Para Jesús Niño de Rivera, CEO y cofundador de Eurus Aviation, la aviación es más que una profesión, se trata de una pasión convertida en una manera de vivir. Heredero del gusto por volar de su abuelo, el primero en la familia en surcar los aires, el hoy piloto privado narra con emoción su historia.
Hoy, tras comprender que el tiempo es uno de los recursos más valiosos y que, sumado a la comodidad, el lagunero convierte a la aviación privada en una relevante opción para un mercado que abarca empresarios, ejecutivos y celebridades, es un exitoso piloto y emprendedor.
Pero su camino comenzó mucho antes, en sus años verdes. “El novio de una prima se fue becado a estudiar aviación a los Estados Unidos; yo ya tenía la idea de ser piloto aviador… cuando volvió, me contó su experiencia y me ofreció la oportunidad de seguir sus pasos en la academia American Flyers. Le dije a mis papás, pero me pidieron acabar la preparatoria, pero no quise dejar pasar la oportunidad y apliqué sin avisarles hasta que necesité que me firmaran los papeles”, explica.
Para los padres de Jesús no fue sencillo aceptar su sueño, pero al final logó convencerlos mediante el tesón que le caracteriza. Y entonces llegó lo más complejo: el viaje a Dallas para comenzar la escuela, en la cual dormía, comía y trabajaba en los talleres como un “multiusos”: “pasé así los primeros ocho meses y lo disfruté mucho, además de que aprendí a hacer todo”.
Con emoción, el piloto recuerda su primer vuelo, el cual realizó a tan sólo 24 horas de llegar a la escuela en Texas: “lo hice junto a un instructor, es un proceso para evaluar de qué estás hecho, para ver si sientes mareos o temor, para valorar si tienes madera o no”. Jesús demostró, desde aquel ya lejano día, que poseía el talento y el carácter necesario. “A los 20 días de eso hice mi primer solo, fue una sensación increíble, la tengo grabada y nunca se me va a olvidar”, añade.
Desde aquel entonces, Jesús asumió la responsabilidad de pilotear una máquina tan precisa y exigente como lo es un avión, en el cual se transportan vidas: “es una responsabilidad muy grande. Yo acompaño a la gente que vuela conmigo, tengo una familia que me espera, hay que entender que no nada más son los pasajeros, sino que va toda la tripulación y todos queremos llegar del punto ‘A’ al ‘B’ con seguridad”, explica.
En ascenso
Las primeras experiencias del piloto lagunero lo forjaron: no sólo le brindaron experiencia profesional, sino que apuntalaron sus valores y detallaron sus aspiraciones.
Su deseo de superación lo llevó a intentar ingresar a Aeroméxico, lo que no logró por su falta de horas de vuelo, desaguisado que no lo frenó, por el contrario, le dio la motivación de superar los requisitos de la prestigiada aerolínea.
“Volar es una sensación inexplicable, se tiene que vivir para saber lo que se siente. Es bien difícil porque no todo mundo tiene la oportunidad de sentir lo que es levantar o aterrizar un avión”.
Jesús Niño de Rivera, CEO y cofundador de Eurus Aviation
Como piloto de Aerolíneas Ejecutivas, principal compañía de aviación privada en Latinoamérica, Jesús Niño de Rivera no sólo sumó horas en los cielos durante dos años, también añadió el arrojo que caracteriza a los líderes. “Hasta ese momento me limitaba a solo ser piloto”, explica.
Durante cuatro años trabajó en Casas Geo, justo antes de que todo cambiara y un importante inversionista le ofreciera abrir una empresa de aviones ejecutivos, a la cual ingresó como director de operaciones, posición desde la que aportó para que pasaran de tener un avión a catorce en menos de un año.
Momento crucial para Jesús Niño de Rivera
Después, Rolando Ugalde, actual socio de Jesús Niño de Rivera en Eurus Aviation, le solicitó un vuelo a Houston; el servicio brindado le agradó de tal manera que germinó la idea de fundar la hoy exitosa compañía de vuelos.
“De regreso a México, me buscó para ver la posibilidad de comprar un avión para 50 personas. La intención era cambiar los conceptos de la aviación privada al adaptar un avión comercial con todos los lujos de un jet. Se fue puliendo todo hasta que logramos establecer la compañía. Le invertimos casi un millón de dólares para adaptarlo de todo a todo y que pudiera dar el servicio de lujo que estábamos buscando”, dice.
El avión quedó listo para 2020, pero su vuelo fue detenido por la pandemia provocada por el covid-19; para fortuna de los socios, lograron mantenerse en pie y preparar su ascenso, que no han detenido desde entonces: su agenda está llena.
“Estamos creciendo como empresa en la aviación. Hace ocho meses conseguimos un segundo avión y la proyección es conseguir uno más y otro de 12 plazas para cubrir todo el mercado de aviación ejecutiva”, argumenta.
“Siempre he creído que el miedo es falta de información, entonces, hasta que no conoces bien lo que es la aviación, dejas de sentir esa incertidumbre”.
Jesús Niño de Rivera, CEO y cofundador de Eurus Aviation
“Nuestro principal diferenciador es que brindamos un servicio de avión privado y de lujo, que llega al hangar privado, que te ahorra las dos horas previas al vuelo, no lidias con equipaje y el peso del mismo. Es decir, todo el ‘core’ de un avión privado en un aparato comercial. Eso no existía en México”.
El primer vuelo de la incipiente empresa fue para Christian Dior, lo que demostró el nivel y potencial de Eurus y de Jesús Niño de Rivera como piloto. “Llevamos a las 50 ‘best shoppers’ de Latinoamérica a Tulum para que estuvieran en la inauguración de una tienda. Cuidamos cada detalle, y de ahí comenzamos a tener más trabajo. Nos fue muy bien afortunadamente”.
Escucharse a sí mismo
Hoy, que Jesús se muestra libre y fortalecido por su éxito, no olvida el ayer en donde era un joven con anhelos, que superó la fragilidad de la juventud para alcanzarlos. El piloto contrastado que es hoy, no se explica sin el muchacho atrevido de ayer.
“Tengo un gran amigo que, en su momento me aconsejó que, todas las realidades alguna vez fueron un sueño. Ese es mi lema y estamos creciendo en muchos sentidos, es algo increíble que me ha costado mucho, pero también viene con logros y alegrías, yo disfruto lo que hago, y si un día dejo de hacerlo me retiro. Tengo 27 años volando y, desde el minuto 1 hasta ahorita, lo he disfrutado mucho”.