cielo lleno de estrellas, pero detrás de esa oscuridad te das cuenta que no es así, que está lleno de colores que están ahí, que no vemos hasta no aplicar técnica”.

***

Acompañado por su cámara profesional, ha recorrido diversos espacios de la metrópoli y el estado para mostrar los secretos de la oscuridad, de lo que hay más allá. Poncho, cómo también es llamado con cariño, puntualiza no ser astrónomo o físico, pero sí un apasionado por la fotografía que lo ha llevado a investigar, a educarse y a practicar.

Poncho no solo muestra su devoción por la foto con las galerías que comparte en redes sociales y las fotografías que poco a poco los también aficionados compran y se llevan a su casa. Basta con una sencilla pregunta para que Poncho hable con santo y seña de las ramas de la astrofotografía, las diferencias con el astropaisaje, los retos de capturas elementos celestes en una ciudad como Guadalajara.

“Yo no uso telescopio, sino lentes de cámaras habituales, con el mínimo de material. Tengo un observatorio cargando en la espalda. Hay cosas que uno no ve, pero que están ahí y lo que me gusta es hacerlas visibles”.

Nacido en Zapopan y egresado en Diseño Gráfico, Poncho vivió parte de su adolescencia en Ixtlahuacán del Río, en donde ese contacto íntimo con la naturaleza, también marcaría parte de su vocación con la fotografía.

“Ser un niño de la ciudad y luego cambiarte a un pueblo sí te cambia la percepción de muchas cosas, una de esas fue el contacto con la naturaleza, eso me ayudó mucho”.

Inmerso ahora en la fotografía institucional, Alfonso intenta marcar un nuevo nicho en las posibilidades emprendedoras de la comunidad fotográfica con la venta de sus creaciones perfectas para llevar a casa, para regalar un pedacito de cielo.

Fotografías: cortesía Alfonso Hernández

¿Desde tu infancia y con este contacto más cercano con la naturaleza surgió tu interés por saber cómo se veían las cosas, por la fotografía?

“Haber estudiado en una escuela secundaria técnica donde la materia principal que llevé fue agricultura, sí me hizo más observador con la naturaleza. No es el mismo cielo que ves en una ciudad como Guadalajara a lo que puedes ver en un pueblo donde ves las estrellas.

Mi papá tenía un pequeño telescopio y desde ahí ya veíamos planetas, me acuerdo mucho de ver Marte, lo básico. Te fascina ver eso. Desde niño también me gustó la fotografía”

¿En qué momento viste a la fotografía como parte de tu vida, como una posibilidad profesional?

“Nunca lo pensé, se dio de manera orgánica. Fue a la mitad de carrera cuando tuve fotografía en blanco y negó, lo clásico. Desde ahí fue que se despertó mi curiosidad por la foto. Tuve mi primera cámara digital, no era profesional, pero empecé con fotografías en el pueblo.

Esto me gustó muchísimo y con mi primer trabajo lo primero que hice fue comprarme una cámara profesional, una Canon con la que podría aprender más con lo poco que sabía.

Lo primero que hice fue un eclipse de luna, fueron mis primeros acercamientos con la astrofotografía, algo muy primitivo. Porque en aquellos años no había aplicaciones que te orientaran, por eso aprendí mucho observando”.

¿Cómo veías el campo laboral para un fotógrafo siendo estudiante?

“Lo veía algo inalcanzable. El trabajar en un periódico lo veía difícil, así hice el intento dos veces en medios y no nunca me llamaron entonces. Estuve 4 años en el Ayuntamiento de Ixtlahuacán y eso me sirvió para irme desarrollando como fotógrafo en el área de comunicación.

Ahí también cubrí, por trabajo y por gusto, mucho de las tradiciones locales, cosas cotidianas, fui documentando todo y fue una gran escuela para dar el siguiente paso a la fotografía documental y periodismo”.

¿En qué momento comenzaste a explorar la astrofotografía?

“Fue en 2015, un momento en el que empecé a fijarme más en el ciclo lunar y solar, pones más atención. En 2019 me fui al Nevado de Colima unos días a acampar y empecé a hacer astropaisaje sin saber que lo estaba haciendo y tuve resultados que me gustaron.

Fue ahí que nació esta inquietud genuina de querer aprender más del astropaisaje, de la astrofotografía. Estaba dispuesto a seguir aprendiendo, pero no sabía cómo.

Creo que en la pandemia todo el mundo se interesó por habilidades nuevas, por aprender y en este proceso aprendí las bases de la astrofotografía, estudiando cursos de astropaisaje, viendo YouTube, buscando información. Es algo ideal para quienes quieren iniciarse en esto.

El primer objeto que hice en esta etapa fue la nebulosa de Orión, después la galaxia de Andrómeda, pero con resultados muy malos a mi punto de vista, pero que también fueron las bases para seguir mejorando”.

¿En este proceso empezaste a ubicar a otros colegas que hicieran algo similar en astrofotografía o astropaisaje?

“En ese momento no tenía idea en el círculo de fotografía que uno conoce en el día a día. No es una fotografía que todos los fotógrafos desarrollen. También aumentaba el auge por los drones, pero casi nunca volteas hacia arriba.

En 2021 empecé a ubicar a más fotógrafos y me di cuenta de gente increíble en Guadalajara, en Jalisco. Uno es Emmanuel Delgadillo, Astrono Mono, una de las figuras más representativas de la astrofotografía en Jalisco, que ha sido reconocido por la NASA”.

¿Qué retos implica el ejercer la astrofotografía o astropaisaje en una ciudad como Guadalajara con su clima, iluminación, estampa urbana? ¿Se puede desde la metrópoli o hay que moverse a otros espacios de Jalisco?

“Hay diferentes tipos de cielo. Desde el cielo urbano, semi urbano, rural, cielos oscuros y muy oscuros donde ya no hay luz. En la clasificación de cielos de la escala Bortle se manejan 9 escalas.

El nivel 9, el más alto, es la que corresponde a una ciudad, donde vemos una o dos estrellas en el cielo y no más. Desde el centro de Guadalajara se ve una escala 9 u 8, luego está el cielo suburbano que es la orilla de la ciudad, quizá espacios como Tesistán o puntos de Zapopan con escala 7.

A partir de un cielo suburbano ya puedes tener objetos de cielo profundo con una cámara y un lente 300 mm. En la escala 6, también un nivel suburbano brillante, podría ser en Las Cañadas o zonas cercanas a Chapala.

En la escala 5 podría ser Chapala o Ajijic, en la escala 4 suburbano rural espacios como Ixtlahuacán, Cuquio o Tequila. Ya el cielo rural es un rancho en una escala 3. En las escalas 1, 2 y 3, con un solo disparo, ya empiezas a ver colores de gases como Melaque.

El cielo en escala 1 podría ser la zona wixárica, en la sierra, que es completamente oscuro.

Uno de los factores importantes es que encuentres un cielo medianamente bueno, escala entre 4 y 1, sería lo ideal. Tienes que saber si el lugar es seguro, cómo es la fauna, el trayecto”.

¿Qué tan fácil o complejo es vender este tipo de fotografías de manera profesional con todo lo que implica hacer este tipo de fotos física y técnicamente?

“¿Quién compra estas fotos? Sí es posiblemente difícil venderlas si las ofreces a quien sea. Pero a la gente que le gusta la naturaleza, el espacio, te las compra inmediatamente. Debes encontrar a tu público, depende mucho de lo que la gente busque.

En mi experiencia se vende más el astropaisaje que una astrofotografía. Al ver tú un paisaje conocido como Melaque, te conecta con la tierra y lo que hay ahí arriba. Quizá a la vista es más agradable, depende de los gustos.

 “Si todos pudieran ver con esta percepción cuidaríamos más al cielo, voltearíamos más hacia arriba. Me motiva que la gente vea y descubra lo que se esconde sobre nosotros, por eso el astropaisaje para mí es fundamental”.

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