El escultor Antonio Montenegro entiende que además de su obras, una forma de trascender para un artista es a través de sus alumnos, es por eso que parte de su trabajo es dedicarse a la formación de otros escultores.
Con una trayectoria muy larga en la escultura y más de 5 años desde que inició el proyecto de las clases, Antonio ha recibido a más de 80 estudiantes para conocer sobre la escultura, un arte por el que desarrolló el gusto desde que era niño.
La mayor inspiración de Antonio
Inspirado por el oficio de su papá, el joven escultor vio en la madera una materia prima para materializar sus sueños, diversos juguetes y piezas artísticas que desarrolló desde muy temprana edad.
“Mi gusto por la escultura surgió desde niño porque, como mi papá era carpintero, siempre lo veía haciendo cosas y a mí la forma de comenzar en la escultura era que con la madera sobrante de mi papá empezaba a hacer mis propios juguetes y de ahí comenzó a surgir el gusto”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
Al pasar el tiempo su trabajo se refinó por piezas más artísticas, gracias en parte a clases privadas de escultura, pero siempre consideró que su aprendizaje individual influyó más en su obra, teniendo mucho tiempo libre gracias a la pandemia de COVID-19.
La mitología como fuente de inspiración
Para Antonio Montenegro, la escultura, a diferencia de otras artes, permite una mayor convivencia entre las personas y la obra, es por eso que se decidió por ella.
“Lo que me gusta de la escultura es que a diferencia de otras artes como el dibujo o la pintura, comparte el espacio contigo, entonces me gusta crear algo crear algo y que eso comparta el espacio contigo”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
Las historias fantásticas que rodean la mitología de diferentes culturas son su principal fuente de inspiración. Héroes y dioses son la temática de sus esculturas.
“En la pandemia empecé a hacer esculturas en madera principalmente, que era mi fuerte y la primera que hice fue un tiki, de unos 90 centímetros de alto. Es una escultura de la mitología hawaiana. Con esa empecé y a partir de ahí seguí haciendo dioses, ahí surgió mi gusto por la mitología de diferentes ciudades y épocas”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
Su proceso creativo
Todo arte u oficio lleva un proceso y la forma en la que Antonio realiza sus obras también es ordenada.
“No soy muy buen dibujante, hay veces que sí hago bocetos rápidos, nada más como para plasmar la pose o la figura que quiero transmitir. Después empiezo con un boceto a escala normalmente en plastilina, que es un material muy fácil de manejar y a partir de eso ya plasmo la escultura que va a ser al final. Normalmente me piden de madera”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
El escultor comparte que sus obras más grandes toman en promedio 2 meses, se trata de esculturas de más de dos metros, realizadas con madera o fibra de vidrio.
“De las más grandes que he hecho, esculturas de cuerpo completo de madera son de 2 metros 20 y cada una me toma un promedio de 2 meses. Una que fue un poco más grande pero era un bajo relieve, era un sol y medía 3 metros y medio”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
El trabajo de Antonio ya se ha exhibido en un emblemático punto de Torreón, el Puerto Noas, donde presentó al aire libre y dentro de la galería sus diferentes obras de muchos tamaños.
Trascender a través de la docencia
Otra de las pasiones de Antonio es dar clases de escultura, pues a él le hubiera gustado tener una educación más formal en cuanto a su arte y haber compartido el aula con otros talentos como él.
Es por eso que, a través de varias modalidades, han pasado por su taller más de 80 estudiantes.
Ofrece desde cursos intensivos que llevan una metodología enfocada a ciertos conceptos y con un periodo de tiempo de 6 u 8 semanas.
También tiene una actividad llamada Club de escultura, donde las personas van a pasar el tiempo y aprender nociones de escultura sin el estrés de una clase formal.
“La enseñanza surgió porque a mí me hubiera gustado estudiar de manera profesional la escultura y las clases que tomé, como eran particulares, prácticamente era yo solo con el maestro y sentía que me faltaba la convivencia con los demás.
“Quería impartirlo de manera distinta, me gusta enseñar guiando a los alumnos paso a paso y voy como planeando y estructurando lo que van a aprender y no tanto que sea como sin sentido”.
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
A las personas que quieren iniciar en la escultura, recomienda comenzar en cualquier punto en el que se encuentren, ya sea que tengan algo de práctica o no y que no siempre se necesita una enseñanza formal para lograrlo.
Uno de sus sueños, es crear un modelo de aprendizaje para todos aquellos que quieran aprender, pero al mismo tiempo practicar.
“Me gustaría verme en un taller grande, enseñando a futuras generaciones de escultores en trabajos prácticos. A la par que me ayuden en obras mías, yo poder ayudarles de manera docente en obras particulares.”
Antonio Montenegro, escultor lagunero.
“La forma de trascender de un artista, además de su obra es a través de sus alumnos. La forma en la que enseña”, comenta de manera determinada.