Me gusta pensar en la idea de vender(nos) como una tarea que todo profesional que se sabe talentoso abraza como parte de su construcción de reputación.
En realidad, todos nos estamos vendiendo todo el tiempo.
Queremos que se perciba nuestra mejor parte.
Queremos ser relevantes y reconocidos.
Pero algo pasa cuando hablamos de vender, y más si hablamos de vendernos.
Vender sin vender, intentan llamarlo algunos para referirse a ese acto de intencionar la comunicación para hacernos visibles sin parecer mercaderes.
Pero… ¿se puede realmente vender sin vender?
No me gusta la frase, debo confesar.
No me gusta “vender sin vender”. No me gusta “vender sin que se note”. No me gusta la “venta silenciosa”.
Porque me gusta vender. Me encanta, en realidad.
Me encanta eso que sucede cuando alguien sabe que le puedo ayudar y se genera una transacción.
Pero también me gusta que vender sea fácil, no te voy a engañar.
Me gusta saberme relevante y cerrar negocios con gente a la que puedo aportar.
¿A quién no?
Ahora que lo pienso, me gusta cerrar. Me encanta.
¿Cómo se consigue ser una persona lo suficientemente relevante como para atraer a personas a tu mundo y “cerrar” en lugar de “empujar ventas”?
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Desde mi experiencia, con una comunicación 5 Cs:
Claridad en lo que haces. Deja de darle vueltas al pitch, la propuesta de valor y otros términos marketeros. Hazte estas dos preguntas:
¿Para resolver qué problemas es que alguien te llamaría? y,
Cuando te llame, ¿qué le ofrecerías?
Coherencia con lo que eres y te sientes cómodo ofreciendo. Nadie confía en alguien que no confía en sí mismo (por muy bueno que sea pretendiendo).
Consistente en tu mensaje. Como gota de agua que erosiona la roca. No te salgas de tu GRAN mensaje. Yo te ayudo a comunicar claramente tus ideas, ha sido la gota que yo, por ejemplo, he lanzado por años… a veces desde una agencia, otras con mentoría, haciéndote un copy o dando una conferencia.
Mi gran mensaje es el mismo: ¿De qué te sirve ser el mejor si no logras comunicarlo? Lo vas a ver en mi web, en mis redes y en el corazón de cada charla que imparto.
Conectando con un público concreto (no un nicho, no creo en los nichos, la verdad). Me gusta más pensar en un público como un mundo de personas que tienen el mismo problema, se dediquen a lo que se dediquen, vivan donde vivan, o tengan la edad que tengan.
¿Mi público? Profesionales con grandes ideas que no han logrado comunicarlas claramente. Si te sirve el ejemplo, tómalo.
Y finalmente, mi nuevo favorito de la comunicación:
Construyendo un mundo en torno a tu GRAN mensaje. Haciendo que cada pieza del rompecabezas que eres y comunicas, tenga sentido en un mundo donde tus clientes quieran vivir.
Haciendo que tu experiencia profesional, estilo de vida personal, aprendizajes o conexiones entren (si así lo decides) a tu mundo de marca como cuchillo en mantequilla.
Si haces esto, tienes un buen sostén que incluso puede aguantar el hecho de que no te guste vender.
Todos estamos comunicando todo el tiempo. Ante eso, mi consejo siempre será ponerle intención. Vale la pena.
Diana C. Torres Álvarez
IG: @dianatorres.mx
Lin: Diana Torres
