Liliana González vive el trabajo de sus sueños: ser maestra cervecera y desde hace una década comenzó un viaje particular respaldada por una de las empresas jaliscienses que desde la creatividad y el sabor artesanal, se ha posicionado como una de las firmas líderes de esta industria.
En entrevista para Players of Life Guadalajara, la maestra cervecera Liliana González nos detalla cómo ha sido este camino en el que progresivamente las mujeres ganan terreno en posiciones creativas y de liderazgo.
Quizá, en más de alguna ocasión no solo has visto las diversas etiquetas de Cerveza Minerva en tiendas de autoservicio, depósitos o bares, posiblemente también hayas probado alguna de las recetas que Liliana ideó para reflejar ese sabor que tanto ha caracterizado a Minerva.
Aunque es originaria de La Paz, Baja California, Liliana González migró a Guadalajara para formarse como Químico-Farmacobiólogo, sin imaginar que años después su gusto por la cerveza la transformaría en una especialista capaz de crear recetas que han maravillado a miles de apasionados cerveceros como ella.
Te compartimos su historia en Cervecería Minerva.
¿Qué implica ser maestra cervecera?
“Tengo 10 años en Minerva y no entré siendo maestra cervecera. Me fui a estudiar un curso a Estados Unidos y Alemania para poder serlo. Para poder ser maestra cervecera tienes que tener ciertos parámetros en México y en el mundo, los cuales los cumplo.
Un maestro cervecero se encarga de diseñar las recetas, es la mente maestra detrás de una cervecería. No es precisamente quien está haciendo la cerveza, sino el del diseño de las recetas”.
Previo a esta labor que ahora tienes, ¿Ya estabas relacionada con el mundo de las bebidas?
“Antes de entrar a Minerva estuve en José Cuervo, algo parecido, aunque no tanto. Yo soy Químico-Farmacobiólogo de formación, egresada de la UdeG. Ese fue mi primer trabajo en cerveza, pero la cerveza es mi bebida favorita desde hace mucho tiempo.
Estando en la prepa ya te tenía gusto a la cerveza y mi sueño siempre fue trabajar en una cervecería. Soy originaria de La Paz, Baja California Sur, pero me vine a estudiar a Guadalajara, porque en La Paz hay más carreras de turismo. Entré a José Cuervo, pero mi sueño siempre había sido trabajar en una cervecería. Estoy en el trabajo de mis sueños”.
¿Qué tanto estaba presente la participación de la mujer en este tipo de proyectos o puestos creativos?
“Muy poco, la verdad. Poca es la presencia de mujeres, no sé si en cualquier industria, pero sí en la de alimentos. Más que nada en puestos arriba de operativos, realmente no hay mucha presencia. Pero en Minerva se confía en las mujeres y hay otras cervecerías artesanales en México que también apoyan muchísimo a las mujeres”.
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¿En cuáles sabores hemos probado tu talento?
“Estilos que actualmente están de línea Navideña, Lager Light, IPA, Colonial, Playacar, San Cristóbal y todos los estilos que hayan salido de temporada a partir del 2015 han sido míos. Nosotros tenemos lanzamientos de temporada, se hace una cerveza, se lanza para el verano y ya no se repite”.
¿Cuál ha sido la más difícil?
“Ha sido la Lager Light. El briff de esta cerveza era hacer una cerveza en la categoría de las ultra, porque tiene 3 grados de alcohol, menos de 85 calorías y libre de gluten. Lograr esas especificaciones, ha sido la receta más difícil”.
¿En qué momento consideras que una cerveza está lista?
“En mi experiencia en Minerva, tenemos un panel de catas que está compuesta por gente marketing, dirección, calidad, operaciones, ventas, muchas personas que son capacitadas previamente.
El panel de cata dice: ‘ok, este es el punto’. Siempre hay espacios para mejoras, posibilidad de mejorar”.
Minerva te ha brindado su respaldo, pero ¿Cómo ves el panorama afuera, ha incrementado la participación de mujeres como maestras cerveceras? ¿Es fácil que una empresa te abrace como lo ha hecho Minerva?
“No es tan fácil. Colegas hay pocas en Guadalajara y a nivel nacional hay pocas mujeres que se dediquen a este rubro. Creo que hay espacio para todos. En lo personal no me gusta ver si eres mujer u hombre, es realmente el talento. Un talento siempre es desarrollable y mejorable, pero espacio hay”.
¿Qué pasa por tu mente cuando estás en un restaurante, en la tienda o cualquier otro lugar y ves que alguien está comprando o consumiendo la cerveza que tú diseñaste o en la que estuviste involucrada?
“Siento mucho orgullo. Cuando voy al autoservicio o entro a un bar y veo la cerveza, claro que pienso: ‘esa yo la hice, que es mi cerveza’. Sí siento un orgullo muy grande”.
¿Dónde se inicia la formación para ser maestro cervecero? ¿Hay diplomados, talleres o se da este paso desde la carrera o egresando?
“Para poder ser un maestro cervecero en México tienes que tener una formación profesional química, porque todo el proceso de una cerveza es de química. Tienes que tener una formación química y después especializarte.
En México existen cursos, empresas, especialistas, pero realmente una escuela profesional no existe (en el país) lamentablemente. Antes de pandemia, la escuela de Sibel, donde yo estudié en Chicago, que venía a dar cursos a México”.
¿Qué tipo de cerveza recomiendas para quienes se van iniciando en degustar cerveza artesanal?
“Para nuevos consumidores tenemos la Lager Light (3% de alcohol), Colonial (5% de alcohol) y Viena (5% de alcohol). Las 3 son fermentación lager, que las hace cervezas un poco más ligeras, no son tan amargas.
Cuando dominas esas tres ya puedes brincar a Pale Ale, Stout o Playacar”.
¿Cuáles consideras son 3 mitos de la cerveza? ¿Cómo podemos mejorar nuestra experiencia no solo de degustación, sino desde la compra y llevarla a nuestra casa?
Mito 1: “La temperatura no influye en absolutamente nada, de ese sabor ‘azorrillado’ que conocemos, de que se ‘quemó’ la cerveza. No tiene nada que ver por la temperatura”.
Mito 2: “Va relacionado con el anterior. Lo que sí te afecta es la luz. La luz, tanto la de los refrigeradores como de la tienda, hace una reacción con ciertos componentes del lúpulo y te produce ese sabor ‘azorrillado’. El envase ámbar por eso es mejor que el transparente”.
Mito 3: “La lata es el mejor envase para una cerveza, al contrario de lo que se piensa en México, que la lata es barata o ‘chafa’. Realmente es el mejor envase, porque protege al 100% el líquido de los rayos UV que hacen esta modificación. También protege al 100% el ingreso de oxígeno, que también degrada a la cerveza”.