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abril 24, 2024

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Jorge Mata

Por

El 16 de abril de 2016 será recordado por el Matador Jorge Mata como uno de los días más importantes de su vida. Fue esa tarde en la Plaza de Toros Lerdo donde regresó al ruedo por primera vez, tras mucho esfuerzo físico, constancia, disciplina y, sobre todo, fuerza de voluntad. Abriendo plaza al mejor rejoneador del mundo en la figura de Pablo Hermoso de Mendoza, no podía contener la felicidad de lidiar con éxito un novillo, cortar una oreja y volver a sentir la salida en hombros del ruedo. Aquel día Jorge hacía historia, se convertía en el primer torero con prótesis robótica en los casi 600 años de historia taurina.
¿Qué sucedió aquella tarde en Villahermosa, Tabasco?
Fue un 24 de febrero de 2007 cuando un toro de la ganadería Toro Viejo me partió la pierna derecha, la vena
femoral, una de las cornadas más graves que existen. Llegué clínicamente muerto al hospital y al cuarto día desperté. Perdí seis litros de sangre de la plaza al hospital. En aquella corrida alterné con Pablo Hermoso de Mendoza, ¡vaya coincidencia! Con él regresé a los toros nueve años después.
Aprender a usar y aceptar la prótesis, lo más complicado…
Todo el tiempo estuve consciente de que me estaba muriendo, mi pierna se infectó y duré cinco años sin poder caminar, hasta que en 2014 decidí amputarme la pierna debajo de la rodilla, tenía que pensar en mis hijos, no ser egoísta. Me llevó de tres a cuatro meses adaptarme a ella, tuve que hacer rehabilitación en un gimnasio, fortalecer mi pierna y bajar de peso.
Te has convertido en un ejemplo para muchas personas discapacitadas.
Mucha gente me ha pedido que los vaya a visitar, mi intención es mandar un mensaje a nivel nacional e internacional de que nada es imposible, somos lo que llevamos en el corazón. ¿Qué quiero demostrar al volver al ruedo? Busco que cuando mis hijos tengan 20, 25 años y me digan que no pueden con una carrera, con una maestría o con algún problema, volteen al pasado, vean que yo sí pude y se motiven.
¿Quién era tu máximo ídolo en la fiesta brava?
Desde chico mi papá siempre me llevaba a la Plaza de Toros Torreón, básicamente me inculcó el amor a todos los deportes, hasta que vi torear a Valente Arellano, fue en ese momento cuando me quise dedicar a esta bella profesión. Un buen día tuve la oportunidad de conocer al Ingeniero Valente Arellano Flores, papá de mi ídolo, quien falleció en la cumbre de su carrera debido a un accidente de moto. Le comenté que yo quería ser torero, me citó a las 5:30 am en su casa, cuando me vio a esa hora fuera de su hogar supo que iba en serio. Fue mi primer mentor y para mí era un orgullo entrenar con él.
Platícanos sobre tu carrera en el mundo de los toros.
Después de entrenar con el Ingeniero, aprendí muchísimo de Antonio Lomelín, fue él quien me instruyó en los primeros lances para torear. Posteriormente conocí al matador y empresario lagunero Arturo Gilio Hamdan, él me enseñó grandes técnicas para ir evolucionando dentro de este mundo. Empecé de becerrista, luego de novillero y en el 2000 tuve la oportunidad de estar en La Plaza México, mi gran sueño.
¿Cómo llegaste a La México?
Fui el quinto de Torreón en torear en ese ruedo, me costó tres cornadas previas. Tras La México tomé mi alternativa el 15 de septiembre de 2001 en Torreón, me la dio mi padrino Manolo Mejía y de testigo estuvo Alfredo Ríos “El Conde”. Aquella tarde les brindé el toro a mi madre María Teresa y a mi padre Benito. A lo largo de mi carrera tuve la oportunidad de participar junto a grandes figuras como “El Juli”, “Zotoluco”, Pablo Hermoso y Manolo Mejía.
¿Actualmente a qué te dedicas?
Soy Director de Comercialización del Coliseo, tengo que trabajar para mantener a mis hijos y mantenerme a mí. Pienso seguir toreando como aficionado práctico y amateur, participar en festivales a beneficio y hacer una fundación en la Comarca Lagunera para niños que pierdan una pierna, ayudarlos a que consigan su primer prótesis.

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