Aunque en franca recuperación, durante 2025 la industria en México ha mostrado una dinámica mixta, particularmente apoyada por los estados del norte y occidente de México, que se perfilan a fortalecer este brazo del país.
De acuerdo con el Boletín del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI), en agosto de 2025 la producción industrial se redujo 0.3%, con base a cifras desestacionalizadas, respecto al mes previo, mientras que la variación anual fue de –2.7%.
Dentro de sus componentes, la manufactura creció 0.2% mensual, mientras que la minería cayó 0.7% y la construcción 2.2%.
La industria en México y la evolución estatal
Este comportamiento nacional, sin embargo, contrasta con la evolución estatal.
Y es que, en el Boletín del Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa (IMAIEF), correspondiente a octubre de 2025, se reporta que en junio de dicho año los estados que registraron los mayores aumentos mensuales en actividad industrial (cifras desestacionalizadas) fueron Nayarit con 6.9%, Sinaloa con 5.0% y Tamaulipas con 2.9%.

En contraste, Coahuila de Zaragoza presentó una disminución de –0.5%, y Jalisco un leve retroceso de –0.1%.
El dato de Jalisco, en particular, señala que el estado no logró mantenerse en terreno positivo en ese mes, aunque su tasa interanual fue de 3.3%.
En cuanto a Nuevo León, el mismo reporte indica que su actividad industrial aumentó 0.6% mensual en junio de 2025 (desestacionalizada) y 5.1% en tasa anual.
Estos resultados, ante el análisis oficial, permiten afirmar que, hacia la mitad de 2025, algunos estados del occidente y del norte menos saturados industrialmente están mostrando incrementos notables, mientras que las entidades con mayor peso industrial enfrentan fluctuaciones más moderadas o negativas.
El ámbito regional
En el ámbito regional, el Reporte sobre las Economías Regionales del Banco de México para el segundo trimestre de 2025 estima que la región norte, así como la región centro-norte, registraron crecimiento en ese periodo.
En el caso del norte, dicho crecimiento se atribuye, en parte, al avance de la actividad industrial y de ciertos servicios de apoyo, como señala el Banco de México.
En su informe, el Banxico añade que la recuperación industrial en esas regiones fue más fuerte que en el sur, que continuó evidenciando debilidad estructural.
Ese mismo reporte, a detalle, expone que el crédito vigente de la banca comercial al sector privado no financiero continuó creciendo con respecto al año previo en todas las regiones, aunque con ritmos menores que en trimestres anteriores.
En particular, la expansión del financiamiento para el sector industrial fue un factor común.

Industria en México, sin uniformidad
Peculiarmente, la recuperación no ha sido uniforme. Algunos recuadros del Banco de México muestran en cuanto a la industria en México, que las regiones tradicionales enfrentan cuellos de botella diferenciales.
Por ejemplo, en su recuadro “Contribución de factores comunes y regionales al debilitamiento económico” relativo al periodo octubre-diciembre de 2024, se señala que factores tales como la debilidad de la demanda interna, costos financieros y fricciones institucionales impactan más intensamente en regiones con mayor concentración industrial.
En ese contexto nacional y regional aparece un reto estructural, pues a pesar de que la manufactura muestra signos de recuperación en ciertos estados, el componente agregado industrial nacional permanece con resultado negativo.
Entre enero y agosto de 2025, la variación acumulada del IMAI fue de –3.6% respecto al mismo lapso del año anterior, de acuerdo con el INEGI.
Divergencias estatales
Las divergencias estatales -debe puntualizarse- son relevantes para comprender la reactivación industrial.
Coahuila, aunque figura entre las entidades con tradición manufacturera, no registró crecimiento mensual en junio de 2025, con un –0.5% desestacionalizado. Nuevo León, por su parte, destaca entre los estados de mayor actividad industrial estatal, con un aumento mensual de 0.6% y alza interanual de 5.1%.
En tanto, Jalisco, un actor industrial del occidente, permanece en una zona de oscilaciones, ya que en junio de 2025, su variación mensual fue de –0.1%, aunque la tasa anual fue de 3.3%.
Asimismo, como dato complementario, cabe resaltar que, según el Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa (IMAIEF), a nivel nacional en junio de 2025 el sector manufacturero contribuyó al crecimiento de la actividad industrial, aunque no fue suficiente para compensar las bajas en minería y construcción.

Señales mixtas para la industria en México
Ante este escenario, para 2025, el entorno macroeconómico ofrece señales mixtas.
En su reporte trimestral, el Banco de México, por ejemplo, revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para el año, situándolo en aproximadamente 0.6%, un ajuste que anticipa un margen estrecho de expansión, bajo presión por la baja inversión privada, la incertidumbre externa y los costos financieros.
Con ello, la acumulación de evidencia indica que, hasta octubre de 2025, la reactivación para la industria en México, particularmente en el norte y occidente del país, aunque ha logrado pasar del estancamiento a la chispa, ha sido parcial, heterogénea y sujeta a factores estructurales.
Así, algunos estados menos industrializados capitanean alzas mensuales destacadas, como Nayarit y Sinaloa, mientras que los estados con mayor presencia manufacturera, como Coahuila, Nuevo León o Jalisco, enfrentan ritmos mixtos.
Según el análisis del Banco de México y del INEGI, el componente manufacturero sigue siendo el eje fundamental de la recuperación industrial estatal, pero su efecto agregado aún no ha revertido totalmente la tendencia nacional negativa.
Por tales razones, las perspectivas para 2026 se concentran en la consolidación del proceso de recuperación a partir de la normalización de los costos financieros, la reconfiguración de cadenas productivas impulsadas por el nearshoring y una posible reactivación de la inversión privada.
Sin embargo, tanto Banxico como el INEGI anticipan que la expansión será moderada y estará condicionada por el desempeño del mercado estadounidense, la capacidad de inversión regional y la estabilidad macroeconómica interna, factores que, sin duda, habrán de definir el ritmo de crecimiento de la industria en México en el próximo ciclo y si es que, finalmente, se consolida o se revierte el chispazo.


