México es una república federal con un sistema político democrático representativo y multipartidista, pero actualmente está experimentando la consolidación de un cambio de régimen luego de cuatro décadas de políticas neoliberales, en medio de la mayor transformación global en un siglo.
El contexto mundial muestra una transición de un orden unipolar bajo la hegemonía estadounidense hacia un orden multipolar. En este marco, México acaba de vivir las elecciones más grandes de su historia, y enfrenta el cambio de un gobierno populista de izquierda, liderado por López Obrador, hacia otro encabezado por Claudia Sheinbaum, también de izquierda, pero con un perfil distinto.
A partir de octubre de 2024, México será gobernado por una mujer por primera vez. Morena se perfila como la nueva fuerza hegemónica, similar -aunque no igual- al PRI en el siglo XX. Y busca usar su poder para reformar la constitución y adecuarla a su visión particular de la democracia y el Estado.
Uno de los pilares del régimen que se construye es un desarrollo más equitativo para erradicar problemas como la pobreza y la inseguridad. Desde su visión, es crucial mantener y ampliar las estrategias de transferencias monetarias directas y construcción de infraestructuras, dependientes de una mayor recaudación de impuestos, ahorro en el gasto público, combate a la corrupción y, en algunos casos, deuda pública.
Sin embargo, para un desarrollo económico sostenido, el país necesita una multiplicación de inversiones privadas, que a su vez requieren condiciones favorables para establecerse. Una pregunta clave es si México podrá desplegar una estrategia dual de crecimiento económico y desarrollo equitativo, superando los retos estructurales y aprovechando las oportunidades que ofrece la transición global.
El gobierno actual ha recurrido al revisionismo histórico para crear el concepto de la Cuarta Transformación, viendo la Independencia, la Reforma y la Revolución como las tres transformaciones previas. Y aunque no queda claro todavía cuál será el mote de la actual transformación, su sello distintivo intenta ser “la separación del poder económico del poder político”.
La llegada de Morena al poder está ligada a la crisis del modelo neoliberal impuesto desde los años 80, que llevó a una creciente desigualdad, inseguridad y polarización social. La elección de López Obrador en 2018 evidenció la búsqueda por parte de la mayoría del electorado activo de nuevas soluciones a problemas históricos y estructurales.
TE PUEDE INTERESAR | De la parálisis diplomática a la paradiplomacia – Columna de Arturo González
La elección de Sheinbaum muestra la consolidación de esta apuesta, aunque también el fuerte peso de la estrategia social de transferencias monetarias directas.
Por otro lado, no podemos dejar de ver que el viraje de México hacia la izquierda populista se enmarca en una tendencia global en la que los partidos tradicionales de centro, izquierda socialdemócrata y derecha liberal enfrentan serios problemas para mantenerse como opciones viables. Este fenómeno ha llevado a la debacle del PRI, PAN y PRD en México, y ha dado lugar al ascenso de Morena como fuerza dominante.
Por ocurrencia discursiva, López Obrador ha mencionado a Dinamarca como un modelo a seguir en política de salud. Por conveniencia retórica, la oposición trata de infundir temor en los ciudadanos sobre un camino hacia la experiencia venezolana. Ambas comparaciones están fuera de la realidad.
México tiene características únicas, aunque no es inmune a la influencia del contexto global ni a ejercer influencia en él.
Así ha sido desde la Independencia que se dio en medio del surgimiento de la hegemonía británica; en la Reforma, que ocurrió durante la transformación liberal económica del mundo; en la Revolución, que transcurrió en el cambio de hegemonía del Reino Unido a EEUU, y en la caída del régimen priista, que aconteció en pleno auge del neoliberalismo.
México es un país bisagra en América, un nodo de conexión global, un territorio de frontera, una zona de transición entre varios mundos. Norteamericano por geoeconomía, hispanoamericano por identidad cultural y latinoamericano por visión geopolítica, México ocupa una posición estratégica en el escenario global, con acceso a los dos océanos más importantes del mundo.
TAMBIÉN LEE | Análisis y acción en un cambio de época – Columna de Arturo González
¿Se dirige México hacia el autoritarismo? ¿Se está constituyendo un régimen iliberal? Las respuestas a estas preguntas pueden variar, pero es esencial reconocer que México está respondiendo a tendencias globales que afectan incluso a las democracias más consolidadas del mundo.
Para comprender el presente y futuro de México, es crucial analizar su contexto económico, político y cultural, alejados de las simplificaciones extremistas. Hay que derribar mitos, aclarar realidades, observar retos y vislumbrar oportunidades. Sólo así podremos tomar mejores decisiones. Es la apuesta que hago en mis artículos, reportes y conferencias para medios, empresas y organizaciones.
*Arturo González González
MAIL: agonzalez@grupopunto.net
TWITTER: Artgonzaga
WEB: urbeyorbe.com
Lee más artículos de opinión de los colaboradores de la Revista PLAYERS of Life