En el día de hoy, conmemoramos a un personaje central en la historia de Francia, conocido por su papel en la Revolución Francesa y por la famosa frase atribuida a ella de mandar al pueblo a “comer pasteles”: María Antonieta.
Contrariamente a la popular leyenda, reconocidos historiadores desacreditan la idea de que, ante la escasez de harina en Francia, María Antonieta sugirió que el pueblo hambriento comiera brioche. De hecho, se resalta la participación caritativa de la reina en otros momentos de crisis alimentaria en la región.
A pesar de esta falsedad histórica, hoy en día, se asocia a María Antonieta directamente con el brioche, un pan dulce originario de la gastronomía francesa.
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¿Cómo prepararlo?
El brioche, un pan dulce francés versátil que incluso se adapta a usos salados como acompañar hamburguesas. Sin embargo, hoy nos enfocaremos en su variante dulce, perfecta para acompañar un café fuerte o algún jugo fresco.
Para la preparación, mezclamos a baja velocidad 50cc de leche, 3 huevos, 50 gramos de azúcar, una pizca de sal, 25 gramos de levadura y 500 gramos de harina. A medida que la masa toma forma, incorporamos 200 gramos de manteca semi fría en trozos.
Una vez que todos los ingredientes están integrados, amasamos la masa con las manos hasta lograr una consistencia no pegajosa y la dejamos reposar en un bol hasta que duplique su volumen. Luego, desgasificamos y refrigeramos durante la noche.
Casi listos, retiramos del frío, desgasificamos nuevamente y formamos bollos de 50 gramos que colocamos en moldes de muffin. Dejamos que la masa leude hasta que duplique su tamaño, rociamos con doradura y horneamos a 180° durante 20 minutos.
¡Y listo! Ahora tenemos todo lo necesario para disfrutar de un delicioso pan brioche dulce. Ya sea con té, café, jugo o cualquier otra elección, es el acompañamiento perfecto para degustar esta exquisitez francesa.
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¿Quién fue María Antonieta?
La vida de María Antonieta estuvo irremediablemente entrelazada con la de Luis XVI, un esposo al que nunca sintió amor y con el que experimentaba un aburrimiento absoluto.
Su reputación la señalaba como frívola, derrochadora y caprichosa. Nacida en Viena, Austria, el 2 de noviembre de 1755, su destino la llevó a París, Francia, donde encontró un final trágico el 16 de octubre de 1793.
María Antonieta nunca logró ganarse el favor de su pueblo. Su incapacidad para empatizar con los problemas que enfrentaban las clases menos privilegiadas la dejó marcada como una figura distante y ajena a las preocupaciones de la mayoría.
Llevó un vida llena de lujos y opulencia, contrastaba fuertemente con las dificultades que padecían aquellos que no gozaban de los mismos privilegios. Su destino, al igual que el de Luis XVI, se desvaneció en medio de la Revolución Francesa, marcando el fin de una era y la caída de la monarquía.