Por Dr. Amado Jiménez Ruiz
Medicina Interna y Neurología
La epilepsia (o crisis convulsivas de repetición) es una enfermedad tan antigua como la humanidad. Previamente se creía que era un acto divino, mientras que otros creían se trataba de una posesión diabólica. Fue Hipócrates en el año 400 A.C quien por primera vez identificó que era una enfermedad que, como muchas otras, tenía un origen cerebral. Como bien señaló Hipócrates, la epilepsia es un trastorno que se produce por una actividad eléctrica anormal en una región específica del cerebro causando una “crisis epiléptica”. Las crisis epilépticas tienen múltiples presentaciones, pueden ser muy sutiles y durar pocos segundos (cómo las crisis de ausencia) o pueden ser aparatosas en donde una persona pierde el conocimiento y presenta sacudidas de todo el cuerpo por varios minutos, mordiéndose la lengua o perdiendo el control de esfínteres.
En México hay aproximadamente 2 millones de personas afectadas con esta enfermedad para quienes existen múltiples opciones terapéuticas incluyendo cambios al estilo de vida, medicamentos y hasta cirugía. Una de las grandes desventajas con la que tienen que luchar día a día las personas con epilepsia no radica en su enfermedad per se si no en la discriminación y estigma social que sufren por la falta de información en nuestra sociedad. A pesar de que la epilepsia en ciertos casos puede ser una enfermedad incapacitante que deja secuelas neurológicas severas, la mayoría de las personas con epilepsia llevan una vida totalmente normal. Grandes personajes de la historia como Alejandro Magno, Julio Cesar, Napoleón Bonaparte, Fiódor Dostoyevsky, Neil Young, Lil Wayne y Prince han sido epilépticos. Ellos son prueba de que tener epilepsia nunca ha sido un obstáculo para triunfar en la vida.