Por: C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas
La estabilidad de la empresa familiar no es sólo un concepto. Se trata de una construcción. Un proceso que necesariamente reclama la emergencia de un guía. El liderazgo en la empresa familiar puede llevarlo, o no, la misma persona que se encarga de dirigir la compañía. Significa, sobre todo, la conducción moral, cuya responsabilidad principal es provocar el interés de los integrantes de la familia en el negocio.
¿Cuál es el perfil de un líder familiar?
Tradicionalmente, la figura de guía recae en el patriarca o matriarca. Sin embargo, y privilegiando como interés superior la armonía de la empresa familiar, de no satisfacer el perfil, cualquier miembro que tenga la aptitud de desenvolverse como autoridad puede asumir el rol. La persona que lidere debe cumplir, idealmente, con las siguientes capacidades:
· Ejemplaridad.
Quien dirige no puede proyectar incongruencia. Todas sus acciones deben desarrollarse de conformidad con los valores familiares.
· Disposición individualizada.
El líder debe entender las condiciones particulares de cada miembro y tener la apertura para una relación personalizada. Reconocer a los familiares como las partes de un todo que apuntala la consolidación de la empresa.
· Ecuanimidad.
El control del temperamento, el hábito del diálogo y la capacidad de persuadir sin imponer son factores necesarios. Se trata de contar con un equilibrio personal que permita concretar las responsabilidades.
· Talento inspiracional.
Una de las necesidades básicas para guiar es la destreza para ayudar a superar los límites. Empujar para que el resto consiga la mejor versión de sus habilidades a favor del proyecto común.
Al final, el líder tendrá un éxito doblemente satisfactorio: un negocio rentable y una familia estable. Ser un guía recuerda mucho a la tarea de cuidar un peral: entre más resistentes y atendidas estén las ramas, ¡mayores serán los frutos que se obtengan del árbol!
