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noviembre 23, 2024

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Reseña de Thor Ragnarok

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La sobrexplotación del género de superhéroes ha hecho que el público sea menos impresionable con cada nueva entrega que existe en este terreno, es por eso que los estudios y los creadores de este tipo de películas están constantemente en búsqueda de algo diferente, algo que separe a su proyecto de todas las demás. En el universo de Marvel solo tres cintas se han distanciado del común denominador de lo que ha establecido la propia compañía: Capitán América: El soldado de invierno (Hermanos Russo, 2014), Ant-Man(Peyton Reed, 2015) y las dos entregas de Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2015, 2017). La primera se ciñó al estilo de las cintas de espionaje gubernamental de los setentas, la segunda al cine de robos y las otras a la ópera espacial.
   Ahora tocó el turno de Thor de hacer su propia jugada arriesgada y separarse del camino de sus compañeras. Para eso contrataron a Taika Waititi, un actor y director neozelandés que hace unos años sorprendió a la crítica mundial con dos cintas muy diferentes entre si, pero con un componente muy marcado en común, un humor muy característico y muy eficaz: What we do in the shadows (2014) un falso documental sobre la vida común y corriente de un grupo de vampiros en nuestra época, y Hunt for the Wilderpeople (2016) una aventura infantil sobre un niño problemático que se pierde en un bosque junto a su padre adoptivo, con el cual no se lleva precisamente bien. Ambos filmes son imprescindibles y altamente recomendables, pero aún así estos dos proyectos no eran precisamente la mejor carta de recomendación para hacerse cargo de una súper producción sobre un conocido superhéroe, ya que son comedias pequeñas y más bien entran en la categoría de cine independiente. Si a esto le agregamos que además estamos hablando del miembro más débil del eslabón de la compañía Marvel en cuanto a adaptaciones se refiere (ya que como todos saben, el dios nórdico es el que menos suerte ha tenido en sus adaptaciones cinematográficas), pues estábamos ante una misión casi imposible, o cuando menos una que dejaba muchas dudas. Pero al final se logró, y en mejor manera de lo esperado.
   Thor (Chris Hemsworth) está preso al otro lado del universo en un planeta lleno de cazarecompensas y al servicio de un dictador muy carismático, pero letal (Jeff Goldblum). Se encuentra ya sin su poderoso martillo y además se enfrenta a una carrera contra el tiempo para salvar a su pueblo. Su objetivo es volver a Asgard y parar el Ragnarok, que significa la destrucción de su planeta natal y el fin de la civilización a manos de una todopoderosa y malvada villana llamada Hela (Cate Blanchett). Pero primero deberá sobrevivir a una lucha mortal de gladiadores que lo enfrentará a su aliado y viejo compañero Hulk (Mark Ruffalo), y deberá escapar de ese pintoresco planeta y salir vivo en el intento.
   Antes de seguir hay que aclarar un punto muy importante de esta nueva entrega de Thor, y es que estamos aquí ante una comedia desenfrenada, con un estilo alucinante y excéntrico, al más puro estilo de su director. Por momentos hasta parece una obra de Andy Warhol en movimiento, obviamente con su consabida dosis de acción, efectos especiales y guiños al gran universo que se ha creado alrededor de los superhéroes más poderosos del universo. Todo esto está aderezado todo por un soundtrack potente y por una fotografía cortesía del español Javier Aguirresarobe, más colorida y espectacular que las de las demás integrantes del MCU (Marvel Cinematic Universe).
   Una vez aclarado el punto de que estamos en realidad ante una comedia, hay que decir que sin duda ésta es la mejor película que se ha hecho sobre el personaje, lo cual tampoco es muy difícil viendo sus antecesoras, y dentro del universo de las más de 13 cintas que lo comprenden. También estamos ante una de las más divertidas, pero tampoco llega a ser lo mejor del universo Marvel (ese honor lo comparten Winter Soldier y Civil War). Aún así, si es un film recomendable como comedia de acción, aspecto que seguramente a muchos fans nos les caerá en gracia. Precisamente lo que siempre se la ha criticado a la compañía es hacer cine demasiado ligero, con muchos chistes y poco profundo, aspecto que en esta ocasión se va al extremo pues los chistes se han multiplicado y la ligereza impregna todo el relato, para muchos espectadores comunes esto resultará en dos horas de risas y diversión asegurada, pero para los más clavados podría significar el ridículo más grande de la compañía.
   Incluso es precisamente en esta entrega donde mejor se le ve a Chris Hemsworth, un actor que ha demostrado que en la comedia podría estar su mejor nicho, y se nota a primera vista que él y su director formaron una estupenda mancuerna artística, y es que Waititi es uno de los pocos directores que han podido imponer su sello característico a su película, ya que solo James Gunn lo había podido hacer con Guardianes de la Galaxia. También Jeff Goldblum y Tessa Thompson realizan un trabajo destacable, sobre todo Goldblum que le inyecta al personaje del Gran Maestro su acostumbrado carisma y buen rollo. También hay que recalcar que por fin Idris Elba como Heimdall hace algo en un film de Thor, ya que en las dos anteriores su presencia solo era un mero adorno.
   Por el lado negativo, se desperdicia a una de las mejores actrices de la actualidad, pues el papel de Cate Blanchett no aporta gran cosa, lo cual es una verdadera lástima ya que aquí estaba una ocasión perfecta para entregar un villano memorable dentro de esta larga saga, cosa que se queda muy a medias. Además se podría achacar que por momentos hay una nulidad dramática alarmante, haciendo que se torne pesado tanta broma y jugarreta, aún cuando su estilo es más escandaloso y desinhibido.
   Pero en conclusión, estamos en mayor medida ante una parodia ágil y muy divertida, además cumple en la parte de la acción y las peleas; mención especial a las dos secuencias del filme en las que se utiliza la canción Immigrant Song de Led Zepellin, pues son un portento visual emocionante y de lo más destacado del metraje. Sus creadores por fin aceptaron que lo mejor que podían hacer con este personaje era abrazarse a lo absurdo, burlarse de ellos mismos, divertirse y divertir a los espectadores en el camino. Lo lograron con creces.

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