Alejandro Litchi llega puntual a la cita. Hombre de negocios forjado a fuego, sabe que el tiempo vale. Sonríe, durante toda la entrevista sonríe, sabedor que su sonrisa es una de las joyas que tiene Grupo NICE. Se muestra dispuesto a modelar y posar para las decenas de fotografías necesarias. Cambia de postura, se relaja y pide que le cuenten chistes.
Tras las fotografías, sube a una sala y no desespera ante las pequeñas fallas de audio para la charla. Agradece la paciencia y bromea con su equipo. Se acomoda el saco negro, cortado a la medida, y se dispone a responder cualquier pregunta.
-¿Cuál fue el momento decisivo para fundar Grupo NICE?
-Fue gracias a la visión que tuvo mi padre, Salvador Litchi, a mediados de los años 90. En ese tiempo hubo una crisis muy fuerte, un montón de personas perdieron su empleos y cientos negocios tuvieron que cerrar. De todo lo que hacíamos, el 90% se exportaba otros países, lo significa que se vendían dólares y la devaluación en vez de perjudicar trajo un beneficio. En aquel entonces estaba empezando este sistema de multidesarrollo y a mi padre se le ocurre el proyecto de NICE al darse cuenta de todas las personas que habían perdido empleos y de la necesidad que había de chamba. En esos años no había información, tecnologías o internet, pero hubo personas que se animaron desde un inicio y empezaron a tener excelentes resultados y esto se fue corriendo de boca en boca.
-¿Cuándo inician formalmente operaciones?
-A finales de 1996, el 12 de diciembre. Esa es una anécdota muy padre porque la idea era abrir hasta 1997, pero mi papá insistió en que tenía que ser antes de Navidad. Todos hicimos hasta la imposible para cumplir. Me acuerdo perfecto que estábamos en el centro de distribución, yo estaba bien chiquillo y hasta a barrer nos ponían, a acomodar muebles, todos le echamos la mano para que para que se pudiera abrir ese día.
-Ustedes apostaron desde un inicio por las personas, incluso las no bancarizadas, ¿cómo fue confiar en ellas?
-En NICE tenemos personas de todos los ámbitos sociales y no nos importa la edad, género, religión o los niveles de estudios. Lo bonito de este negocio es que las personas emprenden su propio negocio de manera muy sencilla, con libertad de tiempo y sin jefes a quienes reportar y nosotros les damos todas las herramientas. Como dices, hay muchas personas que ni siquiera están bancarizadas, tenemos muchos testimonios así. Inclusive señoras que vivían en una ranchería, ya han ido mejorando su calidad de vida. Esto gracias a los productos que manejamos, especialmente la joyería, que es un producto que se vende por sí solo y no necesitas convencer a nadie.
Todo el mundo sabe dónde van los aretes, dónde las pulseras. Pero también a que es una compra de impulso: como cliente llega a un empresario a ofrecerte la joyería, y si te gusta y te alcanza, la compras al momento. Además, tenemos muchos sistemas de capacitación para ellos, les enseñamos desde cómo gastar su lana a cómo invertir… en fin, son muchas herramientas que se les van dando dependiendo el nivel en que en el que vayan llegando. Son empresarios independientes, pero como compañía les damos todas las herramientas y soporte.
-Con más de dos millones de empresarios independientes ¿cómo asumes la responsabilidad de las decisiones que tomas?
-Es una gran responsabilidad porque cualquier decisión ‘taruga’ que tomes puede afectar un montón de personas. Entonces, siempre que hacemos algo es pensando en los negocios de nuestros empresarios, porque si no funciona, le estás dando en la madre a un montón de personas. Algo muy fuerte que nos tocó vivir fue el tema de la pandemia. Cuando empezó, realmente nos las vimos negras porque no éramos un artículo esencial. Durante tres meses fue muy demandante y con mucho estrés. Estuvimos pegados al Zoom 24 horas viendo cómo nos reinventamos. Al final, lo que íbamos a hacer en cinco años, nos lo aventamos en seis meses. Invertimos muchísimo en tecnología, desarrollamos un bot de WhatsApp para poder hacer los pedidos… fue toda una aventura, pero logramos darle la vuelta gracias al compromiso de los empresarios.
-¿Cómo está ahora Grupo NICE?
-Mucho mejor. Yo creo que el que no se reinventó o no aprendió nada en esta pandemia fue porque no quiso. Como familia NICE somos muy abiertos al cambio, si vemos que algo no funciona estamos dispuestos a cambiar. Aunque seamos una empresa ya grande, no hay mucha burocracia y se toman decisiones rápido y las echamos a jalar.
-Decías que una decisión tuya puede impactar a muchos empresarios. En ese sentido, ¿cómo fue asumir el reto de ser el responsable de la empresa?
-Fueron muchos años de preparación. Yo empecé muy chavo como empresario. Puse mi primer negocio a los 15 o 16 años más o menos. Empecé en ese negocio por mi papá, siempre he sido muy pegado a él. A esa edad me daban mi mesada el domingo y el martes ya no tenía dinero. Un día llegué y le dije que no me alcanzaba lo que me estaba dando y me mandó a trabajar. Mi respuesta fue que no quería trabajar con él y empezamos con una empresa de uniformes y camisetas para oficinas. A mis 18 años ya tenía en la empresa 50 empleados, pero no me gustaba. Decidí vender mi 50% y con el tiempo mi papá me invitó a trabajar en el negocio familiar. Me metí de lleno en todas las áreas, desde centro de distribución, el corporativo y la fábrica.
-¿Recuerdas de cuánto fue tu primer cheque?
-Como de 10 mil pesos cuando en el otro negocio ya ganaba alrededor de 50 mil. Pero yo sabía que era una época de aprendizaje. Fueron como cuatro años de capacitación y una vez que pasaron estos cuatro años que estuvimos en todas las áreas, tanto mi primo como yo empezamos a viajar con mi papá.
Lo acompañábamos a diferentes ciudades y de repente nos empezaba a dejar hablar un poquito. Luego de dos años comenzamos a viajar ya solo mi primo y yo; se nos fue acomodando muy bien porque el negocio no es solo de nosotros, sino que tenemos socios. Ahorita somos cuatro personas de la segunda generación al frente. Yo me dedico a lo comercial, mi primo Joseph está en el tema administrativo, otro primo está en la fábrica. Mi hermana es parte fundamental y junto con mi madre son las encargadas de todos los diseños de joyería y de la venta. Esta es una empresa muy familiar.
-¿Cómo es la relación ahora con tu papá?
-Como a los 23 o 24 años más o menos, mi padre nos agarró a mí y mi primo y nos dijo: ‘yo ya me cansé de estar viajando, llevo 15 años yendo para todos lados este y yo a lo mejor me quedan dos años más, ¿quieren agarrar o traigo una oferta para vender el negocio?’. Y lo agarramos nosotros. Siempre ha sido una relación muy padre, pero (mi papá y mi tío) ya no se meten en la operación, los tenemos como consejeros. Es muy bonita la relación que tenemos, cualquier cosa que se nos atora siempre lo consultamos con ellos; siguen siendo parte de la empresa y van una vez a la semana a la oficina. Tenemos la gran ventaja de que cualquier cosa que pase siempre están ahí para apoyarnos.
-Alguna vez un joyero me dijo que él ya no usaba sus productos y veo que tú traes un reloj y unas pulseras…
-Siempre hay que traer algo de lo nuevo, es parte fundamental del negocio. Para que les vaya bien a nuestros empresarios, tenemos cuatro palabras: lucir, mostrar, compartir y publicar. Una pieza en los catálogos se ve muy bonita, pero puesta se ve mucho mejor y al utilizar la joyería es mucho más fácil hacer la venta. Me ha pasado que en una comida me dicen que qué bonito está mi reloj, ahí te lo quitas y lo vendes.
-¿Cuáles son tus piezas favoritas?
-Reloj y pulseras. Collares y anillos nunca he podido usar, pero porque me incomoda.
-¿Y para la empresa cuáles son las piezas estrella?
-Los aretes es lo más vendido. Tenemos cuatro colecciones al año y entre esas cuatro colecciones sacamos diferentes tipos de como avances de catálogo. Por ejemplo, el 14 de febrero hay algunas piezas especiales, lo mismo el día de las madres o el día del padre. Está la gran ventaja de tener la fábrica y podemos sacar novedades en dos patadas.
-En ese sentido, ¿cómo identifican las nuevas oportunidades de negocio?
-Escuchamos mucho a nuestros empresarios. Yo viajo más de 150 días para visitar alrededor de 70 ciudades dos veces al año, tanto aquí en México como en Estados Unidos y eso te da mucho feeling del mercado. Otra ventaja que tenemos es que en la primera página del catálogo viene mi teléfono celular y mi correo electrónico, tenemos un departamento de servicio al empresario.
-Finalmente, ¿cuál sería tu consejo para quien busca emprender un negocio?
-Elegir muy bien con quién te vas a asociar y tener bien definidos los roles de cada uno. Además, conocer muy bien el negocio en el que te estás metiendo, investigarle hasta debajo de las piedras. Conocer muy bien los números y tener un buen plan de negocios. Y obviamente atreverse a hacer las cosas. Pasa en estas nuevas generaciones que empiezan a emprender un negocio que a los dos o tres meses ya les brillaron los ojos en otra cosa y van brincando. Creo que es muy importante la perseverancia y la constancia porque las cosas no sean de la noche a la mañana.
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NICE en números
- Más de dos millones de empresarios independientes
- Cuatro mil 500 empleados directos
- 25 años de trayectoria
- En los últimos cinco años han entregado más de dos mil 500 autos a sus empresarios
- Capacidad de producción de 500 mil piezas diarias
- Exportan a 27 países
LO QUE LEE ALEJANDRO LITCHI
“Satán: Una autobiografía de nuestro gran oponente, el ego”, de Yehuda Berg
“El placebo eres tú”, de Joe Dispenza
LO QUE SIEMPRE LLEVA EN LA MOCHILA
- Computadora
- Pasaporte
- Dinero en efectivo
- Audífonos
¿QUÉ TE VENDERÍA ALEJANDRO LITCHI SI TE LO ENCUENTRAS?
Lo que traiga puesto, reloj y pulseras seguro
“En NICE tenemos personas de todos los ámbitos sociales y no nos importa la edad, género, religión o los niveles de estudios. Lo bonito de este negocio es que cualquier persona lo puede hacer y nosotros les damos todas las herramientas”