Este 16 de octubre es una fecha especial para los torreonenses, ya que no solo se celebra el Día Mundial del Pan, sino que ahora se conmemora el Día del Pan Francés en Torreón. Esta celebración busca destacar la importancia cultural y gastronómica del pan, un alimento profundamente arraigado en la vida cotidiana de la región. Aquí te decimos el origen de la fecha.
Origen del Día del Pan Francés en Torreón
La elección del 16 de octubre para conmemorar el Día del Pan Francés en Torreón es reciente, y se debe a su coincidencia con el Día Mundial del Pan. Esta es una celebración internacional que honra la importancia de este producto en diversas culturas.
En La Laguna, el pan francés ha jugado un papel esencial en la identidad local, al ser consumido en más del 50 por ciento de las más de 200 panaderías de la ciudad, según José Luis Téllez Montes, director de Comercio y Turismo en Torreón.
El funcionario destacó que la declaración del pan francés como patrimonio de Torreón no solo fortalece el arraigo cultural de la ciudad; también proyecta su relevancia a nivel nacional e internacional, lo que atraerá más atención sobre la rica tradición gastronómica de la región.
Historia y tradición del pan francés en La Laguna
El origen del famoso pan francés lagunero se remonta a 1883, cuando la llegada del ferrocarril a la región impulsó la transformación de Torreón de un pequeño rancho a una ciudad en crecimiento. Con este desarrollo, surgieron diversos negocios, entre ellos panaderías que comenzaron a producir lo que hoy conocemos como pan francés.
Para 1890, la producción de este pan se consolidó no solo en Torreón, sino también en comunidades cercanas como Lerdo y San Pedro. Según el historiador Carlos Castañón, la llegada del ferrocarril fue clave para el crecimiento de la producción de pan en el noreste.
Características del pan francés lagunero
El pan francés de Torreón es una adaptación local de la tradicional baguette, elaborado con ingredientes simples como harina, levadura, sal y agua y horneado en hornos con bóveda cóncava que están recubiertos con ladrillo refractario. A pesar de sus similitudes con el alimento francés, el panadero lagunero hizo su propia versión, que ahora es un patrimonio cultural.
Este pan no solo se consume con platillos salados, sino también con opciones dulces, lo que lo convierte en un alimento versátil. De acuerdo con el historiador Castañón, el pan francés lagunero es la única aportación de La Laguna a la gastronomía mexicana, lo que refuerza su valor cultural.
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