Es claro que a Bibiana Candelas no la define su gran estatura sino su manera de enfrentar la vida.
Con 1.96 metros de altura, la voleibolista lagunera, ha alcanzado objetivos que la llevaron a triunfar en México y en el extranjero, así como a vencer las más duras batallas de la vida.
Actualmente es Head Coach del Equipo Representativo de Voleibol Femenil del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey y cuenta con maestría en Marketing.
Pero su historia comenzó en su tierra, cuando tenía apenas nueve años de edad en el Club GIMA, con el que participó en las mejores competencias a nivel nacional y en donde comenzó a destacar tanto, que con apenas 13 años de edad, fue convocada a la Selección Mexicana de la especialidad.
Eso le abrió las puertas de un impresionante destino.
A los 18 años emigró a Puerto Rico para terminar sus estudios de preparatoria y para jugar en la Liga de Voleibol Profesional de la isla caribeña.
De ahí llamó la atención de numerosas universidades de Estados Unidos y eligió defender a la Universidad del Sur de California, con las que ganó un par de campeonatos, una semifinal y fue tres veces elegida All American, además de que se graduó en la Licenciatura en Comunicación y Periodismo.
Tras cuatro años con las Mujeres de Troya, Bibiana dio el salto al voleibol de playa con la mira la finalidad de representar a México en unos Juegos Olímpicos.
“Mi sueño era ir a unos Juegos Olímpicos y tuve que tomar una de las decisiones más importantes de mi carrera; cambiar del voleibol de sala al de playa a pesar de tener una importante oferta de Italia. Fue empezar de cero y muchas personas estaban algo molestas con mi decisión o no pensaban que lo lograría, pero, fue a través de creer que era posible, que, junto con mi compañera, Mayra García y mi entrenador, Salvador González, logramos calificar para Beijing 2008”, relata la destacada deportista.
Antes de participar en la justa deportiva más importante del mundo, ganó medallas de oro y plata en los Juegos Centroamericanos del 2010, en Mayagüez, Puerto Rico, y posteriormente en 2014 en México. Además de obtener el cuarto lugar en Cartagena 2006, en la especialidad del voleibol de sala.
Obtuvo medalla de bronce en los Panamericanos de Río de Janeiro 2007, plata en Guadalajara 2011 y fue noveno lugar en Toronto 2015.
Pero la más dura de las batallas fue contra uno de los males que más aquejan a la humanidad, en el 2017 recibió una muy dolorosa noticia que la alejó de las canchas y de la arena por un largo periodo.
“Fui diagnosticada con linfoma de Hodgkin, es un tipo de cáncer que afecta los ganglios linfáticos y para mí fue un rival más, un reto más de los que tuve a lo largo de mi vida, y, aunque no lo conocía, sabía que podía utilizar las mismas herramientas que utilicé durante mi periodo activo; la constancia, mantenerse positivo, ser resiliente, trabajar en equipo y nunca dejar de creer que podría ganar esa batalla. Ya en marzo del 2020 tuve un trasplante de médula ósea y esa fue la prueba más difícil, pero se le pudo vencer”.
Hoy, Bibiana enfrenta un nuevo reto, ya que la vida le concedió el milagro de estar en espera de su primer hijo, al que espera ya con ansia y felicidad y para el que se prepara de la misma manera que lo ha hecho durante toda su vida.