Originario de Torreón, y radicado en la Ciudad de México, Vicente Alfonso es uno de los escritores contemporáneos más reconocidos de La Laguna.
Su obra literaria ha sido ampliamente elogiada por su habilidad para captar los matices de la vida en el desierto y su impacto cultural en la región. Prueba de ello es “Huesos de San Lorenzo”, una novela que explora la identidad norteña y la conexión con el entorno árido de la región.
Formado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma de Coahuila, el escritor lagunero ha logrado consolidarse tanto en el ámbito literario como en el periodístico, manteniendo un compromiso constante con los lectores y su comunidad.
Para él, la literatura y las artes representan un laboratorio social, una herramienta crítica capaz de cuestionar y transformar.
Como él mismo señala, “la literatura es el mejor ejercicio, lo mejor que se ha inventado para ponerse en los zapatos del otro”.
Este enfoque lo ha llevado a explorar las realidades de su tierra natal y a versar sobre temas de relevancia universal desde su peculiar óptica, de modo que sus trabajos revelan una profunda comprensión de la labor del escritor en un México con complejos desafíos sociales.
Vicente Alfonso: Hombre de letras
El amor de Vicente Alfonso por la literatura comenzó en su niñez, cuando, gracias al apoyo de su madre, tuvo acceso a libros desde muy temprana edad.
“Mi madre se arregló con el encargado de una librería y le dijo que mi hermano y yo podíamos escoger libros, que ella pagaría después”, comenta Vicente Alfonso, evocando una anécdota que subraya la importancia del entorno familiar en el fomento de la lectura.
Esta inclinación inicial hacia la lectura, sumada a la influencia de profesores como Antonio Álvarez Mesta, Saúl Rosales y Federico Campbell, lo llevó eventualmente a la escritura. Su estancia en el taller literario del profesor Rosales durante siete años, y una beca de la Fundación para las Letras Mexicanas, fueron fundamentales para su desarrollo como escritor profesional.
Para Vicente Alfonso, el escritor debe tener un compromiso social y una actitud crítica, entendiendo que su obra influye en el pensamiento y las discusiones de su tiempo.
La literatura, opina, “permite imaginar cambios sociales” y funciona como un espacio de reflexión profunda, abierto al lector.
Bajo este concepto, su visión de un México lector se fundamenta en la educación y la participación activa de las familias, pues sostiene que es necesario que “las familias compartan la lectura como comparten el entusiasmo por el futbol o el béisbol”, para que los niños crezcan inmersos en este entorno cultural.
Embajador de La Laguna
La identidad lagunera es un elemento que permea tanto la vida personal como la obra de Vicente Alfonso.
Su novela “Huesos de San Lorenzo” es un claro homenaje a la región del desierto, que describe como un entorno que “forja el carácter”.
La fuerza de La Laguna y la perseverancia de sus habitantes se ven reflejadas en su escritura, transmitiendo la tenacidad que caracteriza a esta región norteña.
Para él, el desierto representa un desafío constante, “un esfuerzo humano que parecía descabellado, como los primeros cultivos y viñedos traídos por los jesuitas”.
Fuera del ámbito literario, disfruta de la compañía de su familia, el tiempo de calidad y las actividades al aire libre, en especial correr, actividad que considera clave para estimular su creatividad.
En cuanto a su labor como escritor, destaca el papel de los talleres literarios como semilleros para nuevos talentos, agradeciendo la formación que recibió en talleres como el de Saúl Rosales, pues considera que estos espacios de desarrollo para jóvenes escritores son “como sembrar dátiles que otros cosecharán en el futuro”.
Y como autor, es un fiel convencido de que la inspiración, “depende mucho de qué tanto nosotros mismos estamos propiciando entrar en esa zona de fortuna creativa”.
Sin embargo, no ve a la inspiración como un elemento absoluto, ajeno al trabajo arduo, con el que aspira a seguir dedicándose a lo que le apasiona, pues para él, la literatura, sin duda, es un medio para entender el mundo y comunicarse con los demás.
Un “viaje de ida y vuelta entre la realidad y la literatura”, donde se puede explorar, interpretar y compartir experiencias humanas.