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septiembre 7, 2024

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Columna de Rita Fishburn: Evolución de la civilización humana

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Darwin y antropólogos posteriores a él sugieren que nuestros ancestros vivientes más cercanos son los chimpancés y los bonobos.

Tenemos más del 98% de los mismos cromosomas que ellos. Los bonobos –pan paniscus– son primos de los chimpancés, pero con una gran diferencia: los chimpancés pueden llegar a ser muy agresivos e inclusive pueden llegar al canibalismo, pero no hay tal comportamiento violento entre los bonobos, pues viven en armonía y paz. 

Los bonobos disponen de una reserva casi inagotable de comida, lo que significa que no pasan por épocas de escasez ni de hambre. La competencia por el alimento no es despiadada como entre los chimpancés, de hecho, el ecosistema podría haber tenido importantes consecuencias evolutivas.

El Museo de Historia Natural del Instituto Smithsoniano reconoce al menos 21 especies de homínidos que han existido, entre ellos Homo neanderthalensis, Homo habilis, Homo erectus y Homo floresiensis. Nosotros, los Homo sapiens, ¡triunfamos!

En su libro “Sapiens”, Yival Noah cuestiona: ¿Qué fue lo que nos hizo sobrevivir mientras las demás especies se extinguieron? ¿Qué tiene la raza humana que nos permitió ser exitosos como civilización para llegar a los últimos confines de la Tierra?

Un grupo de historiadores está de acuerdo que estas son las bases que nos permitieron evolucionar y tener éxito como raza humana: 


1. Como seres humanos, pudimos conectarnos al encontrar una visión común, con creencias y valores similares. Por ejemplo, si algunos pensaban que dios era el sol, y encontrábamos a otros que pensaban igual, eso nos unía.

2. Luego, se formaba un vínculo mediante las creencias compartidas y es cuando surgía la confianza.

3. Cuando esto sucedía, emergía la colaboración, pues podíamos actuar conjuntamente para alcanzar nuestras metas comunes: construir civilizaciones, recuperarnos de desastres naturales, resolver la escasez de comida, etc.

En la actualidad, vivimos tiempos en los que las ideologías buscan dividirnos por diferencias en política, estatus socioeconómico y color de piel.

Con la frase histórica romana “divide y vencerás”, estos elementos se identificaron como causantes de la desaparición de otras especies humanas.

El tiempo ha demostrado que la única manera de evolucionar como raza humana es encontrando lo que tenemos en común, nutriendo la confianza mutua y permitiendo que esta confianza y valores comunes sean la base para la colaboración hacia el bienestar personal y colectivo.

No podemos quedarnos en un pensamiento local; necesitamos considerar las implicaciones globales y planetarias.

Para seguir evolucionando, debemos incluir a quienes son diferentes a nosotros. Esto requiere disposición para dirimir nuestras diferencias y colaborar para afrontar de manera más inteligente y estratégica los retos actuales.

Para finalizar, quiero mencionar a esas personas que no nacieron en nuestra aldea pero que hemos adoptado, yo siendo una de ellas desde 1960. Los invito a darles la bienvenida y a incluirlos como parte de nuestra raza común, la humana.

“Somos una especie en viaje, no tenemos pertenencias sino equipaje, estamos vivos porque estamos en movimiento, nunca estamos quietos, somos trashumantes, somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes. Yo no soy de aquí, pero tú tampoco, de ningún lado del todo, de todos lados un poco”, Jorge Drexler, Movimiento

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