Esta oficina se puede caracterizar por la presencia de un asador, carbón o leña, familia o amigos, sazón y por supuesto una llama.
Fue en este entorno precisamente que nacería una genialidad: Fireball.
Pero su concepción se remonta tiempo atrás, antes de llegar con los tiburones de Shark Tank y de cumplir un millón de flamas vendidas.
Esta es la historia de cómo un interés por el aprovechamiento de materiales de una empresa, llevó a la creación de un nuevo y prometedor negocio.
LA BÚSQUEDA DEL VALOR AGREGADO
Daniel Aguirre y su departamento de Investigación y Desarrollo, ya llevaban un tiempo indagando formas de cómo aprovechar el “desperdicio” de material producido en su mueblería.
Fue del 2017 al 2018 que incursionaron en el mercado de pollo en engorda y la producción propiamente del aserrín para las camas de estos animales.
“Como todo negocio, no empezó bien, el material no era viable ya que tenía pedazos de astilla”.
A pesar de este traspié, Aguirre determinó que tenían que seguir creando.
La respuesta a esa búsqueda del valor agregado a su empresa llegaría en una reunión entre amigos.
Como responsable de encender el carbón se dio cuenta que existían iniciadores hechos de material químico que funcionaban. “¿Por qué no los hacemos de aserrín?”, fue la idea que invadió su mente.
No se estaba creando algo de cero en ese momento, pero Aguirre pensó que todo se podía mejorar.
Con 3,500 metros cúbicos, camiones estacionaos llenos de material, del 2018 al 2019 comenzó a desarrollarse la Fireball.
UN PRODUCTO CON INGENIERÍA
Fireball mide 6 centímetros, pesa 20 gramos y alcanza una llama de casi 30 centímetros. Su capacidad calorífica es extensa y dura encendida un promedio de 16 minutos.
“Tiene ingeniería, su forma piramidal hace que sea más eficiente que la de los competidores”, comenta Aguirre.
Además de ello, el hecho de tener el recurso humano, la infraestructura y los materiales, hacen que el producto sea más accesible al consumidor.
Una de sus características centrales es ser amigable con el medio ambiente, ya que está constituida por los materiales que podían haber ido a la basura.
“Materiales que iban a contaminar, los volvemos a utilizar para hacer un subproducto que ahora ya se convierte en un producto de la misma altura a lo que era inicialmente”, explica Aguirre.
“NADANDO CON TIBURONES” EN EQUIPO
Una vez que la producción comenzó a andar, el producto hablaba por sí solo. Ahí fue cuando Lina Velázquez lo conoce y se interesa en este facilitador de convivencias.
Nace esta sociedad y mientras Daniel se enfoca en la producción, Lina llega a ser la estratega de la comercialización.
El 15 de septiembre realizan su primera venta y meses después Velázquez pone sobre la mesa llevar el proyecto al programa Shark Tank México.
Las dudas de enfrentarse a los tiburones surgieron pero particularmente Lina creía en el potencial de lo que habían desarrollado. Y no se equivocó.
En medio de un viaje a la playa recibe la llamada de la producción, que en cuestión de días les pedía cumplir con el papeleo correspondiente.
Ya en el programa, el interés se despertó en los tiburones, pero el socio elegido fue el empresario Arturo Elías Ayub. Su inversión fue de 650 mil pesos por el 20 por ciento de la empresa y un peso por cada flama vendida en Estados Unidos.
“Nos fue muy bien, gustó el producto y gracias al programa hemos tenido una proyección mundial importante. Las ventas crecieron y fue un gran avance para las flamas”, comenta Velázquez.
En tienda en línea Fireball vendía una caja de flamas diaria, después de la transmisión del episodio todo cambio.
INICIANDO CONVIVENCIAS ALREDEDOR DEL MUNDO
El siguiente paso para Fireball es llegar hasta donde lo pidan. La flama ya cubre todos los estados de la República y para este 2021 ya se están concretando algunos acuerdos.
“Estamos por cerrar con dos cadenas a nivel nacional y en 2021 llegaremos a Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, España y Australia”.
Es por ello que la inversión proveniente de su ahora socio, se destinaría principalmente al tema de la distribución y de cómo cubrir la solicitud de estos países para tener acceso a la Fireball.
LOS INICIADORES DEL FUEGO
“Yo era un mortal de la Parrilla pero ya entras y es una comunidad. Todos nos conocemos, todos somos amigos, aunque encuentres diferentes parrilleros, todos comparten sus experiencias enfrente del fuego”, cuenta Daniel Aguirre.
A partir de esas vivencias, deciden imprimir en Fireball esa esencia y surgen los Firebross.
Estos integrantes de la comunidad parrillera, que han elegido a Fireball como un ingrediente de sus convivencias e invariablemente se han convertido en embajadores de la marca.
El trabajo no se siente como tal, Lina y Daniel están viviendo al máximo este proceso que se ha venido como una avalancha de aprendizaje.
“Los temas de exportación han comenzado a llegar y el aprendizaje también”, comparte Velázquez.
Esta llama lagunera ya está incontenible, 2020 representó un millón de flamas vendidas y el próximo año se visualiza más prometedor para este duo.
UNA LLAMA ÚNICA
Visualmente la flama de Fireball es encantadora, pero estas son las características que la hacen una experiencia única:
- Es accesible para todos.
- Es eco-friendly.
- Avalado por los tiburones.
- Flama más eficiente que cualquiera en el mercado, rápido encendido.
- Completamente los mejores en el mercado diseño.
- Accesibilidad en el tema de empaques
- Conexión personalizada con el cliente
“Nos dimos cuenta que la parrilla es el inicio de la unión, de la convivencia. Nos juntamos para divertirnos, para comer, para estar con nuestra familia y amigos; que mejor que el carbón no sea una problemática, que sea una solución para estar en contacto con todos”
Daniel Aguirre, fundador de Fireball
