De formación lasallista, Francisco Villarreal es un hombre que busca hacer equipo con las personas que colaboran con él, compartir ideas para generar proyectos que impulsen a la sociedad y hacer crecer a los involucrados es fundamental en su vida profesional.
Estudió Comercio Internacional y dos maestrías, una en administración y otra en Gestión de Proyectos; así como el doctorado en XX, para el cual tuvo que residir en el extranjero. La historia de Francisco en su alma mater, desde el aspecto laboral, se remonta al 2006 cuando fue invitado a impartir materias de la carrera en la que es experto.
Más tarde, mientras cursaba la maestría coincidió con el exrector Andrés Govela, quien confió en su trabajo para coordinar la licenciatura en Negocios Internacionales. Tres años después nuevamente el hermano le apuesta a su desempeño al considerarlo para dirigir el área de Vinculación en Rectoría y luego para iniciar el proyecto del Parque de Innovación De La Salle.
En el 2009 comenzaba el boom de la innovación y el emprendimiento y el hecho de que la universidad contara con un espacio propio en el que se impulsaran estos elementos lo motivó a formar parte del que considera un proyecto ambicioso.
Aquí ha podido ampliar su visión, adquirir nuevas enseñanzas y actualizarse en tendencias mundiales; así como relacionarse con mucha gente con quienes ha sumado conocimiento e ideas. “Siempre vas a ir aprendiendo si no, no puedes estar en estos ambientes de innovación… tienes que estar en constante aprendizaje, ser curioso”.
Bajo este tenor considera que para ser un profesionista en constante evolución se debe tener sencillez y humildad, para escuchar las ideas de otros y aceptar cuando no se tiene completamente la razón “porque a la par eso va a generar que puedas crecer también y permitir crecer a los demás, es un tema de colaboración y no tanto de participación”.
El dinamismo que tiene un lugar como el Parque de Innovación De La Salle es una de las tantas cosas que le agradan de trabajar ahí, un día puede estar hablando con emprendedores que quieren poner en marcha un proyecto en materia de salud y de un momento a otro puede compartir con jóvenes interesados en Internet de las Cosas.
“Hoy en día la innovación es un deber ser de las instituciones, cualquiera: gobierno, académica o empresa como tal”.
En su trayectoria profesional se ha encontrado con varios retos difíciles pero laborando en el Parque asegura que el desafío diario es provocar que las personas converjan aún con la complejidad de cada una y sus diferentes perfiles.
“Cada una tiene necesidades diferentes y eso hay que asumirlo y entenderlo para sacar lo mejor de cada uno. Creo que ese es parte de los retos que todo directivo debe de tener: mucha inteligencia emocional y poderla transmitir también a sus compañeros para que saquen lo mejor de sí”.
Una de las más grandes satisfacciones que le ha dejado su trabajo es poner en alto no solo el nombre de la universidad sino también de Guanajuato e incluso México, por ejemplo, al participar en el Foro de Innovación Global, pues solo dos iniciativas latinoamericanas estuvieron presentes: una de Brasil y el Parque de Innovación De La Salle.
“La Unesco nos invita a dar una ponencia de buenas prácticas en este caso de innovación social en un foro de innovación global y mandamos una ponencia, hicimos un speech de 30 minutos, se expuso un póster de lo que es toda esta iniciativa del parque y nos publicaron como tal”.
Como objetivos tiene contemplado seguir consolidando a la institución como aquella que ayuda a resolver problemas que afligen a la sociedad guanajuatense y de la región. Así como la publicación de un libro en el que se aborde el tema de la innovación “desde la persona para la persona”. De igual manera, en el ámbito personal, busca darse tiempo para disfrutar con su familia, amigos y compañeros.
Afirma que el éxito dependerá de cada persona, pero al menos para él es que sus hijos puedan aportar grandes cosas a la ciudad y sean personas de valores. Por eso también aconseja a los jóvenes a ser transparentes con los demás, a viajar para aprender, no perder ese espíritu curioso y ser constantes en cada una de sus acciones.
