Pertenezco a una generación que llegó al mundo digital cuando ya había aprendido a relacionarse en el mundo offline. Mis primeros amigos virtuales llegaron a los 20 años gracias al ICQ y recién hace pocos años comencé a hacer negocios con “desconocidos”.
Entendamos algo: quienes no nacimos digitales estamos aprendiendo a relacionarnos de otra forma y eso requiere un cambio de chip. Tengamos paciencia y disposición para aprender el poder de una nueva forma de generar relaciones que se pueden convertir en fuentes de proyectos y lazos muy rentables.
- Perdamos el miedo a equivocarnos. Habiendo sido formados en entornos donde el juicio social de la familia y amigos castigaba muy duro la equivocación, los no nativo digitales tenemos que repetir hasta memorizar el mantra de la innovación: equivócate mucho, equivócate pronto y equivócate barato.
El miedo a ser juzgados o fallar no puede ser más una premisa en un entorno de decisiones tan ágiles. ¿Tienes una idea? Dale forma mínima viable, lánzala, escucha y aprende. ¿Funcionó? Escala. ¿No funcionó? A otra cosa mariposa. En dos días nadie se acordará. - Aprendamos a perderle el amor a nuestras ideas. Domar al ego es una de las habilidades más comunes entre grandes líderes innovadores. Saber que una idea es solo eso, una idea, y que el camino hasta convertirla en un proyecto rentable pasa por modificarla, escuchar a otros o a veces desecharla porque, aceptémoslo, no todas nuestras ideas son buenas ideas. Y no pasa nada. Lo efímero del mundo digital es un gran maestro para el desapego.
- No le hables a desconocidos. Es una frase que podría servir para ilustrar libros de historia sobre cómo nos relacionábamos en el siglo XX. Hoy estás a un clic de cualquier persona, por celebridad inalcanzable que parezca. Bajo mínimos parámetros de seguridad y privacidad, por supuesto, estamos más cerca que nunca de ese socio, cliente o aliado que necesitamos y hoy no sabe que existimos.
Para transitar hacia estos nuevos modelos de pensamiento y relaciones, se me ocurren algunos ejercicios para comenzar a realizar:
- Júntate con los referentes de tu sector. Sí, júntate con ellos en LinkedIn, suscríbete a sus listas de correo, consume sus contenidos y desayuna escuchando su podcast. Sentir a esos referentes cerca te ayudará a interiorizar que realmente pertenecen al mismo entorno.
- Habla más de tus proyectos e ideas. Aquel tiempo de “no compartas tus ideas porque te las roban” es historia. Exponer tus ideas con conciencia de crecimiento te ayudará a que otros encuentren valor y se sumen. Comparte, sé generoso con tu creatividad, impulsa a otros, ponte como ejemplo.
- Genera inteligencia colectiva. El mayor regalo del mundo digital es la posibilidad de sumar. Únete a grupos privados en Facebook, canales de Telegram o grupos de Mastermind donde otros profesionales como tú están compartiendo su última lectura o un video que les haya interesado. Asume que eres parte de una comunidad.
Si te late ser parte de la mía, por ejemplo, te puedes sumar a mi lista de correos en dianatorres.mx
Tomemos las oportunidades de nuevas formas de pensar como puertas que se abren y no como barreras que nos alejan de aquello que no comprendemos. Esa es mi invitación.