Por Armando Castaño Salazar, presidente de Empresarios Jóvenes de Coparmex Jalisco
El ser emprendedor es una actividad económica, una forma de vida que en los últimos años ha tomado mayor popularidad entre los jóvenes. Ya sea por la cantidad de información y la facilidad con la que se encuentra en redes y buscadores, por las múltiples plataformas de incubación, aceleración y capitalización que existen para startups y pequeñas empresas, es el sueño anhelado de la superación económica y progreso social.
La cultura emprendedora se impulsa por tres importantes pilares: políticas públicas, iniciativa privada y universidades. En ese sentido, las acciones del gobierno son inciertas y cambiantes; vemos desde el ámbito federal un desinterés por el tema.
Claro ejemplo es la desaparición, en 2019, del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), institución que se construyó con voluntades del gobierno y de grandes personajes de la iniciativa privada y todas sus cámaras empresariales.
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Ente promotor de grandes eventos, impulsó la “Semana del emprendedor”, que se realizaba de manera anual y reunía a muchos actores del ecosistema del emprendimiento. Tuvo como ejes la innovación, financiamiento y tecnologías emergentes. Parte de su contenido multimedia aún persiste en YouTube.
Ya no se reconoce a los mejores emprendedores a nivel nacional. Desde 2019 a la fecha no se ha entregado el “Premio Nacional del Emprendedor”. De incentivos económicos ni hablamos.
En temas de emprendimiento, la carga y la agenda quedó a consideración de los estados, donde es percibida como un área de oportunidad. Nuestras encuestados revelan que 73% considera insuficiente el apoyo y conexión al sector.
A los emprendedores de hoy, empresarios del mañana, les urge estar en las agendas de los gobiernos y academia. El tema del emprendimiento debe ser asunto central para el desarrollo del país.
La segunda columna para impulsar el emprendimiento son las propias empresas. Cuando participé en el Premio Emprendedor Coparmex Jalisco, entendí que el gran premio de esa plataforma no era el cheque que dan al ganador, si no el coaching de la empresa padrino. Esto me enseñó mucho durante tres meses: abordando temas financieros, buenas prácticas encaminadas a ser una Empresa Socialmente Responsable, operaciones y sistemas de inocuidad. Todo sembró en la semilla de lo que hoy es mi empresa, certificada bajo el esquema FSSC22000.
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Desde la Comisión Nacional de Emprendimiento de la Coparmex impulsamos y trabajamos en conjunto con legisladores federales en el desarrollo y redacción de la “Ley Federal de Fomento al Emprendimiento”. Esta será un parteaguas de innovación en nuestro país, desde ella se busca incidir en la educación, con incentivos fiscales para emprendedores y mejores políticas públicas de apoyo para emprendedores.
La tercera columna es que los planes de estudio caminen al ritmo de las necesidades de los mercados. Que innoven con conocimiento, capacitación y actualizaciones para que permitan a los estudiantes desarrollar ideas que se vuelvan rentables. Que generen productos y servicios de calidad y tengan estructuras básicas, educación financiera, investigación, desarrollo, uso de tecnologías, valores y habilidades blandas para iniciar un negocio.
La educación no es solo el mayor de los pilares, sino la más importante de todas. Hoy encontramos, desde nivel secundaria en escuelas públicas como privadas, asignaturas y talleres relacionadas con el emprendimiento y educación financiera.
Esto es algo que celebro, pero reconozco que se encuentra en una etapa prematura. Si buscamos más y mejores emprendedores, se requiere la vinculación y el compromiso de la iniciativa privada y sus cámaras empresariales para adoptar en los planes de estudio, los conocimientos y prácticas de formación y fortalecimiento empresarial que ellos dominan.
Es tan clave este factor que DATA Coparmex señala que 97% de los emprendedores tienen un nivel profesional equivalente a licenciatura o posgrado.
La apuesta debe de estar en los jóvenes. Impulsando a este sector se generarán más empleos y se reducirá la informalidad. Las empresas son vehículos de cambio y por ello es muy importante que desde temprana edad se abra la puerta a los emprendedores. El compromiso social va de la mano con el crecimiento de las empresas. En Jalisco, 78 mil empleadores dentro del emprendimiento generan una derrama en nómina de 12 mil millones de pesos.
Tenemos mucho por hacer y también tenemos mucho compromiso.
